Armas, móviles, drogas, música, cámaras, sexo, fiestas, piscinas, aires acondicionados y mucho más
Según el Informe Space I-2019, en Europa hay 1.540.484 presos metidos en la cárcel. Ello arroja una tasa de encarcelamiento de 106 reclusos por cada 100.000 habitantes.
España tiene 126 internos por cada 100.000 habitantes.
Los países con las tasas de encarcelamiento más altas son Rusia (386), Turquía (329), Georgia (270), Lituania (232), Azerbaiyán (218), la República Checa (203), Moldova (197), Polonia (190), la República Eslovaca (189), Montenegro (186), Albania (185), Letonia (183) y Estonia (181).
Sin tener en cuenta los países con menos de 300.000 habitantes, las tasas de encarcelamiento más bajas corresponden a Islandia (40), Finlandia (50), los Países Bajos (56), Suecia (60), Noruega (61), Bosnia y Herzegovina (66), Eslovenia (67), Dinamarca (69), Armenia (76) y Alemania (77).
El número de reclusos en España ascendía a 58.983 en enero de 2019, una cifra similar a la de Italia (60.125) y muy lejos de Rusia (563.166 reclusos), Turquía (269.806) o Reino Unido (91.724), pero también muy distanciada, por ejemplo, de Portugal (12.867).
De los casi 60.000 presos que hay en España, el 10% son marroquíes, muy por encima del número de colombianos, argelinos y rumanos.
Y ninguno quiere ser enviado a Marruecos.
Ningún preso marroquí ha solicitado jamás cumplir condena en una prisión de su país de origen: “Quieren quedarse en España a cualquier precio”.
“Se niegan a llamar a ningún organismo marroquí, porque tienen miedo de que los envían allí para cumplir alguna pena pendiente”.
La preferencia de los marroquíes por las cárceles españolas es tal que algunos incluso llegan a recomendar a sus cómplices, aún en libertad y en Marruecos, que se vengan a España a delinquir.
No hace tanto que en una de las cárceles más grandes de Aragón, se interceptó la llamada de un preso marroquí a un ‘compinche’ en Rabat:
“Le dijo que aquí las cárceles eran estupendas, que se viniera para España porque, si le pillaban, iba a vivir mejor”.
En cualquier caso, nadie esta por gusto en la cárcel.
La prisión, como ha dejado patente el cine, suele ser un lugar infecto, caracterizado por el hacinamiento, la suciedad, el abandono, la violencia y las drogas.
Pero como todo en esta vida, siempre hay excepciones como se ha encargado de documentar el autor del blog «Entre el caos y el orden».
- 1. En el primer puesto de esta clasificación encontramos el penal de Halden Felgsen, en Noruega. La cárcel, que acoge en estos momentos al facineroso Anders Behring Breivik, autor de la masacre de la isla de Utoya, es conocida como la prisión más humana del mundo. Además del especial trato que reciben los reos allí (por ejemplo el equipo de seguridad normalmente está desarmado), destaca el lujo de sus instalaciones y estancias. Cada habitación está dotada de pantalla plana de televisión, luz natural, mobiliario moderno, baño y nevera y a cada docena de ellas le corresponde una cocina y una sala de estar. Entre la oferta cultural de la que pueden disfrutar sus 252 presos se encuentran actividades y lugares tan dispares como lecciones de música, librería, rocódromo, estudio de grabación, gimnasio, campos de baloncesto y de fútbol…
- 2. Una simple búsqueda en Google nos muestra las impresionantes instalaciones del Centro de Justicia Leoben, en Austria, cuya estructura recuerda más al de un complejo de negocios que al de una cárcel. Las dos inscripciones que encontramos en su perímetro nos recuerdan la filosofía de este lugar: «Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos» (tomada de El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos) y «Toda persona privada de libertad será tratado con la humanidad y con respeto a la dignidad inherente al ser humano». La cárcel tiene capacidad para 205 presos que se alojan en habitaciones con baño y cocina independientes (algunas incluso de matrimonio), ventanas de cristal irrompible de suelo a techo, escritorio y estanterías.
- 3. De nuevo en Noruega, situada en la isla de Bastoey, encontramos la primera cárcel ecológica del mundo, capaz de autoabastecerse de comida y energía a través de paneles solares y huertos. Por supuesto los presos adquieren un gran sentido de la responsabilidad medioambiental.
- 4. Damos el salto de continente para viajar hasta Filipinas. En la ciudad de Cebu encontramos otra singular cárcel que se caracteriza por las terapias de choque con los 1500 presos que albergan sus celdas. Una de sus actividades es la realización de espectaculares coreografías como la del popular tema «Thriller» que ya han visto casi 50 millones de almas en YouTube.
- 5. En medio del caos de los presidios venezolanos encontramos un reducto donde reina un particular orden. Hablamos de la cárcel de San Antonio, en isla Margarita. Allí los 20.000 presos han instaurado un régimen propio en el que la única restricción es que no se pueden marchar; fuera de eso, armas, móviles, drogas, música, cámaras, sexo, fiestas, piscinas, aires acondicionados y mucho más — siempre y cuando lo pueda pagar. Merece la pena leer este reportaje firmado por un periodista del New York Times que se adentró en los muros de este lugar.
- 6. La prisión de San Pedro en La Paz (Bolivia) es una auténtica ciudad dentro de otra. Cada uno de los 1700 presos puede alquilar o comprar una celda de distinta calidad y para conseguir el dinero puede trabajar en cualquiera de los negocios «legales e ilegales» que existen como restaurantes, hoteles o peluquerías. Además es habitual ver niños por alguna de las plazas ya que los reos pueden ir acompañados de sus familias. También se encargan de elegir sus propios líderes que dictan y hacen cumplir as leyes que rigen el centro.
- 7. Terminamos esta fastuosa clasificación (siempre bajo el criterio del citado bloguero) con un caso español, el de la cárcel de Aranjuez donde los presos tienen la posibilidad de convivir en módulos familiares con sus parejas y niños de hasta 3 años de edad. Tan solo 18 parejas cumplen las condiciones exigidas para gozar de este «privilegio» en Aranjuez, de un total de 1.697 reclusos que hay en el centro.