Rafael Torres – Al margen – La Kirchner, al rescate de la Corona.


MADRID, 18 (OTR/PRESS)

Providencialmente para el Monarca, la Evita de ahora, Cristina Fernández de Kirchner, se montó la historia de YPF-Repsol, bien que por haberle fallado en agraz, al constatar que Inglaterra seguía teniendo escuadra, lo de Las Malvinas. Era el día en el que, al escándalo del safari, se sumaba el de la visita tardía y fugaz de la reina a su hospitalizado marido, un visto y no visto que si a los gitanos, tan devotos de sus enfermos, horrorizaría, también dejó estupefactos a los payos. El mismo día en que Diego Torres, el socio de Urdangarin en Noos, aportaba al juez que instruye su causa unos correos que podrían implicar al Rey en alguno de los chanchullos de la benemérita fundación de mecenazgos varios, y el mismo día en que, tirando del hilo de la cacería, se llegaba al ovillo del paganini de la misma, al parecer el encargado de los negocios de la Casa Real de Arabia Saudí en España. Venían mal dadas para la Corona, ciertamente, las cosas ese día, pero entonces la Kirchner se hizo con todas las portadas de los periódicos y con todas las cabeceras de los noticiarios merced a su ocurrencia, bastante peronista, de brindarles a los descamisados su faena a Repsol.

Tampoco le vino mal la exacción argentina al ministro de Justicia, Ruiz Gallardón, que ese día, ese mismo día, anunciaba bajito, así como él hace, como hablando para el cuello de la camisa, la reinstauración en España de la cadena perpetua, bien que con otro nombre más alambicado. E incluso a Ana Mato, la de Sanidad, le benefició el eco de lo que algunos medios trabucaires presentaron como declaración de guerra, lo de YPF, al asordinar la enormidad en la que anda, cobrar las medicinas, las muchas medicinas que usan por ser ello tristemente consustancial a la edad provecta, a los jubilados.

Providencialmente para el Monarca y para su tambaleante Corona, inmersos ambos en el marasmo de una generalizada desafección, Cristina Fernández de Kirchner, la Evita de ahora, montó el pollo con lo de la petrolera. Copó las portadas y los editoriales. Sin embargo, hay noticias y hechos que ya no se despegan de la realidad ni con agua caliente.

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