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EEl poeta francés Pierre François Lacenaire (1800-1836) fue condenado a muerte en la guillotina.
El mismo día de su ejecución, el lunes 9 de enero de 1836, cuando caminaba hacia el cadalso, miró al cielo y dijo: ´Vaya, esta semana empieza mal´.
Como poeta me gustaría decir que Lacenaire fue un mártir glorioso que entregó su vida como postrero acto, tras una existencia dedicada a la defensa de la verdad y la justicia; pero no puedo decirlo, porque mentiría.
Lacenaire, personaje sobre quien Dostoyevski se inspiró a la hora de escribir su novela ´Crimen y Castigo´, ya desde bien jovencito apuntaba maneras, engañando y desplumando a sus amigos.
Fue un jugador tramposo como pocos. Hábil chantajista; falsificador de todo aquello que pudiese tener valor; canalla y ladrón compulsivo; mentiroso y estafador habitual; y un vulgar asesino a sangre fría; aunque eso sí, divertido y gracioso como él solo.
Lo cierto es que, a Pierre, Pedro, en español, más de un partido político se lo hubiera rifado para incorporarlo, aquí y ahora, en sus listas electorales. A lo mejor va y resulta que la reencarnación y los universos paralelos, existen.
A Pedro no le gustaban los lunes, al igual que al cantante de ´Boomtown Rats´ que, en 2025, siguen sin gustarle.

