Si hablábamos ayer de la del modelo ji-ji como el emergente y hegemónico en la televisión progre ahora es momento de hablar de la formula triunfadora en la tele de enfrente donde no se ríe ni Dios. Es el otro común denominador en unos lugares (se incluyen radios retransmitidas incluso en diferido) donde la competición que se establece entre los tertulianos es ver quien la echa más gorda y gana el premio al más de derechas de las derechas de todas las derechas. A ello se entregan con fruición, y con preferencia nocturna, y sin más oposición que algún “patito de feria” al que la concurrencia dispara sin desmayo. En algunos sitios incluso han prescindido del patito.
En tales foros que siguen el socaire del algún éxito resulta tan peligroso, o quizás más, defender a la oposición que al gobierno. Lo que oyen. La concurrencia sms y los tertulianos al PSOE y a ZP casi ni le echan cuentas. Lo suyo es arrearle sin descanso a quienes consideran que están traicionándoles, que son unos blandurrios, que así no se hacen las cosas y que desde luego cualquiera de ellos ponía de verdad las cosas en su sitio en “dos patás”. Bueno, puede que en tres. Si malo es Zapatero quien de verdad concita todas sus iras es Rajoy. El sentimiento general es que resulta ser el máximo culpable de las derrotas y el impedimento esencial para conseguir cualquier victoria. Lo digan o no, quien les pone es Aznar. Para que él vuelva o al menos otro “ungido” que se le parezca lo mejor es que todo vaya lo peor de lo peor para el PP y en eso coinciden ,¡que cosas! con el mismísimo Pepiño Blanco . Para tal fin , pues, no dudan en apostar por las siglas más variopintas en cada elección. Un día puede ser Miguel Duran y su enjuague de “Libertas” o, sin anestesia, los ultraderechistas de Alternativa Española. Los más avisados y poderosos prefieren, con mayor visión apostar por Rosa Díez a la que le dan unos abrazos que dejan transpuesto a Fernando Savater.
Si en la “televisión ji-jiprogre hay mucha risita, aquí está mal vista hasta la ironía. Hay un puñado de caras conocidas pero la mayoría son ultras jovencitos o talluditos desconocidos muy cabreados en busca de una primera o una última oportunidad. Son muy peligrosos sobre todo si uno dice algunas cosas en las que pueden coincidir. Por ejemplo, que esta crisis nos ahoga y los brotes verdes que se lo cuente ZP a los parados, o que el nacionalismo es un cáncer invasivo de la democracia española, que es insensata la persecución de nuestro idioma común o que la “memoria historica” no puede ser un arma política de desmemoria revanchista. Puede ser terrible pues de inmediato pretenden suponer que dado afirmado uno ya es de su bando o de su banda y que lo que dicen los obispos va a misa, el prestigio máximo de España se alcanzó yendo a Irak, que el 11-M lo montó Rubalcaba y que al fin y al cabo Franco era un tipo majo que se vio obligado a ser dictador a su pesar durante 40 años.
En los últimos tiempos se observa, sobre todo en los que mejor pajean y están logrando salir de los submundos de la audiencia e incluso ya se miden por share, una curiosa tendencia a despojarse de las charreteras y hasta hay alguno que se ha atrevido a decir que Rajoy le ganó un debate a la Salgado. Pero que ellos, claro, si les hubieran dejado, le hubieran ganado ya tres a Zapatero.
