A Griñán le incomoda profundamente ser conocido como el presidente de los ERE
Cautivo de Izquierda Unida y desarmado por el escándalo de los EREs, José Antonio Griñán abandonará a la vuelta del verano la Presidencia de la Junta de Andalucía. Ni siquiera medio año después de tomar posesión pero, eso sí, habiendo dejado atada su sucesión en la persona de la consejera de Presidencia, Susana Díaz.
Tras unas primarias exprés, una sucesión a la carrera. La hoja de ruta que ha trazado el presidente de la Junta de Andalucía para su relevo va quemando etapas rápidamente y tendrá hoy en el comité director del partido una parada fundamental.
Griñán anunciará ante el máximo órgano entre congresos del PSOE-A su intención de dejar la Presidencia de la Junta de manera inminente, coincidiendo con la proclamación oficial como candidata de su consejera de Presidencia.
Fuentes socialistas situan en septiembre la fecha del relevo, pero que no descartan que, incluso, pueda producirse antes.
Sobre el papel los comicios autonómicos no tocan hasta marzo de 2015, pero el lío que le deja en herencia Griñán a Díaz es tal que se le hará muy complicado, por no decir imposible, agotar la legislatura.
Y de añadir más presión se va a encargar el PP, que a partir de ahora comenzará a solicitar el adelanto de las elecciones.
Como explican J. Morillo, S. Benot y G. Sanza en ‘ABC‘, su marcha no solo coincide con la proclamación de Díaz; también con la declaración mañana ante la juez Mercedes Alaya, que instruye el escándalo de los ERE, del exinterventor de la Junta, Manuel Gómez, quien aseguró que Griñán «cebó sin descanso la partida corrupta de los ERE» en su etapa de consejero de Economía. De reafirmarse Gómez en estas declaraciones, el futuro procesal del presidente se complicaría y mucho.
Los intentos de Ferraz
Fuentes socialistas confirmaron que el también presidente del PSOE explicó este 23 de julio de 2013 en Madrid al secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba, su intención de marcharse ya, tras haber amarrado la sucesión en la figura de la consejera de Presidencia.
El calendario que se baraja ahora es que Griñán dimita oficialmente en agosto, para que la investidura de Díaz como la primera presidenta de la Junta se produzca a primeros de septiembre.
Hay quien no descarta, incluso, que el relevo sea aún más rápido y se consuma en agosto. En cualquier caso, antes de la conferencia política que debe marcar en octubre el futuro del PSOE y que también muestra la casilla de salida a Alfredo Pérez Rubalcaba.
Estas fuentes precisaron que desde Ferraz se ha intentado repetidamente que Griñán recapacitara y no precipitara ahora su marcha, algo que tenía decidido desde que abrió el proceso de sucesión.
El presidente andaluz ha seguido escrupulosamente la estrategia diseñada junto a Susana Díaz y que explicaría las prisas en celebrar unas primarias a la carrera para tratar de revestir de legitimidad democrática la designación de la consejera de Presidencia.
En este proceso de sucesión todos los cabos están muy bien atados. Es más, Susana Díaz ya ha negociado su investidura con el nuevo coordinador regional de IU, Antonio Maíllo.
También ha acordado con sus socios las bases del presupuesto de la Junta para 2014, por lo que el pacto de Gobierno de momento no se resentirá.
El peso de la corrupción
En la urgencia de Griñán para dejar el cargo confluyen una serie de circunstancias personales desde hace meses, que tienen mucho que ver con los 67 años que tiene y el deseo de estar junto a su familia.
Pero también ha sido clave el peso del fraude de los ERE, el mayor escándalo de corrupción de la historia de la Democracia en Andalucía, así como su posible imputación en los próximos meses.
El presidente está física y anímicamente «roto».
A Griñán le incomoda profundamente ser conocido como el presidente de los ERE, pero no se puede olvidar que el anuncio de que no repetiría como candidato se produjo pocos días antes de un auto de la juez Mercedes Alaya en el que el caso daba un «salto cualitativo».
En él, la magistrada imputaba una veintena de altos cargos y exdirectivos de la Junta, entre ellos, la exministra Magdalena Álvarez, su antecesora en la Consejería de Hacienda.
Muy pocos dudan de que el presidente podía conocer el paso que iba a dar Mercedes Alaya, que podría ver indicios de delito en los mismos hechos por los que imputa a Álvarez y remitir su caso al Tribunal Supremo. Una situación que podría complicarse aún más con la declaración mañana del exinterventor de la Junta.
Las fuentes consultadas discrepan sobre el futuro del presidente, unas afirman que abandona la política, mientras que otras señalan los peligros de imputación por la juez si pierde el aforamiento como diputado.
Desde el Gobierno andaluz y desde la dirección regional del PSOE no quisieron confirmar la marcha del presidente, aunque bien es cierto que tampoco lo desmintieron.
El portavoz del Gobierno andaluz, Miguel Ángel Vázquez, negaba ayer la inminencia, pero dejaba entrever que todo podía precipitarse:
«Yo me tengo que remitir a sus palabra sobre su intención de agotar la legislatura, después los acontecimientos dirán».