AQUÍ … ¡Y EN LA CHINA!

AQUÍ ... ¡Y EN LA CHINA!

Con tal que hablen de él, aunque mal, su santo y seña

Es el mentir, y lo hace con tanto descaro,

Que no solo con la Oposición anda a la greña,

Sino también con la chusma que le presta amparo

Para que siga en la Moncloa, y que le enseña

Lo dientes, porque podría salirle muy caro,

Si de la Mesa del Diálogo abandonara el tajo,

Porque entonces donde se iría … ¡es al carajo!;

 

Pero, con tal de seguir con silla, mesa y cama

En la Moncloa un par de años más, recorre

Todos los caminos y atajos que tanta fama

Le han dado y, mientras a cal y canto, su Torre

De Babel levanta, a todo aquel que le difama,

Le espeta en la cara, sin que su chusma lo borre,

Que, si su vida política es una miseria,

Más pronto que tarde acabará en una tragedia;

 

¡Y el colmo!, porque no quede roto sin puntada,

Con el hilo de un Hermano de san Juan de Dios,

Con rostro compungido, se acerca a la bancada

De la Oposición, y de sus augurios en pos,

Promete el oro y el moro -¡otra putada

Más!,- sustituyendo en sus carteles el S.O.S.,

Por, a bombo y platillos, el plato esta vez

De la abundancia, sin haber pescado el pez,

 

Y ni siquiera haber puesto un huevo la gallina …

En román paladino: el Sánchez y la ruina

Son sinónimos tanto aquí, … ¡como en la China!.

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Autor

Salvador Monzó Romero

Salvador Monzó Romero cuenta la feria según le ha ido y según le va, siempre ante la pantalla de la Televisión, reivindicando desde su sillón-bol, un tanto escorado a la derecha, su derecho a la crítica mordaz y ácida, pero con carácter moralizante.

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