Jose Andrés Mayo: «Control interno “después” de la pandemia»

Jose Andrés Mayo: "Control interno “después” de la pandemia"

El titular es erróneo, soy consciente, porque lamentablemente la pandemia no se ha ido y sigue entre nosotros, pero quería de manera expresa reflejarlo: el famoso rebrote que se estimaba para otoño, lo mismo lo tenemos antes de lo previsto, así que no debemos relajarnos.

Y ahora al contenido de hoy. Puedo estar equivocado, pero me parece, y sé que es injusto como todas las generalizaciones, que el control interno es el “hermano pobre” en casi todas las compañías, excluyendo a las industriales. Hace tiempo ya sentí la necesidad de escribir un artículo, porque es algo que en los últimos años me ha tocado de cerca.

La explicación es que los empleados, ya suelen/solemos tener un día lo suficientemente cargado de trabajo, como para que se le añada este extra, que se ve como una burocracia con poco valor añadido. Y es que el control interno, no vende, no genera ingresos financieros, y ni siquiera ahorra, al menos de manera explícita, en la cuenta de resultados.

Recuerdo siendo responsable del control interno en una entidad, ver estadísticas de algunos usuarios con retrasos superiores a los 500 días (la herramienta existente cada vez que había un incumplimiento te lo recordaba mediante email). Yo lo reportaba mensualmente a su supervisor, pero si no se cree en él, es imposible. También me acuerdo del día que la Dirección General se implicó, el contador de retrasos se puso a cero.

Por temas así quizás mi pensamiento venga ya sesgado, pero pienso que funciona (ahí donde está implantado) un poco por obligación, no porque se crea en él. Y además, tiene que ganarse el respeto porque no es ni el Supervisor ni la auditoria externa. Ni siquiera la interna. Así que está en manos de todos nosotros, intentar cambiar el concepto y que se vea como una oportunidad para mejorar la gestión.

Rápido se olvida el impacto económico derivado de los fallos en la ejecución de los controles de las compañías, y eso se debe a que no se valora el coste real, dado que no se suele reconocer el daño sufrido en la primera línea de defensa. Tampoco el que supone volver a ejecutar los controles, nuevas comunicaciones, reuniones, etc. Estos sobrecostes se ven reducidos cuando existe la cultura correcta en la entidad, tendente a eliminar los errores y ejecutar los controles de una manera más simple y dinámica.

En resumen, el objetivo sería crear un modelo de control que aporte valor, mitigue mejor el riesgo y ahorre costes a la compañía. Soy de los que cree que el mundo laboral va a sufrir una (gran) transformación como consecuencia de la actual pandemia, capitaneado por el teletrabajo, pero además va a afectar a muchos más procesos que deberán ser revisados. Vamos a comentar los que están más en boga por la situación que estamos sufriendo.

Ciberseguridad

Pensamos en teletrabajo o trabajo en remoto, imaginándonos al empleado conectándose a su red o disco duro desde casa con las mismas prestaciones que antes lo hacía desde la oficina. Correcto. Lo imprescindible es que desde los departamentos tecnológicos se tengan todos los protocolos para que se siga funcionando con la misma seguridad. Pero debemos añadir a esa relación empresa-empleado, las que existen con clientes, proveedores y terceros. Y ahí, las posibilidades de que se originen grietas de seguridad son muy superiores, además de la ausencia de que estuvieran contempladas.

Fraudes

Los delincuentes evolucionan, y si no pueden cometer sus fechorías en la calle porque están confinados, tendrán que abrir su abanico delictivo utilizando otros medios. Y la tecnología es donde detectan mayores oportunidades. Eso significa que los controles tendrán que adaptarse para prevenir ese estilo de fraude tanto como sea posible.

Gestión de riesgos

Si algo nos ha confirmado esta crisis, es que los peligros son menos predecibles que nunca. Ha sido un cisne negro, y no había preparación alguna. Que se podían haber hecho las cosas mejor es evidente, pero aun así a las empresas nos hubiera cogido con el pie cambiado. A partir de ahora habrá que tener cuidado y cambiar alguna que otra expresión cuando hagamos referencia a San Judas Tadeo, patrón de los imposibles. La respuesta a “¿Quieres salir conmigo?” debería ser revisada, y desde luego “Solo si hubiera una pandemia” estará ya eliminada. La de “cuando las ranas críen pelos” la dejaría bajo revisión.

Situaciones como la actual no deja lugar a la especulación. Afectan directamente al negocio, por lo que habrá de estudiar las diferentes alternativas, pensar las posibilidades e impactos, y mejorar los procesos.

Presupuestación
Las empresas deberán contemplar la posibilidad de ajustar sus presupuestos y sus planes de negocio, prestando especial atención a la caja, estableciendo controles para que en ninguna circunstancia se originen desfases y agujeros de liquidez. Para evitarlos, se deberán analizar los diferentes escenarios y sus posibles respuestas, incluyendo planes de emergencia alternativos también con los proveedores.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído