Sesión Golfa

Juan Carrasco de las Heras

Cuando todo está perdido: sobreviviré

Encabezo con el título de una de mis películas favoritas (que me parece mejor que el que se ha elegido para la ocasión, todo sea dicho) como homenaje a un ejercicio de espiritualidad y una experiencia introspectiva que ha levantado opiniones enfrentadas de aquellos que no han conectado con la obra y los que han visto un film más que interesante. Quien suscribe se ubica claramente en el segundo grupo.

El mejorable (tanto en la dirección como a los mandos del guión) trabajo de J. C. Chandor, autor de la reputada Margin Call y cercano al protagonista de esta cinta gracias al Festival de Sundance, coloca en una atractiva dificultad a un tipo que demuestra tener muchos recursos.

A sus 77 añitos, Robert Redford demuestra estar en forma física y profesional para enfrentarse a un papel que, más que exigente, es un verdadero reto digno de alguien que tiene las ganas de superarse en su trabajo de un principiante
. Su interpretación de un solitario navegante que se despierta con una vía de agua en el velero tras chocar con un contenedor perdido es digna de la nominación al Oscar que no le han concedido. Lejos del típico papel a lo Robert DeNiro de “aparezco, cobro y me voy a casa”, Redford se toma muy en serio la dificultad de encarnar a un superviviente con temple de acero y recursos ingeniosos que es el único personaje humano de todo el metraje y que, además, tiene que apañárselas para transmitir un crisol de emociones extremas sin apenas decir más que cuatro palabras, lo cual, que se lo dijeran al gran Charles Chaplin, no es poca cosa.

Merecidamente nominada al Oscar, aquí sí, por su montaje de sonido, y con una primera media hora cautivadora, tiene en la otra cara de la moneda los altibajos del algo flojo final y unos efectos rodados en croma que se notan demasiado. Pero mucho más allá de la dimensión técnica o narrativa de este trabajo sencillo y minimalista, su protagonista hace que casi todo sea secundario, mostrándose como ese icono silencioso que está bastante vivo y recuerda a tiempos de esplendor. No olvidemos que alguien que ha protagonizado entre otras muchas La jauría humana, Dos hombres y un destino, El golpe, El gran Gatsby, Gente corriente o Memorias de África, no tiene mucho que ganar en un reto así a estas alturas, y puede caer en la típica “película crepuscular” de últimos años de carrera. Lejos de una afirmación así, Redford se une al clan de Clint Eastwood o Woody Allen y deslumbra con un talento atemporal en el que se ve liberado ejerciendo exclusivamente como actor tras no pocos proyectos demasiado ocupado con tareas de realización que le habían hecho dividir esfuerzos.

No estamos ante el virtuosismo innegable de La vida de Pi o La tormenta perfecta, ni el toque único de Náufrago, pero Redford logra con este “Jeremiah Johnson del siglo XXI”, alguien de quien ignoramos hasta el nombre (uno de los encantos del argumento es precisamente ese casi total desconocimiento de detalles innecesarios), arrastrarnos con él como arrastra la marea a su embarcación, a una aventura vital que nos humanizará casi sin esfuerzo.

Dirección y guión: J. C. Chandor. Título original: All is lost. Duración: 106 min. País: USA. Año: 2013. Género: Drama. Intérpretes: Robert Redford. Producción: Neal Dodson y Anna Gerb. Música: Alex Ebert. Fotografía: Fran G. DeMarco. Montaje: Pete Beaudreau. Diseño de producción: John P. Goldsmith. Distribuidora: Universal Pictures International Spain.

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Juan Carrasco

Éste homínido ceutí es crítico de cine desde hace años en el diario El Faro de Ceuta, así como responsable del espacio cinematográfico y de opinión "Fila 7" en la web www.ceuta.com y colaborador en la emisora de radio Onda 0 con su sección semanal "El Cine en la Onda".

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