De Campos Setién: La manipulación de la ideología de género

Por José María Arévalo

(“La clase de danza”. Óleo de Degas)

De Campos Setién ha publicado en el último número de la vallisoletana “Gaceta Cultural del Ateneo” (nº94) un artículo que titula “La manipulación de la persona por el lenguaje de la ideología de género y su presión social”, en el que explica que “Va para treinta y dos años que pronuncié en el Ateneo una conferencia sobre la manipulación de la persona a través del lenguaje y de la información, recogida en mi libro Espadas Verdes. Posteriormente, en estos años, ha aparecido el fenómeno de la ideología de género, difundido impetuosamente en los medios de comunicación social, en la legislación y hasta en las directivas de las convenciones mundiales sobre la población, con fogosa repercusión en todos los ámbitos sociales y culturales.” Y pasa a analizar el fenómeno

Me ha parecido un artículo muy interesante y que vale la pena reproducirlo en estas páginas. Vamos a ello. “De entrada –continúa de Campos Setién- hay que aclarar que la ideología de género no es una «teoría» más, sino una «ideología», es decir, un sistema omnicomprensivo y cerrado en sí mismo, que se presenta como teoría científica del sexo y de la persona, elaborada y difundida por los agentes sociales dominantes, imbuidos del relativismo y la cultura de la posverdad.

Es todo un mundo sobre la homosexualidad humana, construido sobre unos principios muy sencillos (engañosos) que, una vez aceptados, son ramificados con otros, (tal cual) coherentes entre sí y bien trabados, que en su conjunto integran una dogmática llamada ideología de género.

Su raíz es la falta de amor. Su tema de arranque, capital, es considerar a la familia como una construcción anacrónica, patriarcal, opresora de la mujer, a la que hay liberar, autoproclamándose, atractivamente, liberadora y defensora de la mujer, de la libre opción sexual de los seres humanos cualquiera que sea su condición sexual, llamada género (homosexual, lesbiana…).

Esta ideología prefiere el término «género» al de «sexo», porque «sexo» alude al carácter biológico, por el cual somos machos o hembras, y con la expresión de «género» se niega esa distinción natural entre hombre y mujer y el concepto básico de familia, despreciado como una «construcción social» que hay que «deconstruir» (palabras que utilizan), imponiendo la «orientación afectivo-sexual» que cada uno se haga libremente.

No existe la naturaleza sexuada porque no existe naturaleza. Por encima del sexo biológico prevalece la «orientación afectivo-sexual», constitutiva de esta ideología.

Este rechazo a todo condicionamiento natural conduce a sustituir, invariablemente, la palabra sexo por la de género.

A pesar de su falta de base científica, esta ideología se va imponiendo en el mundo, y concretamente en España, abanderando los derechos homosexuales y transexuales proclamados en el orgullo gay.

Es sabido que Ratzinger, definió a la ideología de género como la última rebelión de la creatura contra su condición de creatura de Dios, con la pretensión de autodefinirse autónomamente, retomando la tendencia de desnaturalizar al ser humano, y destruirle de raíz, y apartarlo de su creador, utilizando  un nuevo lenguaje conceptual  enmascarador de  las verdades básicas de las relaciones humanas, como  es el matrimonio, rechazando la unión de uno con una  para siempre, y  ampliando  su significado hasta incluir alguna forma de unión que no tiene nada que ver con la realidad matrimonial; y utiliza la palabra progenitor, excluyendo las hermosas palabras de padre y madre; y reitera la expresión violencia de género, punta de lanza ideológico como coartada de la acción política.

Pero la ideología de género, la más radical de la historia, tiene un sentido global, con avasallador adoctrinamiento por todos los medios de difusión, divulgando  nuevas expresiones, con intención manipuladora, como opción sexual, salud sexual y reproductiva, derechos sexuales, libre opción sexual, y ocultando que sus planteamientos sean ideológicos, los presentan como iniciativas aisladas, seductoramente defensoras de derechos, como de la igualdad  entre el hombre y la mujer, el derecho de la mujer a abortar, el derecho de los homosexuales a casarse, el derecho a morir con dignidad, el derecho de los transexuales a  inscribirse en el Registro Civil con el género que les apetezca, y el derecho a morir con dignidad.

El lenguaje y la terminología no son inocentes. El lenguaje ofrece posibilidades para descubrir la verdad y facilita recursos para tergiversarla. El manejo estratégico del lenguaje opera de modo automático sobre la mente, la voluntad y el sentimiento de las personas.

La corrupción de las personas, comienza por la corrupción del lenguaje.

Ya Noam Chomsky, advirtió que la manipulación del lenguaje hace más daño que la bomba atómica, y nuestro Ortega y Gasset cuidó de recomendarnos el máximo cuidado con el lenguaje y los conceptos, pues son los déspotas más duros de la humanidad.

¿Cuántos de los que escuchan la expresión derechos sexuales reproductivos son conscientes de que se habla del derecho a la anticoncepción, esterilización y aborto?

Cuando al referirse a realidades naturales, que encierran una significación concreta, si se cambia o amplía su denominación, se transmuta dicha realidad por los términos que se empleen. MacLuhan acuñó la expresión «el medio es el lenguaje», se dice algo no porque sea verdad, sino porque es lo que se dice en la tele.

A pesar de su nula base científica, esta ideología está presente en todas las agendas mundiales de población y de ahí a la legislación de todos los países, concretamente, en España.

Hoy en día la ideología de género y la lucha contra la vida van unidas, produciendo una sociedad sin amor, inestable, sin compromisos ni en el amor ni en el trabajo, nada es «para siempre», que Zygmunt Bauman, al describir la sociedad nuestro tiempo la calificó de «líquida», en la que emergen las precariedad de los vínculos humanos y sus consecuencias disolventes para la familia y para toda la sociedad.

Efectivamente, es la última perversión manipuladora, no ya solamente contra la creencia cristiana sino contra la misma naturaleza humana; presentándose como campeona de la libertad y la más progresista y democrática, a quienes no la aceptan lo acusan de odio y lo excluyen socialmente, imponiendo la dictadura del pensamiento único, políticamente correcto, un aspecto más de esta ideología, bien orquestada, para su propagación.

Además de las más nefastas consecuencias, esencialmente contra la familia, son muy preocupantes los trastornos mentales que provoca en las personas, la angustia por no tener nada fijo ni duradero y de las que reasignan el sexo, ya que no pocas acaban suicidándose tras el cambio,  la ansiedad por la permanente reclamación del derecho a tener derechos, la reducción de la natalidad y su perjudicial incidencia económica.

Sabiendo las consecuencias negativas que

tiene, en definitiva, para el ser humano y para

toda la sociedad, es urgente una actitud

cultural que contrarreste su rampante difusión.

Resistidle firmes en la fe (1Pe 5,9).

La medida en que una persona pueda estar sometida o exenta de manipulación está en relación con su grado de cultura humanística, que le haga gustar y exigir la claridad en la información y distinguir cuándo se le pretende manipular en este medio tan versátil que es el lenguaje, en este ser tan vulnerable que es el hombre.»

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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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