Este 25 de febrero de 2015, escribe María Blanco de Vozpópuli una columna titulada ‘El capitalismo samaritano de Falciani y Monedero’ en la que arranca diciendo:
Uno de los nombres de los últimos días, que seguro que nos acompañará en los próximos es Falciani, el hombre a una lista pegado. La polémica suscitada por el comportamiento del banco suizo HSBC, su ingreso en prisión y su liberación, las circunstancias que le rodean y los rumores que él mismo se ha ocupado de difundir, hacen de este ingeniero en sistemas informáticos, un héroe de nuestro tiempo.
Añade que:
Porque los héroes tienen sus necesidades. Y si Falciani necesitaba viajar al Líbano con su amante para vender sus datos, Monedero dejó muy claro dos cosas en su rueda de prensa: está consternado y necesitaba una empresa para funcionar.
Y concluye que:
Y suma y sigue. En este país donde los políticos tienen las mismas miras y la misma consistencia en sus propuestas que una candidata a Miss Universo («Si gano el concurso me dedicaré a difundir la paz en el mundo»), el cambio encarnado en Monedero llega una hora tarde a su propia rueda de prensa, sin ser nadie, como muy bien ha dicho el propio Monedero, y contrata al ladrón Falciani.