OPINIÓN

Rafael López Charques: «Avanzar al pasado»

Rafael López Charques: "Avanzar al pasado"

Acabamos de celebrar un aniversario más de la vigencia de nuestra Constitución, y esperemos que podamos celebrar muchos más.

Eso deseamos aunque los vientos que hacen correr algunos nos originan serias dudas sobre el particular.

Efectivamente hay políticos a los que parece molestarles parte de su contenido, pues opinan que ponen trabas a lo que debería ser el avance de nuestra sociedad.
No vamos a decir que no se pueda mejorar en algunos aspectos, pero sí creemos que lo que proponen esas personas es un avance al pasado. Parecen seguidores del viejo sarcasmo (con todos nuestros respetos a la infantería) de que “la infantería nunca retrocede, da media vuelta y avanza”. Ellos quieren hacer lo mismo, volver todo al revés y caminar hacia el abismo.

Claro está muchos españoles no entendemos sus cuitas. Quizás sea porque no tenemos un cerebro tan privilegiado como los suyos, como nos dejan entrever en cuanto tienen ocasión. En consecuencia no nos puede extrañar que pretendan pensar por nosotros, nos digan “ex cátedra” lo que nos conviene y lo que no. Debemos agradecerles el favor de no dejarnos malgastar nuestros cerebros en pensar, pues ellos ya miran por nuestro bien, después del suyo, que lógicamente, consiguen a costa nuestra.

Para establecer la presente Constitución, tengan en cuenta que aunque salíamos de un sistema autoritario o dictatorial, elijan el nombre que quieran, nuestros políticos supieron superar sus diferencias, incluidas las de orden personal, y mirar solo por lo mejor para nuestro país. No olvidemos que muchos de ellos no solo eran abiertamente contrarios, sino que hasta aquellos momentos habían sido durante años enemigos acérrimos. Sin embargo se empeñaron y lograron acercar posiciones y trabajar juntos por el bien de España.

El resultado fue la actual Constitución que sirvió para dejar en el baúl de los recuerdos pasados errores, cometidos por todos, y fijar el objetivo conjunto de mejorar el país, poniéndolo a la altura de cualquier democracia.

Para ello se establecieron en la Carta Magna una serie de preceptos, que tomados con el espíritu con que se plasmaron, nos beneficiarían enormemente al conjunto de la población.

Como por desgracia ocurre con frecuencia, “una cosa son los dichos y otra los hechos.

Efectivamente ahora nuestra Constitución está siendo atacada, cada vez más, desde múltiples frentes, con frecuencia por aquellos que más se beneficiaron de ella. Nos hablan de una segunda transición, cuando ellos están donde están y obran como obran, gracias a los acuerdos pactados en la primera.

Tenemos a los separatistas catalanes y también los vascos. Nunca habían soñado tener el marco legal que les establece el Título Tercero de la Carta Magna, que también es la de ellos, aprobada por la mayoría de los españoles.

Nuestro desgobierno establece por su cuenta normas que son declaradas inconstitucionales y nadie es responsable, puesto que no pasa nada. El Tribunal Constitucional lleva más de diez años sin resolver el recurso sobre la ley del aborto y tranquilos; si acaba declarándola inconstitucional, ¿quién cargará con la responsabilidad de los miles o cientos de miles de fetos humanos que en tal caso habrá que considerar asesinados? Se lo anticipamos, nadie.

Los que más abogan por reformar la Constitución lo que en verdad desean es adaptarla a su conveniencia particular. Por eso a cualquier pregunta que no les gusta responden muy serios, “no participaremos en burbujas mediáticas de la extrema derecha”. Quieren volver a las andanzas pasadas, luego se quejarán.

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