¿PELIGRA ANDALUCÍA PARA EL PSOE?

Rafa Rodríguez: «El lento declive de Susana Díaz»

Entre rumores de adelanto electoral en Andalucía, el PSOE se enfanga en la defensa de Griñán y Chaves y emite signos de debilidad

Rafa Rodríguez: "El lento declive de Susana Díaz"
Susana Díaz. EP

Susana Díaz ha sufrido para aprobar presupuestos, el paro juvenil sigue disparado y su voz no se oye en España

Susana Díaz perdió el AVE a Madrid, la parada que buscaba con denuedo desde la salida de Rubalcaba, al ser derrotada con estrépito por Pedro Sánchez, aquel desconocido al que ella misma situó en la secretaría general para hacer tiempo mientras intentaba revalidar en las urnas la presidencia de Andalucía, cedida en plena tormenta por su mentor, José Antonio Griñán.

Desde entonces, casi todo lo que Díaz ha dicho ha sido confuso o irrelevante: su voz nacional ha quedado extinguida casi por completo y sólo ha interesado, pese al conflicto en Cataluña, para escucharla defender a Griñán y a Chaves por el juicio de los ERE, un respaldo oscilante que no ha pasado inadvertido ni en Andalucía ni a los propios afectados: en los peores momentos les abandonó a su suerte; ahora, que no son buenos, intenta congraciarse con ellos consciente de que en su tierra no está del todo mal visto aunque en el resto de España se antoje un horror.

Con presupuestos para 2018 aprobados entre polémicas, con la sanidad levantada y las cifras de paro juvenil más altas de Europa; el sainete del adelanto electoral en Andalucía ha sonado como nunca, aunque ella lo ha negado como San Pedro por tres veces, la última el día de Navidad en la Cadena Ser: «En Andalucía hay estabilidad, seguridad y confianza», resume, para quien la quiera creer.

Poco optimismo

Pero lo cierto es que las cifras no son tan optimistas: ni las demoscópicas, que indican un deterioro de la imagen del PSOE y un fortalecimiento de la del PP y Ciudadanos; ni las contables, con un aviso firme ya del Ministerio de Hacienda por sobrepasar en siete décimas el techo de gasto previsto para 2017: del 2.1% al 2.8%, sólo superada en toda España por Cataluña y Valencia.

Un buen conocedor de la ‘información interna’ del PSOE asegura que dar por muerta a Díaz en el pulso con Sánchez es una osadía, por debilitada que ahora esté, y que eso mismo avala la posibilidad de adelanto: «No parece que Sánchez tenga un horizonte electoral nada bueno y es su última oportunidad. Pero para un eventual relevo, Susana tiene que haber revalidado primero en Andalucía, donde va para abajo aunque sea levemente».

La caída de Podemos en general, y en particular en Andalucía, tampoco es una buena noticia para Díaz, que nota el aliento de una eventual alianza entre el PP y Ciudadanos a medio plazo, por mucho que el partido naranja sea ahora una muleta en el Palacio de San Telmo: «Aquí C´s es más rojo que azul, por el origen de su líder y por estar ahora apoyando al Gobierno, pero difícilmente se podría negar a un cambio si las cuentas dan después de las Elecciones», explican fuentes parlamentarias.

La alternativa

Con todo el respaldo de Rajoy y de Soraya Sáenz de Santamaría, el líder popular andaluz, Juanma Moreno, espera su momento con una buena noticia: en los sondeos sale bien valorado, por encima de sus homólogos de Ciudadanos y de Podemos, y muchos andaluces han tomado nota de que él renunció a Madrid para quedarse en Sevilla mientra la presidenta intentaba el camino contrario.

Incluso se ha permitido vapulear a Díaz por un silencio llamativo: habiendo un millón de andaluces en Cataluña, en pleno conflicto se ha oído más la voz del líder popular que la de su homóloga socialista.

Haya o no elecciones anticipadas, algo sí está claro: Susana Díaz ha dejado de ser una voz nacional y su pelea por mantenerse en Andalucía es una cuestión de supervivencia. Antes o después, echará la moneda al aire.

Debates menores

Mientras, del calado de los debates y propuestas políticas en Andalucía da cuenta los tres grandes temas protagonizados por Díaz en los últimos meses: la transformación en fijos de 37.000 empleos públicos interinos; la reducción por la puerta de atrás de la jornada laboral a 35 horas en la Administración Pública y la defensa de la gestión de sus antecesores en ese escándalo conocido por EREs que encierra algunos relevantes secretos de la hegemonía socialista en la tierra.

A la par que Podemos, enfrentado a la dirección en Madrid y cada vez más independiente, se centra en generar una marea o confluencia andaluza similar a la gallega, sin contar con IU ni el PSOE y contraria de algún modo al criterio Iglesias, convencido de que en 2019 la marca propia debe sustituir en las Municipales a la blanca con que se presentó en 2015. Éste es el panorama de la izquierda andaluza, entre el debate interno perenne y la melancolía.

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