Los valientes en el frente y los invadidos indefensos dan la vida por su pais, y aun despues, sus cuerpos. Pierden su vida pero ganan la guerra los muertos.
Los ucranianos, están dando la vida por su país ante los ojos del mundo y yacentes en las calles tras haberse ido los jóvenes salvajes enviados por Putin que les han arrebatado la vida, los mismos que hace un mes hacían proyectos, yacen hoy inertes en la calle, asesinados, muertos.
El presidente Zelenski y el gobierno ucraniano han dejado a sus compatriotas tal como los han encontrado, con las manos atadas a la espalda para que lo vea el mundo y la opinión pública rusa en algún resquicio que deje la propaganda del Kremlim.
Como llevan advirtiendo durante décadas Navalny, Kasparov o Boris Nemtsov, el dictador Putin, que ha superado el record de Breznev en su permanencia en el poder, no es un problema ruso, es una amenaza para el mundo, porque el dictador comunista multimillonario, que no es un dictador militar sino un dictador de la KGB, necesita enemigos para mantenerse en el poder.
Hemos visto todos el horror de «la zachistka», la ejecución de civiles maniatados en Bucha o Irguin, con una descarga de tiros en la cabeza. Niños, mujeres y ancianos que no suponían peligro alguno para las tropas de Putin.
La organización de derechos humanos Human Rights Watch (HRW) confirma que existen indicios de que el Ejército ruso ha cometido crímenes de guerra en las áreas bajo su control, entre ellos ejecuciones sumarias de civiles.
Pero el repliegue que han iniciado las tropas rusas hacia sus iniciales objetivos supondrá cuando se vayan, tras la aparente victoria, un golpe psicológico entre la población rusa, si no igual, semejante al que produjo en su dia la salida de Afganistán. Tambien allí habían ganado la guerra y dejaron al gobierno títere de Najibullah durante al menos año y medio.
El repliegue ruso hacia su verdadero objetivo, unir la peninsula del Mar negro con Donbás, es el paso siguiente, al que seguirá, tras la apariencia de victoria, el comienzo del final de la era Putin que, aunque parezca lejano, ya ha empezado, como el de Milosevic, o Karazdi.
No sólo porque las próximas elecciones a manipular en Rusia serán en 2024, con setenta y tantos años, o porque esperamos tenga que responder algun dia de crímenes de guerra ante el Tribunal Penal Internacional, sino porque aparte de los innumerables daños y perjuicios causados al mundo entero, los errores cometidos en la invasión de Ucrania mostrarán, que en un mundo que merezca el nombre de tal, los muertos pierden la vida, pero ganan la guerra.
Víctor Entrialgo
