Santa Claus y los padres españoles

Por Javier Pardo de Santayana

(Reyes Magos para que pinten los niños, en Pinterest)

De un tiempo a esta parte los niños – y los padres – españoles han experimentado la irrupción en sus vidas respectivas de un personaje que no nos pertenece; un anciano cargado de kilos y habituado a un frío pelón, que según nos comunican permanece en territorios cercanos a nuestro polo norte hasta que, al llegar la nochebuena, emprende un rápido viaje al mediodía con sus impresionantes renos para traer regalos a los niños. Y con ello un verdadero lío, porque nuestros pequeños suelen ser ingenuos, mas no tontos.

De entrada supongo que los españolitos de hoy escribirán dos cartas en vez de una y dirigidas respectivamente a los Reyes de siempre y a este sobrevenido personaje contando con que acaso cuelen, puesto que no es de seres inteligentes no aprovechar  las ocasiones. De lo que no tengo ni idea es de si quizás confían en una especialización determinada de aquéllos o de éste a la hora de atender las peticiones; quiero decir, si  es que  confían más en el concurso del uno o de los otros tres a la hora de obtener lo que pretenden. Yo, desde luego, me fiaría más de Sus Majestades, que vienen del Oriente, ya que en aquellas regiones del planeta se utiliza con mayor profusión la bicicleta.

En todo caso, no sé cómo es que no protestan más nuestros papás de ahora por el lío en que se les ha metido con este nuevo personaje, pues si la intervención del gordinflón supone más juegos y juguetes la cosa tendrá muy poca gracia en las actuales circunstancias económicas, y en todo caso supone un duro golpe amén de una complicación innecesaria. Así que probablemente acaben indignados exclamando que “bueno está lo bueno” y pretendan volver a lo de siempre, entre otras muchas otras razones esenciales porque como supuestos Reyes Magos en ello les les va la propia honra.

Lo dice un servidor de ustedes, con la autoridad que quizás le otorgue el hecho de haber conocido en persona al personaje nada menos que en Estados Unidos, cuando mis hijos eran muy pequeños y el susodicho apareció en la casa nuestra por sorpresa y a una hora muy temprana: más o menos cuando despiertan las gallinas. Y sé que se trataba de él porque vestía de rojo, usaba una gran barba blanca y emitía unos sonidos muy peculiares suyos. Añadiré por cierto, qué cosa tan curiosa, que le encontramos cierto parecido a mi compañero de mesa en el estudio. Pero, claro, estábamos en Kansas, y allí todo es posible.

Mas sea lo que sea, el caso es que en España el gordinflón y sus adláteres se están apoderando del protagonismo del día de los Reyes Magos con valiosa colaboración de nuestra propia gente, rendida ya ante la presión ejercida por todo lo que huela a norteamericano. Y ya  hemos visto lo ocurrido con el famoso Black Friday del demonio, que fue inmediatamente adoptado por nosotros como si fuera propio de nuestra cultura y cuando su versión española – “Viernes Negro” – es para poner los pelos de punta al mismísimo Cervantes.

Dije antes que el señor de los renos voladores, tan alejado de nuestra propia tradición de siempre, nos ha metido en un buen lío, pues nos obliga a elegir quién nos regala y qué, y si nos equivocamos puede que montemos una buena. Y no digamos si lo que se pretende es solucionar precisamente la coincidencia en una misma tarea de ciertos personajes  – Santa Claus y Reyes Magos – con la intención de hacerles compatibles. Pues o nos saldrá muy caro, o será difícil poner de acuerdo a unos y a otros para evitar que se dupliquen o confundan los envíos, y que uno de ellos o los tres otros queden ya desprestigiados.

Aunque, tal como vienen las cosas actualmente, lo más probable es que, a menos de que tomemos en serio este problema, acabemos cediendo nuevamente y perdamos esta bella tradición de siempre que es la de nuestros Reyes Magos. O sea que suceda lo que nos faltaba para el duro en estos días de disputas, escaseces y mal rollo.

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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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