Este lunes, 10 de febrero de 2014, Juan Manuel de Prada publica en ABC una columna titulada ‘Política de Dios’ en la que arranca diciendo:
Todos los males de España se resumen en que hemos dejado de leer a nuestros clásicos. Si a nuestros príncipes, en lugar de atiborrarles la cabeza con tanto máster mamarracho en Harvard y tanto cursillo de la señorita Pepis, les hubiesen asignado un ayo que les leyera la gloriosa Política de Dios y gobierno de Cristo, de Quevedo, nos habríamos ahorrado todos nuestros males
Añade que:
Se equivocaron los reyes, al tratar de adaptarse a este ideario democrático, presentándose ante el vulgo como coleccionistas de objetos, viajes y cópulas; y vuelven a equivocarse cuando, por hacerse perdonar pasados errores, tratan de halagar el igualitarismo democrático, haciendo alarde de abajamiento
Y concluye:
Quiero decir que democracia y monarquía son, a la larga, in-com-pa-ti-bles; y que todo esfuerzo por compatibilizarlas acaba en la rampa de un juzgado, o en la guillotina