Rosa Villacastín – El Abanico – De aquellos polvos, estos lodos.


MADRID, 26 (OTR/PRESS)

Al final ha ocurrido lo que todos pensamos que ocurriría tarde o temprano: Alfonso Diez, el ex acompañante de la duquesa de Alba, ha pasado por caja, a cambio de contar en el BOE del corazón cómo ha sido su relación sentimental con Cayetana de Alba.

Una entrevista en la que cuenta cuando la conoció -en el otoño de 1973, cuando estaba a punto de contraer matrimonio con Jesús Aguirre-, el impacto que le causó y lo mucho que ha pensado en ella a lo largo de los últimos años, aún a sabiendas de que su obsesión por la aristócrata no tenía futuro. Ni siquiera después de que se quedase viuda tras la muerte de Jesús Aguirre, un hombre que supo ganarse la confianza del duque de Huescar, el primogénito de los Alba, y que se entregó en cuerpo y alma a poner en orden un patrimonio que es uno de los más importantes de nuestro país. Quizá el único que permanece intacto pese a las inclemencias de las diferentes crisis que ha atravesado nuestro país.

De ahí que cuando a Alfonso se le presentó una segunda oportunidad la aprovechase sin miramientos. El reencuentro tuvo lugar una tarde en un cine de Madrid, una fecha que no olvidará porque le dio la oportunidad de cortejar a Cayetana, sin pudor alguno, a sabiendas de que su estado físico estaba ya muy deteriorado o, seguramente por eso mismo, porque sabía de la necesidad de cariño que tenía una mujer que no se resigna a envejecer, a gustar, por más que haya pasado la barrera de los 80.

Me consta que hay gente que piensa que por qué no, que por qué un hombre de 57 no se puede enamorar de una mujer de 80, si ésta le corresponde. La explicación por dura que parezca es sencilla, al menos en este caso concreto: nadie duda de que lo que buscaba Alfonso era el reconocimiento social que no tiene, que no ha tenido y que podría haberlo tenido si se hubiera convertido en el tercer Duque de Alba, con lo que eso supondría para él, tanto a nivel personal como económico. Y a punto estuvo de conseguirlo, si no hubiera sido porque la mala salud de la duquesa lo ha impedido. Eso y la posición de los hijos, claramente en contra de una relación que sólo disgustos podía traer a su madre.

Que Alfonso Diez haya roto su silencio ahora, cuando apenas ve a Cayetana por que ésta se ha dado cuenta de que el verdadero cariño se lo dan sus hijos, demuestra que quiere lavar su imagen y ganar dinero fácil, ahora que sabe con certeza que ya no habrá boda de tronío. Espero no equivocarme si digo que no será esta la primera incursión que hace en un medio de comunicación, previo pago, eso sí.

Hablar de los entresijos de los Alba puede serle muy rentable en un futuro si sabe dosificar sus apariciones públicas. Por menos, otros se han forrado. De momento ahí están sus primeras declaraciones, comedidas, elogiosas para Cayetana, porque no se trata de levantar la liebre antes de tiempo, pero veremos qué ocurre cuando se enfrente, que se enfrentará, a periodistas dispuestos a saberlo todo de una relación que sorprendió y escandalizó a una buena parte de la sociedad española. Quizá entonces conozcamos de verdad a un hombre, cuya vida, hoy por hoy, sigue siendo un misterio, aunque me temo que no por mucho tiempo.

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