Víctor Arribas

«En un modelo bipartidista una minoría jamás condicionaría la formación de un gobierno»

"En un modelo bipartidista una minoría jamás condicionaría la formación de un gobierno"
Víctor Arribas.

Víctor Arribas escribe en El Economista una columna titulara ‘El falso bipartidismo’ en la que critica con argumentos que se trata de un mantra que nada más persigue restar votos a una determinadas formaciones:

Uno de los recursos más repetidos desde que hace menos de dos años apareciera en la escena política nacional el nuevo partido Podemos es la necesidad de romper el férreo bipartidismo que reina en la pretendidamente agónica España constitucional.

Quienes en 2013 mantenían la docencia universitaria como actividad más importante, aunque poco a poco se fueran incorporando a los programas de televisión que les lanzarían a la fama, inventaron un eslogan que fue rápidamente asumido por los espectadores de esos programas y luego permeabilizado a una parte significativa del resto de los españoles.

Hacía falta acabar con la dictadura de los dos partidos mayoritarios, causantes de todos los males de un sistema público cansado aunque emocionado por su llegada. El bipartidismo, que nunca existió como tal en este período democrático por expreso deseo de los padres fundadores de la Constitución para dar cabida a todas las sensibilidades políticas, era el enemigo.

Subraya que:

Otro partido más antiguo aunque no viejo, Ciudadanos, se sumaba poco después a esa tesis doctoral como si fuera un recién llegado, y coincidiendo con su salto a la escena nacional desde la atalaya catalana hacía eco a las denuncias contra el bipartidismo que los hombres y mujeres de Pablo Iglesias lanzaban entre descalificaciones de nuestra Carta Magna y de nuestro sistema de libertades. Albert Rivera se unía así a la identificación del enemigo bipartidista de la ‘vieja política’ que PP y PSOE representaban con su poder institucional, sus tradicionales cuadros de altos cargos y sus estructuras engrasadas después de cuatro décadas de democracia.

Hasta tal punto ha llegado la crítica de los bisoños hacia los veteranos (por utilizar sinónimos que no sienten mal a nadie) que es imposible escuchar un mitin, una intervención en cualquier acto público o una entrevista en televisión de los centenares que realizan por semana, en los que no haya una nueva andanada verbal contra el bipartidismo existente. Identificado con una forma de hacer política anquilosada, encorbatada, rancia y demodé, el binomio que forman las fuerzas aún mayoritarias tiene pocas posibilidades ante el glamour de lo nuevo, ante la irrefrenable y arrolladora fuerza de las camisas blancas y las redes sociales. No sólo de ideas vive la nueva política, también lo hace de su imagen fresca y seductora.

Asegura que:

El bipartidismo, ese demonio. Si existiera en España, sería temerario denunciarlo porque la supremacía de dos formaciones políticas no sería resultado más que de la acción del voto de los ciudadanos libres e iguales. Pero denunciarlo siendo como es una imagen estereotipada e irreal, construida para perjudicar a sus dos componentes, es algo que la opinión pública no debe consentir.

Bipartidismo real es el de Estados Unidos, donde o ganan los republicanos o ganan los demócratas, donde no hay componendas postelectorales entre formaciones perdedoras para arrebatar el poder al ganador, donde el reparto de representantes en la Cámara se otorga al que tiene un voto más en cada estado, como marca la lógica de la democracia tal y como fascinó al muy europeo Alexis de Tocqueville.

Y recuerda que:

Los múltiples partidos políticos que han trabajado en España desde 1977 forman un arco multicolor, de numerosísimos matices, conformando un sistema que no tiene nada que ver con lo que llamamos bipartidismo. En un modelo bipartidista una minoría jamás condicionaría la formación o la acción de un gobierno, ningún partido ganador estaría preso de formaciones residuales que tienen la llave del parlamento por obra y gracia del sistema proporcional que nos dimos al morir el dictador.

Esto no tiene nada que ver con el bipartidismo que denuncian Podemos y C’s, que sin embargo entran de lleno en un modelo que seguramente sería más oportuno denunciar: la partitocracia en versión hispana, a la que ya se han sumado estos dos nuevos actores.

 

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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