Carmen Tomás – Un presidente que no preside.


MADRID, 16 (OTR/PRESS)

La presidencia de turno de la Unión Europea iba a ser para Zapatero una foto permanente que desviara la atención sobre los problemas internos. Además, por supuesto, de un gasto exagerado e inútil. Pero, hete aquí que la presidencia de turno se ha convertido en nada y no sólo por el nombramiento de un presidente fijo, sino porque una vez más ha quedado patente que cuando hay problemas Alemania y Francia se las arreglan solitos para imponer al resto cuándo hay que hacer qué cosas y cómo.

Este fin de semana, con motivo de las reuniones que se han celebrado para abordar el problema de Grecia y la estrategia a seguir sobre la crisis económica y las medidas adoptadas, hemos visto a un Zapatero ausente. Ni convocó él la reunión. Pero mucho más visible fue, como cuenta El Confidencial Digital, lo que ocurrió el jueves 11 durante la reunión extraordinaria del Consejo Europeo. Zapatero se enteró de lo acordado por Merkel, Sarkozy y Brown por escrito, ya que le invitaron al desayuno privado. No le avisaron de ese encuentro al que los tres líderes europeos llegaron en sus blindados, mientras Zapatero circulaba en autobús, blindado pero autobús.

Dada la situación de Zapatero en España y desde hace un par de semanas en el mundo, nada de esto es baladí, ni puede ser catalogado de anécdota. En Moncloa tienen un cabreo monumental y ya se buscan culpables. Parece que Bernardino León lleva de momento todas las papeletas. El crédito de Zapatero es menguante y así se lo han dicho los mercados y sus socios -desplantes incluidos- que no cuentan con quien difícilmente puede dar ideas para arreglar las cosas si no sabe solucionar los de su propia casa. Tenemos graves problemas y hoy el presidente del Gobierno cuenta con una nueva oportunidad de demostrar a los ciudadanos y, aunque diga que no habla para ellos, también a los mercados, que tiene un plan para sacarnos de la crisis. Hoy en el Congreso debería hacer primero un buen diagnóstico de la situación y sin ambages y tapujos decirles a los españoles qué va a hacer para solucionar los problemas. Volver al rollito del gasto social, de los derechos de los trabajadores o si sigue escudándose en el diálogo social o en el Pacto de Toledo para no entrar en las reformas imprescindibles demostrará que le importa poco lo que le está ocurriendo a España y a los españoles y que no se equivocan los que piensan que su única preocupación es ganar tiempo para mantenerse en el poder.

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