La tercera gala de las audiciones a ciegas de la temporada 2 de ‘La Voz’ dejó claro que aunque el programa siga funcionando de maravilla (subió el share con un 25,2%), este año se están cometiendo errores de manual. Primero, si bien todas las voces son de aúpa, ninguna destaca del resto por lo que se crea una falta absoluta de tensión por mucho drama que acompañe a los talents. Los coaches repetidores están sosísimos mientras que Orozco ya ha tocado el techo del ridículo y sus chistes, más que marca de la casa, son motivo suficiente como para silenciar la tele.
Por muchas caras de intenso que ponga Bisbal, por mucho que Orozco se coma la cabeza pensando en cómo hacer un chiste peor que el anterior, por mucho que Rosarillo se haga la dura (aunque en realidad quiera irse corriendo a tomarse unas cañas al bar de T5) y por mucho que Malú finja estar desesperada por cazar un hombre, la verdad es que este año se han olvidado de lo que es la tensión. Sin ella, las audiciones a ciegas se han convertido en un listín telefónico eterno de concursantes cuyo destino nos da exactamente igual.
Primer fallo: si bien el nivel de voces de esta segunda temporada de ‘La Voz’ es mejor que el de la primera, también es cierto que hay escasez de joyas, concursantes que nos dejen boquiabiertos. Por lo tanto, el nivel es tan plano que la única tensión que surge es saber qué equipo va a ganar dentro de la mediocridad.
Segundo fallo: los coaches originales (Malú, Bisbal y Rosarillo) se han relajado. ¿Qué significa esto? Que aunque las muecas de Bisbal ya no protagonicen nuestras pesadillas más sangrientas, da la sensación de que no se toman muy en serio lo que está pasando ahí. Si a ellos no les importa, mucho menos al espectador. Además, la elección de los talentos es más caprichosa que nunca. En la tercera gala, por ejemplo (emitida el 30 de septiembre de 2013) hubo tantísimas injusticias y tantos giros caprichosos que a uno ya le daba igual si se giraran uno, dos o los cuatro.
Tercer fallo: los chistes-poemas-chascarillos de Antonio Orozco (el nuevo). De aquí no puedo decir mucho. Ha llegado un momento en el que cada vez que abre la boca le quito el sonido a la tele (es una lástima, de verdad, porque el tipo es majo en las distancias cortas).
Cuarto fallo: por mucho que este año se haya apostado más por la parte reality del programa y que las terribles situaciones personales de muchos concursantes sean más patentes que nunca, hay que decir que aunque uno sufra mucho, no tiene porqué cantar bien.
Aciertos: lo de siempre, que nos quejamos por vicio porque al final, el formato engancha tanto que uno llega a disfrutar de las imperfecciones (yo me aburría, y mucho, si no pudiese meterme con Orozco, por ejemplo). Ah, y lo mejor de todo es que Tania Llasera, de momento, sólo sale antes, después y en los anuncios.
Pero hablando de la tercera gala, hay dos cosas que me gustaría destacar: primero, que me llamaron más la atención los concursantes que no eligieron que los que sí. Y segundo, que la de ayer fue la noche de los talentos insufribles,hubo tal cantidad de personajes frikis e insufribles que Tania Llasera y Orozco deberían estar contentísimos de no llamar tanto la atención ante esa fauna. Para explicar esto, vamos a centrarnos en cada uno de los equipos.
EQUIPO ROSARIO: HUMILLACIÓN Y FIESTA
Que no se enfaden los fanáticos pero reconozco que Rosario es la coach que menos me gusta. Y me da a mí que también es la menos favorita de los concursantes y del resto de coaches. Primero, no son muchos los que se van con ella si pueden elegir. Segundo, anoche, la hija de Lola Flores vivió una de las mayores escenas de humillación pasivo-agresiva que hemos visto en la tele desde hace mucho, mucho tiempo.
Sucedió cuando cantó Trinidad Amador, una chica que lloraba cuando decía que era limpiadora de profesión, y por la que Rosario y Malú se dieron la vuelta. Lo increíble fue cuando la segunda se hizo la buena compañera y le rogó a la concursante que se decantara por Rosario porque necesitaba a alguien así en su equipo. ¿Se puede ser caer más bajo? Es como si Malú le hubiese dicho a su compañera: «Mira, Rosarillo, hija mía, yo que soy más guapa, más lista, yo que me merezco un príncipe o un dentista y que tengo muchos más fans que tú, te hago el inmensísimo favor de pasarte a una. A partir de ahora, llámame Santa Malú. Gracias.»
Pero aquí no acaba la cosa, Rosario fichó al que sin duda es el concursante más inquietante de lo que va de concurso. ‘Xino’, un tipo sano, que seguro que sólo toma tilas y manzanillas y que habla de cosas medio metafísicas, que, por primera vez en la historia, se decantó por la hermana de Lolita Flores y pasó del mismísimo Bisbal.
Y por último, Rosario se quedó sola al girarse por María Amolategi. Lo triste es que la cantante, para humillarse más así misma dijo entre bromas:
Le he dicho a mis compañeros que no se den la vuelta cuando lo haga yo.
¡Qué metedura de pata! Es como si estuviese diciendo que los concursante sólo se van con ella sino tienen más opción.
EQUIPO DE MALÚ: ESCALANDO PUESTOS
Tampoco es un secreto que tengo devoción por Malú y que quiero que este año gane su equipo. Lo mejor de todo es que tiene posibilidades. Anoche, la coach se llevó a una de las favoritas, Amynata Sow, que cantó maravillosamente bien el ‘Back to black’ de Amy Winehouse. Le acompañaron la italiana Cassandra (primera concursante que acude sola al programa) y Luciano da Silva, un tipo que lo había pasado muy mal en la vida (y no por tener el mismo pelo que Bisbal).
EQUIPO OROZCO: NO ESTÁ MAL
A pesar de sus chistes y sus citas de dudoso buen gusto (soltar una frase de Paulo Cohello es un golpe bajo), Orozco, pocoa poco, se está haciendo con un buen equipo. Anoche fichó a Cristina Rueda, ex de OT2009 y experta en musicales, a Andrea Beltrán (que superó su miedo escénico) y a uno de los personajes menos simpáticos de la jornada; Bárbara Isasi, una chica que iba de humilde pero que prácticamente pedía perdón por ser tan guapa…
EQUIPO BISBAL: MÁS DE LO MISMO
Anoche, Bisbal fue de los que menos talentos fichó. Sólo dos: Jordi Galán, un albañil con voz de tenor y Susana Sheiman, veterana voz soul que era semi famosa allá por los años 80 y por la que los cuatro coahes se dieron la vuelta.
