El Sr. Iceta que es como un niño, espontáneo y sin sentido del ridículo, está desevolviendo el regalo carísimo del Senado que le ha hecho Sanchez pero no le dejan. Y puede pasarse meses jugando con la caja, el nacionalismo. Pero como es un niño mayor, quizas no reaccione ahora pero puede vengarse más tarde.
Con sus saltos desacompasados en el vacío de su partido y la nariz colorada de quita y pon, el señor Iceta, lleva treinta años haciendo cucamonas a los separatistas, a los constitucionalistas y especialmente a los líderes del PSOE, unas veces diciendo Madrid, otras el Estado, otras el Estado español el Estado opresor y ahora el Senado de España, malabares por los que muchos consideraron la posibilidad de montar a medias con él un circo. Esto es precisamente lo que Sanchez se propone para no aplicar el 155.
Un presidente del Senado que dice que un referéndum de autodeterminación es constitucional, no porque lo diga la Constitución sino porque lo dice él. O que unos cuantos bandoleros que están siendo juzgados por rebeldía tienen que escapar aprovechando el receso de las elecciones porque desean salir al patio de fuera a dar saltos con sus amiguetes.
A otro perro con ese hueso, Sr. Iceta. Los rebeldes ganan tiempo para preparar los recursos al Constitucional y a Estrasburgo, un tribunal político-ridículo donde los haya, politizado hasta más no poder, donde jueces de Malta y de Andorra imparten justicia muy preocupados por los derechos de los terroristas y absolutamente nada de las víctimas ciudadanas de la Unión.
Pero como ya sabe todo el mundo, la petición de libertad, con el cuento del suplicatorio y la suspensión del juicio no tiene fundamento legal alguno, porque tal actuaciones están previstas para diputados antes de ser procesados, no para individuos que están siendo ya juzgados y porque, a más a más, se presentan a las elecciones justamente para tratar de obtener alguna ventaja procesal o política improcedente.
Como escribe Gregorio Morán en su Memoria personal de Cataluña «la puja por un cargo oficial u oficioso en Cataluña es la tarea que más tiempo ha llevado a la izquierda, sin hacer ascos a nada.» Iceta no iba a ser una excepción.
Ni ora ni labora, esta gente se limita a reunirse y conspirar. Estamos de nuevo en campaña con la proposición de Sanchez desde el otro lado del Falcon, para que presida el Senado un clown que ha montado los más diversos espectáculos, el último muy reciente, que ha dicho una cosa y la contraria según estuviera en su columpio, pero al que el regocijo de la mera posibilidad de presidir el Senado que tanto ha cuestionado, le escapa por las cinchas de su desbocada humanidad.
Sanchez propone así para tal dignidad a un clown que expresa sus emociones sin ponerles límite, pasando instantáneamente bajo la carpa de la una a la otra, que toca de oído y no se deja aconsejar. Dudo que sea capaz de dar un do de pecho sostenido, pero Iceta lleva treinta años en la pista con los leones y un número indefinido de funciones.
Aunque a decir verdad, no todo es amenaza de tormenta con la posibilidad del nombramiento de Iceta, como presidente del Senado. Junto al bloqueo de proyectos de ley nos esperan tardes de gloria con cocodrilos, caimanes, hienas, y payasos con un número final que parece que ya estoy viendo con todo el Senado puesto en pie dando palmas y dando a su cuerpo alegría Macarena.
Y todo mientras Iceta invoca una vez más «el diálogo que tanto resultado ha dado en Cataluña y continúa a su ritmo el llamado procés, que en realidad no es más que la huida hacia delante que el 3% ha llevado a cabo embaucando a un cuarenta por ciento de catalanes a través de un enorme y gigantesco fraude de ley.