MADRID, 5 (OTR/PRESS)
No conozco a Rajoy. Bueno, le conozco de lejos, es decir llevo años siguiendo su trayectoria política escribiendo de sus actuaciones como dirigente del PP, ministro, vicepresidente y asistiendo a sus intervenciones en el Parlamento. Pero no estoy entre quienes cuando se refieren a él dicen eso de «Mariano me ha dicho…» o «he encontrado estupendo a Mariano» o «he estado con menganito que el sábado cenó con Mariano…». De manera que no sé realmente qué clase de persona es más que por como le he visto actuar durante tantos años en política, y es precisamente por tantos años de observación de la política nacional por lo que creo que nuestro presidente no se tiró a la piscina sin saber si había agua. Me refiero a su decisión, anunciada en Bruselas, de que España no cumplirá con el objetivo del déficit previsto y que el objetivo del Gobierno es más de un punto sobre ese 4,4 que nos habían fijado en la UE.
Vaya por delante que creo que el presidente ha hecho lo que tenía que hacer al no aceptar un compromiso que no podía cumplir, que era el del déficit del 4,4 por ciento. A mí me parece que es más serio decir lo que uno puede o no hacer que discursear sobre objetivos que se sabe que no se van a poder llevar a cabo.
Eso sí, imagino que a Mariano Rajoy no le habrá sido fácil convencer a sus homólogos europeos de que en vez del 4,4 de déficit España se fijaba el 5,8. Pero lo ha conseguido, y supongo que es porque tiene un plus de credibilidad ante sus colegas europeos que pertenecen a su mismo club, el club conservador. En todo caso lo que no me creo es que nuestro presidente hiciera el anuncio sin encomendarse a nadie y que los mandamases de la UE se enteraran por la rueda de prensa. Ya lo he dicho, aunque no le conozca bien creo que tiene la experiencia y prudencia necesaria para no tirarse a la piscina sin saber si hay agua, y menos a la «piscina» de aguas heladas que es la UE.
Desde luego, el anuncio de Rajoy ha sido estupendamente acogido por todos los sectores económicos y buena parte de los políticos en nuestro país. Que el secretario general del PSOE saliera de inmediato a decir que apoyaba al presidente tenía también algo de poco improvisado, pero que ha quedado igualmente bien. Me parece a mí que con la que está cayendo en algunos asuntos es imprescindible que nuestro país dé una imagen solvente y para eso es imprescindible el apoyo puntual del principal partido de la oposición.
De manera que al presidente Rajoy le ha salido redonda la jugada. Las comunidades autónomas han suspirado aliviadas, los sindicatos no pueden poner un «pero» a la medida y el principal partido de la oposición, amén de CiU y PNV, le apoyan; los empresarios, no digamos. Supongo que para Mariano Rajoy ha supuesto un alivio saberse respaldado al menos en este tramo del camino, un camino que no es otra cosa que una carrera de obstáculos, porque eso es lo que supone gobernar la crisis.