Estimado ciudadano D. Pedro Sánchez Castejón me siento con la obligación moral de escribirle una carta como ciudadano al presidente del Gobierno, de mi nación: España. Soy dos años más viejo que usted y tengo una preparación académica igual o superior a la suya. Usted nació en 1972, yo en 1970. Ambos nacimos en el período denominado tardofranquismo, donde el régimen del general Franco se estaba derrumbando. Mis primeros recuerdos infantiles son la muerte de Franco y los tres días que no tuvimos que ir a clase. Recuerdo el último discurso de Franco que mi tío, falangista de toda la vida, me ponía en un casete mientras íbamos de viaje de Barcelona a Burgos, y viceversa. Luego vino la transición donde todos los partidos políticos pusieron su granito de arena para llevarnos de una dictadura a una democracia. Fueron tiempos complicados pero al final fueron felices, y todo salió bien. Yo me iba haciendo mayor y sabía quién era el rey Juan Carlos, Adolfo Suárez, Calvo-Sotelo, Felipe González y Alfonso Guerra…
También tenía a mis tíos que vivían en Vitoria, él Guardia Civil y ella maestra. Mi tío tuvo que emigrar del País Vasco, pues estaba amenazado por ETA. Mi querida tía Angelines me contaba que estando de maestra en un pueblo cerca de Vitoria, un día su novio, el hermano de mi madre, fue con un Jeep de la Guardia Civil a buscarla. El comentario al ver entrar el coche policial en el patio, fue el de quién será ese hijo puta que viene aquí. Mi tía, que siempre tuvo muchos ovarios, contestó a aquel claustro de profesores: ese hijo de puta es mi novio. Todos enrojecieron y callaron. Recuerdo con honda emoción muchos de los asesinatos perpetrados por esa innoble banda terrorista, apoyada muchas veces, demasiadas, por la cúpula de la Iglesia vasca… Me han contado, que en el Teresianum de Roma, algunos de los frailes carmelitas vascos brindaban con cava cada vez que se mataba a un Guardia Civil. Recuerdo muchos asesinatos de esos desalmados, que dentro de poco van a gobernar en la tierra de los Euskos y gracias a los que usted, ciudadano Sánchez, gobierna.
No se me olvida el de un niño de Guipúzcoa que pegó una patada a un paquete, que resultó una bomba puesta por esos seres innombrables, y que perdió la pierna y casi la vida. Ese niño, el ciudadano Alberto Muñagorri, era de nuestra edad, ciudadano Sánchez Castejón. Y luego vino lo del concejal que fue abatido en un bar en San Sebastián, el ciudadano Gregorio Ordóñez. Recuerdo al ciudadano Gurruchaga el cantante de la Orquesta Mondragón indignado en un programa de televisión, decía que como vasco, además dijo sus ocho apellidos, como la posterior y laureada película, que eso era algo brutal y despiadado. Fue en 1995, el año que fui ordenado sacerdote. En 1997, ya en Santa Cruz de Tenerife fue el secuestro y asesinato del ciudadano Miguel Ángel Blanco, era en julio, durante la Novena del Carmen y ese día, coincidió así, prediqué sobre María Reina de la Paz. Creo en la paz como arma de destrucción masiva de tanta guerra, odio y terror. Pero también creo que el que ha cometido un delito tiene que pagar por ello y tratar de volver a la sociedad con la lección bien aprendida. Un hermano de hábito, con mucha familia en el País Vasco me comentaba que los asesinos de ETA y sus seguidores, acabarían gobernando en la tierra de los Euskos. Yo me reía y le decía que eso era imposible. Me argüía que él no lo vería, pero que yo sí… no se ha equivocado ni un milímetro en su profecía.
Le cuento todo esto ciudadano Sánchez porque usted no ha tenido ningún problema, ni tiene, ni tendrá, para beneficiarse del poder y si puede ser, perpetuarlo. Es capaz de pactar con los hijos de los terroristas etarras, que quieren dejar de pertenecer a España y formar una tierra prometida llena de Euskos y que no pertenezca a la odiada, por ellos, España, mi patria y la suya, ciudadano Sánchez. Con Cataluña ocurre lo mismo, aunque los catalanes no han utilizado nunca la violencia… Pero sí que quieren desmembrarse de España, como en el siglo XVII…
Ciudadano Sánchez, usted no ganó las últimas elecciones generales, las ganó otro partido, pero usted fue capaz de pactar con todos los que nunca haría [así dijo muchas veces, tampoco iba a pactar con Podemos…] tratos políticos, para poder mantenerse en el poder. Incumplió su palabra. El peor insulto, en mi tierra castellana, es decir que alguien no tiene palabra, y usted ciudadano Sánchez, no la tiene. Al contrario hace realidad el refrán o dicho de; dónde dije digo, digo Diego.
Recuerdo como en un debate televisado insultó sin ningún miramiento al Presidente y ciudadano Rajoy. Es su estilo. Barriobajero y chulesco. O de niño mimado. No llego a captarle del todo, ciudadano Sánchez.
Al final ya que somos coetáneos le digo que su mayor problema es que se cree sus propias mentiras y que tiene un grupo de esbirros que le corean y le aplauden. Como aplaudían al ciudadano Franco en su último discurso. [La historia es cíclica, como decían los griegos]. Se parece mucho, demasiado a él. Ciudadano Sánchez, es un mediocre con buena planta que hasta copió su tesis doctoral… Y no se ruboriza por ello, al contrario, es ciudadano Sánchez el más espabilado [listo] de la clase.
Y ahora la traca final. Nos dice, que va reflexionar porque se están metiendo mucho con su esposa, la ciudadana Gómez Fernández. Que está enormemente enamorado de ella y que la justicia y los medios de información, no pueden husmear en los negocios que dicha ciudadana ha realizado. Faltaría más. Se le olvida ciudadano Sánchez que usted por activa, pasiva y perifrástica a tratado de denostar a la ciudadana Ayuso. No lo ha conseguido, pero lo intenta una y otra vez. Calumnia que algo queda. Es lo que se llama la doble vara de medir, o la ley del embudo, ancho para mí, estrecho para los demás. Las huestes del PSOE comienzan a jalear su nombre. Nos dicen que es usted el gran cruzado del progresismo, del feminismo, en definitiva del istmo de su socialismo personal… Y al final, nos afirma que sigue de presidente, tras cinco días de ejercicios espirituales. Eso sí, antes le comunicó su decisión de seguir al ciudadano Borbón y Grecia. Aunque unos días antes le recibió con las manos en los bolsillos, cuando iban a entregar el premio Cervantes, que fina ironía, como aquellos chulos de barrio que jugaban al billar en las salas recreativas de nuestra época…
Ciudadano Sánchez Castejón lo suyo es esperpento puro y duro. Pregúnteselo al ciudadano Valle-Inclán. Déjese de mirar en los espejos cóncavos del palacio de la Moncloa y mire el panorama social, económico, cultural, ideológico de la España en la que vivimos. Luche de verdad por el bien común de todos los españoles y si de verdad, no sé ve capacitado, renuncie. Todos los ciudadanos de bien se lo agradeceríamos.
Termino, uno de los más grandes filósofos españoles, el ciudadano Unamuno, hablaba de la intrahistoria. Venía a decir que en la época del Cid, ciudadano Díaz de Vivar, él manifestaba toda una época. Centuria de guerreros, de mercenarios en que el Cid sobresalió, pero que era la punta de lanza de toda una sociedad belicosa. Usted ciudadano Sánchez Castejón es la punta de lanza de toda una sociedad mentirosa, corrupta, sin valores de ningún tipo. Una sociedad desnortada y sin principios. Y esto es lo más indigno de su cargo como primer ministro de nuestra patria, ciudadano Sánchez Castejón, que usted no puede ni debe, por el bien de los españoles, gobernar España.