Los infinitos hijos de Madre Coraje, por J.C. Deus

La sola mención de Madre Coraje despierta ecos de rebeldía e idealismo en cualquiera que haya sido un joven inquieto en aquella década de los sesenta. Fue la ‘pieza protesta’ por antonomasia de los que tuvimos el preciado carnet de abono a los teatros nacionales, de los que tantos ánimos nos insuflábamos en las sesiones del desaparecido Beatriz, de los que pronto ligamos aquella rebelión intelectual con la lucha clandestina, con la actividad subversiva, con la vorágine voluntarista e iluminada de la revolución en los últimos años del franquismo. Medio siglo después resucita la mítica pieza el Centro Dramático Nacional. Aunque la naturaleza humana siga siendo la misma que en 1939, cuando Bertolt Brecht la escribió deprisa y corriendo mientras huía de los nazis y llegaba la terrible segunda guerra mundial, aunque su amarga reflexión siga siendo válida, ha perdido el halo aquel de cuando la vimos entonces. Es un gran montaje que no emociona sino que hace pensar. Al parecer, Gerardo Vera ha intentado sustituir el ‘Verfremdungseffekt’, el famosos ‘efecto de distanciamiento’ brechtiano, por connotaciones hacia Bagdad y Gaza. Por fortuna, no lo ha conseguido, y lo que emerge es lo que hubo: una mujer que sobrevive en la hecatombe helando su corazón y afilando las garras. Todos somos una madre coraje capaces de venderlo todo para sobrevivir. Esa es la inmensa vigencia de tan hermosa obra.

Madre Coraje y sus hijos (Mutter Courage und ihre Kinder) es una pieza fundamental en el teatro del siglo XX. Habiendo huido de la Alemania nazi en 1933, Brecht escribió la obra en cinco semanas durante su exilio en la isla de Lindingo en Suecia en 1939, previo a su escape a Finlandia y Estados Unidos via Rusia. Estrenada en Zurich en 1941, Brecht la reviso, produjo y dirigió en 1949 para el Berliner Ensemble. El personaje central está extraído de un cuento picaresco de Grimmelshausen del siglo XVII. Se sitúa en la Guerra de los 30 años, Madre Coraje es una astuta vendedora ambulante que para sobrevivir sortea habilmente las diferencias entre católicos y protestantes siguiendo con su carro al ejército sueco, sacando algún partido de la guerra y del dolor humano. Y sobreviviendo a la muerte de sus tres hijos. Y debe seguir adelante tirando del carro ese que es la vida misma donde acumulamos la personal e inútil rapiña de cada uno.

La escena final del montaje de Vera, con Anna Fierling alejándose con su desvencijado carro hacia la misma calle, es de lo mejor que hemos visto esta temporada. La incorporación de recursos audiovisuales está muy lograda. El tono general del elenco interpretativo guarda algo de ese distanciamiento que quería el autor y nos parece acertado.

Mercè Aranega interpreta con acierto a la protagonista, una gran actriz que procede del Institut del Teatre de Barcelona, y que ha estudiado el método Stanislavski con Carlos Gandolfo y Commedia dell´Arte con Carlo Boso. La endurecida Anna ‘Coraje’ ha sido interpretada durante medio siglo por grandes actrices como Simone Signoret, Hanna Schygulla, Maria Casares, Glenda Jackson, Liv Ullmann y Meryl Streep en 2005. En España, la hicieron Amelia de la Torre (1966, Madrid), Rosa María Sardá (1986, Madrid), y Vicky Peña (2003, TNC-Barcelona). Mercè ocupa el escenario durante dos horas con autoridad a pesar de algunos desmadejamientos quizás inevitables.

Malena Alterio está a su altura con una gran Catalina, la hija muda, Carmen Conesa completa en el papel de Yvette un magnífico trío femenino, otra superviviente de la calle. Los muchos personajes masculinos se parecen quizás demasiado entre ellos. Nos gustó especialmente el cocinero de Gonzalo Cunill.

‘Madre Coraje y sus hijos’ es una de las nueve piezas teatrales con las que Brecht trató de contrarrestar la ascensión del fascismo y nazismo y una directa alusión a la invasión de Polonia por Hitler en 1939. Con su teatro épico presentado con distanciamiento pretendía hacer pensar y no emocionar al respetable. El efecto se logra, pero parece lograrse a pesar de la voluntad del director que insiste en politizar partidariamente lo que es una reflexión general sobre la condición humana: ‘Se vislumbra con absoluta modernidad la ferocidad del capitalismo y de su capacidad para engullir cualquier manifestación que evidencie la lógica perversa de sus mecanismos’, dice Vera. Pues no, lo que se vislumbra es que los humanos somos la hostia (con perdón). Incluso cuando apuntamos a la ridícula y gastada moda anticapitalista desde nuestras prebendas.

Dice Vera, director del Centro Dramático Nacional desde 2004 y miembro del Patronato del Teatro de la Abadía de Madrid: ‘Una vez que los elementos distanciadores han sido digeridos y asimilados por el teatro contemporáneo, hemos de buscar un efecto similar en lugares no transitados habitualmente, en la entrelínea de un diálogo, en un pequeño gesto o en una frase que en un momento dado nos sorprende de una manera diferente, una pista para bucear dentro de nosotros mismos y descubrir emociones ocultas’. Y el montaje en efecto tiene muchos detalles adecuados y precisos. ‘Todos los puntos de partida del teatro contemporáneo están presentes en la obra de Brecht: la simultaneidad de escenas, la quinta pared, la fragmentación, la incursión de lo narrativo en la arquitectura dramática, la reivindicación de la contradicción y del punto de vista del actor en la creación del personaje, las continuas elipses y los violentos saltos narrativos’, añade. Debemos estar de acuerdo.

la versión española de la obra alemana es ni más ni menos que de Antonio Buero Vallejo (1916-2000), que en 1967 comentaba: ‘Han sido necesarios largos años, desde que terminé mi versión, para que Madre Coraje y alguna otra obra de Brecht pudieran presentarse normalmente en la escena española. Este deplorable retraso es semejante a otros atrasos nuestros cuyas bien conocidas causas es innecesario comentar aquí’. La versión de Buero (uno de los principales dramaturgos españoles del siglo XX, autor de la mítica pieza Historia de una escalera, de 1949), fue llevada a la escena en anteriores ocasiones por José Tamayo y Lluís Pasqual,

Bertolt Brecht murió en 1956. Su Madre Coraje vive en medio de las sangrientas luchas entre católicos y protestantes de la Guerra de los Treinta años que asoló Alemania de forma espantosa. ¿Cuántos millones de otros padres y madres coraje han sufrido y penado desde entonces en guerras y conflictos que se empalman y mutiplican sin cesar nunca? ¿Y qué de los padres y madres coraje que sin guerra por medio pero con idéntica doblez, forzada por los acontecimientos pero no totalmente eximida por ellos, forman legión desde que el mundo es mundo? ¿Y cuántos de nosotros en medio de la abundancia y la molicie actuales acaso no somos semejantes sin poder ya arguir hambre ni miseria?

Un ambicioso, -y en partes notables-, espectacular montaje, que los que alguna vez vieron el carro de Madre Coraje gustarán de rememorar, y los que nunca oyeron de ella tardarán en olvidar.

–Créditos y resumen
–Vídeo de ensayos y montaje.

MADRE CORAJE y sus hijos
de Bertolt Brecht
Versión de Antonio Buero Vallejo
Dirección de Gerardo Vera
Producción Centro Dramático Nacional

11 de febrero al 4 de abril de 2010
De martes a sábados, a las 20.30 h
Domingos, a las 19.30 h
Teatro Valle-Inclán
Plaza de Lavapiés, s/n
28012 Madrid
Centro Dramático Nacional
http://cdn.mcu.es/

Escenografía: Ricardo Sánchez Cuerda, Gerardo Vera
Vestuario: Alejandro Andújar
Iluminación: Juan Gómez-Cornejo, Ion Anibal
Música: Luis Delgado
Vídeoescena: Álvaro Luna
Diseño de sonido: Pepe Bel
Movimiento escénico: Sol Garre
Caracterización: Romana González

Reparto (por orden alfabético)
Catalina, la hija muda: Malena Alterio
El de la venda: Mario Angulo
Madre Coraje: Mercè Aranega
Campesina: Maite Blasco
Caradequeso: Críspulo Cabezas
Predicador: José Pedro Carrión
Yvette Pottier: Carmen Conesa
Cocinero: Gonzalo Cunill
Otro sargento: Paco Déniz
Labrador: Tino Martínez
Reclutador: Paco Obregón
Soldado con picas/Segundo soldado: Andrés Ruiz
Sargento armero/Primer soldado: Roberto San Martín
Joven campesino: Agustín Sasián
Escribiente/Tercer soldado: Juan Pedro Schwartz
Músico: Yury Sidar
Eilif, el hijo mayor: Fernando Soto
Campesino: Román St. Gregory
General/Coronel: Walter Vidarte
Sargento: Abel Vitón.
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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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