Victoria Lafora – Hacerse valer


MADRID 7 (OTR/PRESS)

Los datos de la última encuesta del CIS le han venido como anillo al dedo a Alberto Garzón para ajustar al alza las condiciones de su pacto con Podemos. Cuando quedan horas para cerrar las negociaciones, la supervivencia de las siglas IU y el lugar de sus militantes en las listas, se revelan como los peores escollos en una integración que Pablo Iglesias desdeñó en diciembre y que ahora se ha convertido en su tabla de salvación.
El CIS, el mejor barómetro de todos los publicados por su cifra de encuestados, ha sido demoledor para Podemos. El postureo de su líder, el juego de distancias cortas, la teatralización de la política, los desplantes y las chulerías le pasan factura. Muchos de los que les votaron se van. Curiosamente se llevan su voto a unas siglas a las que Iglesias calificó de «viejunas», cargadas de deudas y a las que no perdonó el que no apreciaran su brillante porvenir.
El pasado, cargado de historia y de coherencia, va a salvar a los jóvenes profesores universitarios que midieron mal sus fuerzas. Comenzaron haciéndole el favor a Garzón de abrirle un hueco en sus filas, pero enviando al vertedero a Izquierda Unida y han terminado ofreciendo la vicepresidencia del Gobierno a Pedro Sánchez, una vez que el PSOE se vaya por el sumidero.
Demasiado demoledor. Demasiada prisa. Primero tienen que cerrar el acuerdo y luego ganar las elecciones. La democracia es así. Haría mal Garzón y los suyos en no aprovechar la coyuntura para ser especialmente exigentes en las condiciones de la integración. Tienen, como defiende Llamazares, que no perder el grupo propio en el Congreso. Será la única forma de no hacerse coparticipes de las «performances» de Pablo Iglesias, que avergüenzan a la vieja militancia de un Partido Comunista que tanto contribuyó a traer, sostener, y mejorar las libertades en este país.
También debería Garzón hacer un análisis sosegado de los datos del CIS no limitándose a sumar los votos de ambas formaciones como si toda su militancia les fuera a seguir en la aventura. Porque cabe preguntarse si los votos que pierde Podemos y que se iban a sumar a IU no se quedarán ahora en su casa. En el fondo se les está diciendo: «no querías caldo, pues toma dos tazas».
Garzón no puede convertirse en una comparsa mas de esa escena cinematográfica que tanto le gusta protagonizar a Pablo Iglesias: el, camisa remangada, caminando por los pasillo del Congreso y un paso por detrás Bescansa, Montero, Mayoral y (cada vez menos) Errejón.
El cine es cultura y entretenimiento. La política es el instrumento que permite solucionar los problemas de una sociedad abatida por la crisis económica y donde tres millones de españoles han dejado de ser clase media.

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