En realidad, habría que cerrar todas las televisiones regionales y supongo que se hará más pronto que tarde, pero en la Comunidad Valenciana se juntan el hambre y las ganas de comer.
Es la Autonomía más endeudada de todas, si se tiene en cuenta junto con el importe total de la deuda el número de habitantes y se ha producido una catástrofe que ha causado unos daños considerables. No cabe esperar ayuda de nadie, la que llegue, cuando llegue, si llega, habrá que aprovecharla, pero mientras tanto hay que ponerse manos a la obra, y nada mejor para ello que suprimir todos los gastos innecesarios. Aquí creo que no hay Falcon, pero sí una televisión absolutamente prescindible, unas entidades catalanistas a las que no hay que darles ni un céntimo más, sobre todo teniendo en cuenta que el dinero que se les da lo agradecen organizando manifestaciones salvajes y malintencionadas, unos chiringuitos que no sirven más que para tener colocados a unos cuantos desvergonzados… Hay que cerrarlo todo y lo que no se pueda cerrar, dejarlo sin fondos o reducirlos al mínimo.
Y todo ese dinero que se deje de gastar de forma inútil habría que dedicarlo íntegramente y sin demora a la reconstrucción de los pueblos devastados y la reactivación de sus comercios.
No se puede estar esperando que lleguen partidas extraordinarias, que luego tendrán que pagar las generaciones venideras, sino que hay que hacer lo que se pueda con lo que se tiene ya. A ver qué interesa más, si pagar a los académicos de la nefasta AVL, que se podrían ir al IEC, o atender a quienes han perdido casa, coche y muchos además familiares. ¿Es preciso mantener el Síndico de Agravios o el Consejo Consultivo Jurídico? Hay tantas cosas que sobran, y nos salen tan caras.
Presume un felón, en falso, de que hace de la necesidad virtud. Pues aquí no sería en falso, sino cierto y necesario. Hay que aprovechar para hacer limpieza.