Manuel del Rosal: «¿Y si Inglaterra tuviera razón con el Brexit?»

Manuel del Rosal: "¿Y si Inglaterra tuviera razón con el Brexit?"

Sócrates y Séneca se suicidaron por inteligencia, y la Europa que ellos iluminaron, se suicida por estupidez” Arturo Pérez Reverte.

“Yo sostengo desde siempre que Europa no es tal, que es un conglomerado de nacionalismos que tan solo tienen en común una moneda y que está dirigida por un conglomerado de banqueros, tiburones y multinacionales que están muy por encima de los estados a los cuales utilizan para sus fines”.

Hace 2.500 años los griegos hicieron una alianza entre sus ciudades – estado para, lideradas por Esparta y Atenas, detener la invasión de los persas. Era una lucha entre la barbarie y la civilización europea. Dos batallas fueron decisivas para que el inmenso ejercito de Jerjes huyera; la batalla de la Termópilas y la batalla de Salamina. La civilización europea se salvó de la barbarie asiática.
Desde hace años Europa está siendo invadida por los ejércitos de un relativismo atroz que está destruyendo sus valores y por una estupidez supina que está destruyendo sus instituciones. Y no podemos decir que es peor, si la invasión de los ejércitos de Jerjes o la invasión del relativismo y de la estupidez. Para mi y sin la más mínima duda es peor la invasión del relativismo y de la estupidez porque: ¿cómo se hace frente a semejantes amenazas?

Escribo esto a raíz de la decisión de la justicia europea sobre Junquera y Puigdemont que demuestra como Europa no es tal, sino una mezcolanza de intereses gestionados por tecnócratas sin escrúpulos pagados estúpidamente por todos los ciudadanos de Europa y que cumplen las órdenes de quienes están en los oscuros rincones de la cima del poder. Una mezcolanza de intereses bastardos que predican la austeridad para quienes nada tienen mientras esos padrastros de Europa viven como los sátrapas persas de la época de Jerjes. Y no olvidemos que en su fundación la CE estaba revestida de las mejores intenciones, pero ya sabemos que los cementerios están llenos de buenas intenciones. En el año 1973 en las negociaciones para la formación de una Europa unida económica y políticamente se dijeron cosas como estas: “El deber de los estados miembros de la Comunidad industrializados y ricos será responder en particular a las necesidades de los países en vías de desarrollo y menos favorecidos” Sicco Mansholt, que fue presidente de la Comisión Europea dijo, al hacerse cargo de esa presidencia, lo siguiente: “Hemos conseguido y aprendido a obtener el auge económico. Pero no sabemos todavía como administrarlo para que, no solo levante el nivel de vida material de todos, sino que corrija las desigualdades de la sociedad en favor de los indigentes”. Eso sucedía entre 1972 y 1973. Hoy, 46 años después, esas diferencias, no solo no se han solucionado, sino que se han acentuado. Basta con mirar los 18.000.000 de parados que hay en este paraíso llamado Europa.

Lo sucedido con Junqueras y Puigdemont demuestra que, en esta Europa del siglo XXI, existen naciones de segunda – incluso de tercera – que no reciben el mismo trato que las de primera, que no hay unidad política entre las naciones que la conforman y – desgraciadamente- ni siquiera unidad judicial; lo que lleva a que Europa sea, a veces, refugio de malhechores. En cuanto a la economía, no hace falta ser Nobel de economía para comprobar cómo, mientras unas naciones se revuelcan en la riqueza, otras se revuelcan en el paro, los bajos salarios, la imposibilidad de emanciparse de los jóvenes y un horizonte de futuro mínimamente oscuro.

Hace 2.500 años las ciudades – estado griegas supieron unirse en sus diferencias para hacer frente a la amenaza del imperio persa. Ese fue el inicio de una Europa libre del barbarismo y asentada en las leyes y el derecho. Hoy, tras 25 centurias, Europa es incapaz de unirse en la búsqueda de un futuro común que pasa por ser todos iguales y presentar un frente ante la destructiva amenaza de un relativismo degradante y una estupidez destructora.

Puede que los que han sabido actuar correctamente hayan sido los ingleses al escapar de esta Europa laxa, líquida, tolerante hasta la náusea, relativista, insolidaria precisamente con los suyos y benévola con quienes quieren destruirla…Puede que el tan vapuleado Brexit sea lo mejor para Inglaterra. Puede que, ya instalados en su isla con su Brexit, contemplen como Europa se debate en los espasmos de su degradación al haber olvidado los valores cristianos que le llevaron a ser el corazón del mundo civilizado.

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