ANÁLISIS

Rafael López Charques: «De rebajas»

Rafael López Charques: "De rebajas"
Pedro Sánchez (PSOE). EP

Nuestro actual gobierno, infumable, fantasioso, aventurero, etc., que se mantiene principalmente por estar agarrado a la coleta de un sansón en el arte de intentar hacer creer a la gente que es la esperanza salvadora de los desheredados de la tierra, empezó con rebajas a su favor, y sigue prodigándolas a quienes sean con tal de que puedan reportarle algún beneficio, en el presente o en un futuro.

La última rebaja conocida, ya vendrán más, es la que ha anunciado recientemente la ministra de Educación, al plantear una modificación en la legislación con la finalidad de que los alumnos de bachillerato, aunque tengan una asignatura suspensa, puedan acceder al título. ¿Ganándose a futuros votantes?

Según la citada «obedece a toda lógica», «porque no se puede condenar a nadie», dado que «el peor castigo que puede tener una persona es la rebaja de la autoestima».
Lo primero que se nos ocurrió al conocer tamaños disparates, la propuesta y sus justificaciones, es repasar diversa prensa para verificar la noticia y si, es cierta. ¡Ver para creer! como dijo Santo Tomás.

«Obedece a toda lógica» ¿A cuál? ¿A la de premiar el no esfuerzo?

«Porque no se puede condenar a nadie». ¿A quién se está condenando? Simplemente se le dice a un alumno que no ha sabe lo necesario de una materia. Eso es sinceridad, lo contrario un engaño.

«El peor castigo que puede tener una persona es la rebaja de la autoestima». ¿Castigo? Nadie está castigando a nadie. Tan solo se afirma que un alumno no tiene los conocimientos necesarios, no que no sea capaz de alcanzarlos. Lo que es un gran error, aunque se enmascare en el pretexto de la autoestima, es regalarles las cosas a las personas; debemos poner a su disposición todos los medios posibles para que pueda conseguirlas, pero lograrlas es una tarea personal. Lo contrario es acostumbrarlas a «vivir a la sopa boba».
La propuesta que comentamos provocará fragantes injusticias. Damos el título al que tiene un suspenso, bien. Acto seguido nos viene un alumno con dos suspensos y por justicia comparativa reclama que también se le de a él. Tiene toda la razón. El primero se diferencia con el que aprobó todo en un suspenso, el que ahora reclama se diferencia con el segundo también en un solo suspenso. Siguiendo la cadena habrá que conceder el título a todos. ¿Es lógico?

Hace años en una tertulia televisiva entre economistas, uno apuntó que en la reconstrucción postguerra de Alemania, influyó de manera decisiva el hecho de que los profesores de ese país, desde los de primaria eran gente muy preparada y que desde siempre la enseñanza fue cosa muy seria. Consecuentemente, aunque el país estaba arrasado, todo ciudadano, por su formación desde pequeñito, sabía lo que tenía que hacer.

¿Se imaginan una situación similar en nuestro país? Presumiríamos de no haber condenado ni castigado a nadie, de siempre respetar su autoestima, pero para reconstruirlo dependeríamos enteramente de la caridad exterior
La rebaja conducirá a una devaluación de los títulos, pues se obtendrán sin los conocimientos suficientes, y acrecentará la «titulitis» que padecemos. Una prueba son la cantidad de políticos que al alcanzar un puesto notable, lo primero que hacen es borrar de sus currículums méritos académicos de los que hasta el momento habían presumido. ¿Por qué? ¿Eso que indica?

Si a lo anterior le añadimos los títulos ciertos, pero conseguidos según todos los indicios y mientras no se demuestre lo contario (extremo muy fácil de hacer), de manera fraudulenta, el panorama es desolador.

En la enseñanza está el futuro de una sociedad, no la rebajemos por votos.

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