Por José María Arévalo
( Villardefrades. Dibujo de Francisco Pedro Roldán Morales en el libro “Las ruinas de Dios. Arquitectura religiosa olvidada en la Provincia de Valladolid” ) (*)
La semana pasada veíamos los templos desaparecidos en Vega de Valdetronco y Villalbarba, y hoy tratamos de varios que se perdieron en Villardefrades, tal como se recoge en el libro “Las ruinas de Dios. Arquitectura religiosa olvidada en la Provincia de Valladolid”, de los arquitectos vallisoletanos Juan José Fernández Martín, Francisco Pedro Roldán Morales, José Ignacio Sánchez Rivera y Jesús Ignacio San José Alonso, que venimos reseñando.
Villardefrades
Iglesia Parroquial de San Cucufate
Una de las dos parroquias primitivas estuvo dedicada a San Cucufate o Cucufat (como siguen llamándole en el pueblo), santo mártir en Cataluña y venerado entre los primeros del pasionario hispánico. Su presencia en esta comarca se ha relacionado con la iglesia de La Anunciada en Urueña, de estilo románico catalán. A mediados del XVIII se amplió la capilla mayor y fue objeto de continuas reparaciones que no consiguieron enderezar su precaria calidad edificatoria. Tuvo además una torre que Ortega Rubio, a finales del XIX, calificó de «vetusta» (J. ORTEGA RUBIO, Tomo II, p. 14: Al sureste y también extramuros existe el templo de San Cucu fat ….).
El templo debió abandonarse a comienzos del XX, uniendo su colocación a la de San Pelayo, que ya ocupaba el humilladero desde un siglo antes ( P. MADOZ, p. 253: Dos iglesias parroquiales (San Pelayo y San Cucufat. J. I. SÁNCHEZ RIVERA, 3, p. 441). Los restos de la portada románica con roscas abocinadas aún eran visibles hacia 1950 (G. NIETO GALLO, «Excursión a Villardefrades», BSEAA, 1947-48), pero quince años después ya no quedaba nada ( Catálogo Monumental, Mota del Marqués, p. 283. F. HERAS GARCÍA, p. 140). Actualmente algunos vecinos aún recuerdan sus restos y el lugar en el que estuvieron, al sur de la población, en una arboleda que hoy han plantado frente al cementerio.
Iglesia parroquial de San Pelayo
Fue la otra parroquia de Villardefrades. Su templo debía estar en pésimo estado pues a comienzos del XIX se decide su traslado al humilladero al no estar terminada la nueva iglesia de San Andrés que debía reunir a todos los vecinos en una única colación ( P. MADOZ, p. 253. Catálogo Monumental, Mota del Marqués, p. 283. J. L SÁNCHEZ RIVERA, 3, p. 441). En 1805 se instalan los retablos y un siglo más tarde se le unirían los enseres de la de San Cucufat. De la de San Pelayo no quedan restos, pero los vecinos saben que estaba al otro lado del regato que pasa junto a la mole inacabada de San Andrés.
Iglesia parroquial de Villafratre, despoblado
El diccionario de MADOZ, a mediados del XIX, habla de un despoblado llamado Villafratre al que localiza junto a Villafrades de Campos (P. MADOZ, p. 246), que no hay que confundir con el pueblo que nos ocupa porque se encuentra a casi cincuenta kilómetros río arriba, en el mismo valle del Sequillo. Sin embargo, los hechos que MADOZ emplaza en Villafrades en realidad sucedieron en Villardefrades y el diccionario lo que hace es confundir los topónimos (Catálogo Monumental, Mota del Marqués, p. 283). En cualquier caso, Villafratre no aparece en la prolija relación de despoblados que proporciona el Becerro de Behetrías ( G. MARTÍNEZ DiEZ, 1) .
Ermita de advocación desconocida
MADOZ cita la existencia a mediados del XIX de una ermita en el término de Villardefrades, que hoy no existe ( P. MADOZ, p. 253: Dentro de él -del término-, se encuentra una ermita). Pudiera pensarse que era la actual parroquial, que comenzó siendo ermita, pero cuando se escribió el diccionario de MADOZ ya albergaba a la parroquia de San Pelayo desde hacía 40 años y no es verosímil que la siguieran llamando ermita.
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(*) Para ver la foto que ilustra este artículo en tamaño mayor (y Control/+):
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