Austria en el corazón

Por Javier Pardo de Santayana

(Concierto de Año nuevo en Viena)

Este año he inaugurado una vez más el calendario manteniendo mi inveterada costumbre de sintonizar el gran concierto que nos transmiten desde Viena. Desconozco quién tuvo la excelente idea de comenzarlo al son del vals con un concierto que para mí se haría indispensable, pero quienquiera que fuera dio en el clavo; y algo bastante parecido debieron pensar bastantes españoles ya que se trata de un programa que bate records de permanencia en la pantalla.

Así que uno no puede dejar de preguntarse qué es lo que de este modo nos seduce. Y me permito suponer que es el buen gusto. Y para mí decir buen gusto es algo parecido a definir a Europa con un rasgo.

Cierto es que también podemos identificarla recurriendo a muchas otras cosas. Nosotros mismos la hemos liderado y hemos contribuido a conformarla activamente y si embargo se nos identifica con el color y la pasión, con la expresión sonora y colorista, con el arranque flamenco como  símbolo más que con melodías acariciadoras. Mas dentro de la normal diversidad de las costumbres de todo un continente, la personalidad se expresa mediante rasgos muy diversos, y así lo español se caracterizó también durante mucho tiempo – quizá debido a la influencia de las esencias castellanas combinadas con las modas aportadas por los Austrias – por la sutil  elegancia de la sobriedad en los atuendos y en el proceder social.

Cualquiera que sea el caso, para mí que el concierto de Viena es toda una demostración de la sensibilidad propia de Europa. Y en este caso casi fue coincidente con otra muestra de un estilo con el que me identifico en el gusto y que tuve ocasión de percibir la víspera cuando sintonicé un  la televisión el filme titulado en inglés “The sound of music” y en castellano – no sé por qué – “Sonrisas y lágrimas”: otra exhibición de buen estilo. Y mire usted qué casualidad, ya que ambas son distintas en su origen, puesto que el concierto tiene lugar en Viena mientras que la película es norteamericana.

En este caso lo que ambas tienen en común es que la música y el escenario son austriacos, ya que la película está localizada en Salzburgo, ciudad  por cierto para mí bien conocida ya que en ella vive un amigo y compañero mío de un curso en Norteamérica; precisamente quien mantiene las comunicaciones con que anualmente nos felicitamos y organiza también nuestros viajes. Así que tuve ocasión de conocer in situ  y uno a uno los escenarios de aquella película.

Cierto es que Europa es muy diversa y que éste es uno de sus principales rasgos, y no sólo eso, sino que su variedad añade categoría e interés a su fisonomía, pero es verdad que en su comparación con otras grandes regiones del mundo, y en su propia aspiración a ser de cierta manera, quizá resulte relevante su búsqueda de la elegancia y del buen gusto dentro de un estilo marcadamente propio. Y quizás en tal sentido sea una buena opción para encontrar a Europa el recurrir a esta mezcla de contención y de emoción tan propia de ambos casos y expresados por medio de la música y la danza pero también de bastantes otras cosas, sean éstas, como es el caso, la actitud ante la vida, la fuerza creativa o la capacidad para encontrar la belleza en las pequeñas cosas.

Y mire usted que casualidad: este aspecto de lo que es nuestro viejo y sufrido continente resulta percibirse con especial intensidad en una tierra espacialmente maltratada por la Historia como es el caso de Austria, este ”Reino del Este” cuya alma se expresa sin embargo con el elegante y confortable ritmo de los valses de Strauss.

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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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