Tonterías aparte y la ofrecerle a Jesús Cintora sumarse a Ciudadanos, como acaba de revalar el periodista podemita que convirtió en estrella nacional a la monja Caram en Cuatro TV es de aupa
Se le puede hacer muy largo el medio año que resta hasta la elecciones generales a Albert Rivera, pero al día de hoy vive rodeado de espuma y en un momento dulce.
Tonterías aparte y la ofrecerle a Jesús Cintora sumarse a Ciudadanos, como acaba de revalar el periodista podemita que convirtió en estrella nacional a la monja Caram en Cuatro TV es de aupa, Rivera parece estar manejando bien los medios de comunicación (Jesús Cintora: «Albert Rivera me ofreció meterme en Ciudadanos»).
No se puede decir lo mismo de Pablo Iglesias.
Como subraya Víctor R. Almirón en ‘ABC‘ este 29 de abril de 2015, hace unos meses nos preguntábamos cuál era el techo de Podemos. Hoy empezamos a plantearnos cuál es su suelo.
Lo que algunos demoscópicos han calificado como el souffle de Podemos parece estar ya ante nosotros.
Los últimos sondeos arrojan no obstante unos resultados, a medio camino entre el 15% y el 20%, siguen siendo notables para un partido de apenas un año de vida. Un resultado que si se hiciese efectivo, aunque sea en el peor de los casos, doblaría el resultado de las elecciones europeas.
El problema no radica en tanto en esa realidad, sino en un hipotético fracaso sobre las expectativas.
El CIS y otros estudios de opinión reflejaban hace tan solo un par de meses daban al partido de Pablo Iglesias estimaciones de voto en el entorno del 25%, alguna llegando incluso a rondar el 30%.
Unas encuestas que llegaron a colocar a la nueva formación como primera fuerza política en intención de voto. ¿Qué ha pasado en estas semanas?
El pasado fin de semana ‘ABC‘ publicaba una encuesta de GAD3 para la Comunidad de Madrid en la que se confirmaba que Ciudadanos ya superaba a Podemos en la Asamblea regional (El PP ganará las elecciones en Madrid pero necesitará el apoyo de Ciudadanos para gobernar Ayuntamiento y Comunidad).
Una tendencia que parece trasladarse a otros escenarios. Sobre ese desagaste de Podemos, el presidente de GAD3, Narciso Michavila, considera que «era imposible que aguantase en en esos niveles», aunque estima que «si tendrán un suelo sólido».
Respecto a las causas que han podido llevar a esta situación al partido de Iglesias, Michavila precisa que su problema ha radicado en ese intento por tratar de presentarse como un partido de gobierno pero sin renunciar a sus raíces, muy vinculadas con posiciones y líderes situados muy a la izquierda del espectro ideológico (Podemos busca su ‘discurso’ mientras sube Ciudadanos y les merienda la ‘centralidad’).
Por un lado Podemos ha intentado ocupar el centro, algo que podía tensionar a los sectores más a la izquierda del partido ( Podemos Badalona apoya el manifiesto de la ANC en favor de la secesión de Cataluña).
La mayor parte del electorado español está situado entre el 4 y el 5 de una escala ideológica en la que 0 es extrema izquierda y 10 extrema derecha. Descuidar el extremo izquierdo le podría reportar réditos electorales si con eso lograba atraerse a una bolsa mucho más grandes de potenciales electores: los moderados.
Las encuestas de comienzos de año apuntaban a que lo estaban logrando. Pero en esas aparece Ciudadanos.
El Doctor en Ciencia Política por la Universidad de Oxford, Lluis Orriols, reconoce que los últimos datos demostrarían que «en la evolución del perfil del votante de Podemos nos encontramos que últimamente es un votante más ideológico y escorado a la izquierda».
El partido estaría perdiendo la transversalidad que había alcanzado meses atrás.
«Si nos fijamos en datos recientes, el atractivo de Podemos con respecto a Ciudadanos se concentra muy especialmente entre los parados y los jóvenes, esto es, los colectivos que más han sufrido el embiste de la crisis económica. En cambio, el atractivo de Podemos se ha reducido particularmente entre un electorado que, aun estando indignado por la situación política de nuestro país, es más moderado y ha sufrido menos directamente la crisis».
En el descenso de Podemos se sucederían por tanto varios factores. El profesor de Ciencia Política de la Universidad Pompeu Fabra, Guillermo Cordero, explcia que en primer lugar se trataría de una corrección del efecto arrastre, «por el cual la gente tiende a apoyar al partido ganador, que en las elecciones europeas no fue realmente el PP, sino Podemos».
Tras este ajuste, el siguiente elemento que habría desgastado a Podemos habría sido «la aparición de puntos débiles», entre los que destacaría la situación de Grecia o el caso Monedero (Juan Carlos Monedero renuncia a llegar a diputado y ‘sopesa’ dejar la dirección de Podemos ).
Y el remate, en efecto, habría sido la aparición de Ciudadanos: «aquellos ciudadanos de centro o desideologizados que durante unos meses consideraron votar a Podemos, ahora ven una opción más moderada y, por tanto, cercana a sus posiciones».
Pero, ¿es previsible que Podemos siga rebajando sus expectativas? «No creo que el desgaste vaya mucho más allá antes de las elecciones municipales y autonómicas», señala Cordero.
A partir de entonces es aún más difícil adelantar qué pasará, pero «dependerá de cómo sean percibidas las decisiones de Podemos, pero probablemente no quieran tomar decisiones impopulares antes de las elecciones generales, que son su principal objetivo».
Coincide con Michavila en este respecto, que cree que de las decisiones posteriores a los comicios influirán en las perspectivas electorales para afrontar unas elecciones generales en la que apunta que el suelo de Podemos «no debería bajar del 15%».
Sobre la luna de miel demoscópica que vive el partido de Albert Rivera, tanto Cordero como Michavila coinciden en que puede surgir el desencanto, pero que llegarán en pleno idilio a la cita municipal y autonómica de mayo.
«Creo que la desilusión puede llegar al votante de Ciudadanos, pero antes debe pasar tiempo», señala el profesor de la Universidad Pompeu Fabra, mientras que el presidente de GAD3, observa que el exceso de exposición del partido, además de abordar cuestiones controvertidas, pueden terminar por pasarles factura como le ha sucedido a Podemos.
«Hay titulares que quedan bien para la mayoría pero no dan votos».
Michavila considera que el actual escenario de fragmentación, tanto los viejos como los nuevos partidos se topan con sus techos electorales, que hace muy difícil que uno vaya a desempatar el empate a cuatro por aumentar mucho su ventaja:
«Esto se explica por una cuestión generacional. Los partidos tradicioneales han dejado de entender a los menores de 40 años, mientras que los nuevos no están sabiendo llegar a los mayores».