La visita de Pedro Sánchez a Valencia este jueves 22 de mayo de 2025 ha estimulado una ola de indignación contra el Gobierno socialcomunista entre los afectados por la Dana del pasado octubre.
Bajo el lema «El que huye no puede volver«, diversos colectivos ciudadanos han organizado una movilización viral para recibir al mandatario en la Plaza del Temple a las 09:30 horas, donde está prevista su reunión con las tres asociaciones de víctimas de la catástrofe.
Esta será la primera visita oficial de Sánchez a la zona desde los devastadores acontecimientos del 29 de octubre, una ausencia que le ha valido el apodo de «el galgo de Paiporta» entre muchos valencianos, en referencia a su precipitada huida de la localidad cuando fue increpado por vecinos durante su visita tras la tragedia.
La agenda del presidente contempla un encuentro en la Delegación del Gobierno con las asociaciones de damnificados por la Dana, quienes le trasladarán sus reivindicaciones y le pedirán explicaciones por lo que consideran una «falta de apoyo y sensibilidad» durante los momentos más críticos de la emergencia. La reunión está prevista para las 11:00 horas, pero los manifestantes han decidido adelantarse para mostrar su descontento desde primera hora.
La Plaza del Temple, epicentro de la protesta, ya fue escenario de multitudinarias manifestaciones en los días posteriores a la catástrofe, cuando miles de valencianos salieron a las calles para exigir responsabilidades políticas por la gestión de la emergencia. Ahora, siete meses después, ese malestar sigue latente y amenaza con recibir a Sánchez con una sonora pitada.
La huida de Sánchez en Paiporta, origen del malestar
El origen del sobrenombre «el galgo de Paiporta» y del lema de la protesta se remonta a la polémica visita del presidente a esta localidad valenciana, una de las más afectadas por la dana. En aquella ocasión, Sánchez se vio obligado a abandonar precipitadamente el lugar escoltado por agentes de seguridad ante los abucheos y reproches de vecinos desesperados que le recriminaban la tardanza en la llegada de ayudas.
Aquellas imágenes, que dieron la vuelta a España, se han convertido en un símbolo del descontento ciudadano con la gestión gubernamental de la catástrofe. Los organizadores de la protesta de hoy consideran que el presidente «huyó cuando más se le necesitaba» y ahora «no puede volver como si nada hubiera pasado». Recuerden, además, que rápidamente desde el Gobierno le echaron la culpa a grupos organizados de ultraderecha, algo que se desmintió igual de rápido que salió él por patas.
Un clima político crispado
La visita de Sánchez a Valencia se produce en un contexto político nacional especialmente tenso. Apenas hace doce días, el 10 de mayo, el PP y Vox unieron fuerzas en una manifestación en Madrid para pedir la dimisión del presidente y la convocatoria de elecciones, en una protesta que reunió a miles de personas en la Plaza de Colón.
Aquella concentración, convocada por más de 120 asociaciones bajo el lema «Por la dignidad de España: Sánchez dimisión, elecciones ya», evidenció el clima de crispación que vive la política española. Los manifestantes expresaron su descontento por la crisis eléctrica que provocó un apagón masivo en todo el país y por los casos de corrupción que, según denunciaron, rodean al Ejecutivo.
Imágenes de Valencia tras el paso de la DANA.
En ese contexto, la protesta de hoy en Valencia añade presión a un Gobierno que afronta varios frentes abiertos. Mientras Sánchez se reúne con las víctimas de la dana, en Madrid la Asamblea aprobará el dictamen de la comisión de investigación sobre el caso Begoña Gómez, y la ministra de Educación comparecerá en la comisión del Senado sobre el caso Koldo.
La gestión judicial de la dana
Paralelamente a la visita presidencial, el Juzgado de Instrucción 3 de Catarroja continúa tomando declaración a testigos en el marco de la causa judicial abierta por la gestión de la dana. Las investigaciones buscan determinar si hubo negligencia por parte de las administraciones en la gestión de la emergencia y en los avisos a la población.
Este proceso judicial mantiene en vilo a la administración autonómica porque digamos que no está siendo todo lo ejemplar que podría.
