Sus víctimas preferidas eran veinteañeras que caminaban solas por las zonas más despobladas de los suburbios
Es un pájaro de mucho cuidado, y lo tiene muy claro.
Ha confesado a sus compañeros de celda que volverá a las andadas en cuanto se le presente la mínima ocasión. Los informes forenses indican que no está rehabilitado. No en balde ha pedido la Fiscalía a los mossos que lo vigilen de cerca: «Es consciente de que es un enfermo y que volverá a reincidir». (La despiadada carta a la novia embarazada del guardia civil de ‘La Manada’).
Gregorio Cano Bertri, más conocido como ‘el violador de la Verneda’, sale de la cárcel de Brians 2 situada en el municipio barcelonés de de Sant Esteve Sesrovires este jueves 3 de mayo de 2018, tras haber cumplido 20 años de una pena de 167, por agredir sexualmente a 17 mujeres. Y lo intentó también con otras 40.
Este sujeto, uno de los mayores violadores de la historia de España, ya solició en su día la castración química, pero se la denegaron, y para colmo tiene problemas de drogas, excusa que pone siempre que lo pillan. (El gruñido del histórico policía de la manada podemita: «¡Fue una orgía promovida por ella!»).
De nada le ha servido haber hecho el programa SAC ‘Sexo, Agresión y Control’, terapia grupal donde los internos que van cuentan el delito, cómo ocurrió, cuál fue su motivación, o si están arrepentidos, y todos han hecho oídos sordos a una de sus reiteradas peticiones: «Pegadme un tiro».
Cuando fue detenido, el 9 de mayo de 1998, este hijo de un Guardia Civil y hermano de un policía, trabajaba como mozo de El Corte Inglés y estaba a punto de casarse.
Las víctimas de Gregorio eran veinteañeras que caminasen solas por zonas más despobladas de los suburbios. Las asaltaba a punta de navaja y la obligaba a practicarle una felación.