MADRID, 7 (OTR/PRESS)
Mucho se ha repetido, y se repite, que tanto Zapatero como Rajoy se la jugaban en función de los resultados de la votación de este domingo. Uno más que otro, pero, según la opinión más extendida, sobre las cabezas de ambos habrían de caer las papeletas de las urnas. Personalmente, me permito dudarlo: las de este domingo han sido apenas unas elecciones para cubrir los escaños correspondientes a España en el Parlamento europeo. Un Parlamento cuya presidencia está ya, incluso, casi decidida (al polaco Buzek le correspondería la primera mitad de la legislatura, y al socialista Schulz, la segunda). Un Parlamento que tendrá que agilizar no poco su funcionamiento para adecuarlo a los nuevos tiempos que se exigen de Europa, pero que, hoy por hoy, resulta una Cámara más bien sesteante.
Me parece que no se pueden extrapolar las cosas. A Rajoy se le van colocando vallas para una carrera de obstáculos convocada por su propio partido. A Zapatero se le quiere pasar factura de la crisis y de los errores cometidos por él y por su Gobierno en unos comicios que a veces, en la campaña, parecían unas elecciones legislativas o presidenciales, pero que, en realidad, no eran sino eso: unas europeas. Para lo bueno, para lo malo y para lo importante y lo insignificante.
Tengo para mí que, dentro de no muchas semanas, los resultados de estas elecciones habrán quedado olvidados, o casi. Lo importante viene ahora: la pelea territorial de las autonómicas y locales de 2011 y, claro, la lucha por el poder total en las generales de 2012. Ambas votaciones, e incluso las catalanas del año próximo, están aún muy distantes. Me parece, así, que no hay que sacar conclusiones anticipadas de lo ocurrido este domingo. Y menos aún magnificar los resultados; unos resultados que (quiero ser honesto con usted, amable lector) desconozco cuando, en la tarde de este domingo, escribo este comentario. Pero lo cierto y verdad es que los datos me son casi indiferentes; tan seguro estoy de que aquí y ahora no se la juega nadie… excepto, desde luego, quienes van en puestos inseguros en las candidaturas.
FERNANDO JAUREGUI
