José Cavero – Lo que suponemos que esperan Rajoy y Zapatero


MADRID, 7 (OTR/PRESS)

¿Con qué actitud han acudido a las urnas los dirigentes políticos españoles? Todos, naturalmente, con el vivo deseo de ganar y con la esperanza de que, al final de la jornada, cuando se produzca el escrutinio, no se vean en la necesidad de justificar «por qué no fue posible» obtener más votos y escaños de los que finalmente lograron, pese al evidente esfuerzo que los dirigentes políticos efectúan ante cada elección.

Pero salta a la vista que las interpretaciones «a priori» de lo que puede suceder en unas elecciones, horas antes de que se conozcan los resultados últimos, son muy distintas, dependiendo quién realice tales interpretaciones. Por ejemplo, es muy probable lo que sostiene «El País» en su principal titular de portada: «Rajoy se juega su liderazgo y Zapatero la estabilidad. El mal resultado del PP reabriría la batalla sucesoria». Nadie sabe si es igual de cierto lo que proclama «El Mundo»: Que el PP busca un gran triunfo (seguro) y el PSOE se conforma con empatar.

¿Se conforma? Seguro que también aspira al grandísimo triunfo sobre el contrario… Y que Rajoy está seguro de consolidar hoy su liderazgo. Por su parte, dice de Zapatero, este diario que ayer reclamaba «un castigo para él», que cree que el resultado será sólo una anécdota en la legislatura. ¿De verdad cree tal cosa? Más cierto y comprobable es lo que asegura «ABC»: Que PP y PSOE han efectuado la máxima movilización para esta cita electoral, reclutando a más de 200.000 personas como apoderados e interventores. Es decir, en una cosa coinciden: en la necesidad de poner todos los recursos en su mano para vencer…

También «La Razón» apunta al miedo a la abstención: «El fantasma de la abstención nubla las previsiones de los partidos», asegura. O el recurso tópico de «Público»: «Europa se la juega y España también. Una alta abstención reforzaría la extrema derecha». Rajoy encara la cita como unas primarias de las generales y Zapatero como el desquite de los comicios de Galicia. Tal vez… O el no menos tópico recurso y los lugares comunes de «La Vanguardia»: «las elecciones europeas dan la palabra a los ciudadanos, entre el temor a la crisis, la suspicacia y la esperanza…».

La gran verdad es que los españoles elegimos a nuestros representantes en Europa en una jornada electoral marcada por el fantasma de la abstención. Los colegios electorales abrieron sus puertas a las 9.00 horas para elegir a los 50 diputados al Parlamento Europeo, aunque se teme una baja participación. ¿Del cincuenta y cinco por ciento, del sesenta? Tal vez. Más o menos, la misma que se viene produciendo y se producirá hoy mismo en los otros países de la UE, también escasamente entusiasmados por lo que se juega en estas urnas de junio: La renovación de un Parlamento que no termina de alcanzar la plena soberanía de un parlamento democrático, –aunque tenga atribuciones crecientes–, sencillamente porque las instituciones «mayores» –Consejo de jefes de Estado y de Gobierno y Comisión Europea– siguen pensando que aún no se ha alcanzado la mayoría de edad para dotar de todas las facultades posibles a la representación popular, y porque aún prefieren mantener un cierto liderazgo y control sobre el «gran invento» que es la Europa Unida…

Pero esas son las consideraciones globales, que en unas elecciones como éstas apenas se llegan a plantear porque nos resulta más fácil centrarnos en los asuntos nacionales y en si es adecuada o no la forma de afrontarlos, o conviene castigar a unos y alentar a otros mirando ya unas futuras elecciones estrictamente nacionales. ¿Tienen distintas concepciones Rajoy y Zapatero sobre la Europa Unida, su presente y su futuro? Ni lo sabemos ni probablemente nos llegue a importar.

«No toca», sencillamente, este debate ni esta cuestión. Aunque sí lo hayan abordado algunos dirigentes de las «opciones menores», los nacionalistas moderados y los nacionalistas radicales, a los que gustaría otra Europa diferente y más conveniente para sus propias ideas de un país, un Estado y una confederación de países y de Estados… En cambio, sí se enjuician las medidas de Zapatero para afrontar la crisis económica, o la nula cooperación del PP para ayudar en ese trance difícil de la economía nacional. O el uso del Falcon, o los trajes de Camps…

JOSE CAVERO

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