Cómo disfrutar el arte con todos los sentidos. Tres exposiciones

Por José María Arévalo

(El Olfato, 1617-1618, Brueghel el Viejo y Pieter Paul Rubens, de la colección del Museo del Prado)

Ya las había visto anunciadas, pero me ha parecido interesante el comentario conjunto que Mabel Figueruelo hizo el pasado mes de marzo, de tres exposiciones peculiares: “Oler y -escribía en su artículo- escuchar la pintura, tocar la música a través de sus vibraciones en el cuerpo. Los sentidos funcionan juntos, y tres exposiciones en Madrid abordan la necesidad de acercarse al arte y experimentarlo de otra manera.

“Los pintores -continuaba- pueden inspirarse en elementos no visuales a la hora de abordar su trabajo. Francis Bacon se inspiraba en cosas que escuchaba, probaba o tocaba. Y no es un caso aislado ni un rasgo distintivo de la pintura contemporánea en busca de alternativas de experimentación. Los sentidos funcionan juntos, y el Museo del Prado parte de esta premisa para presentar una de sus exposiciones más innovadoras, ‘La esencia de un cuadro. Una exposición olfativa’.

Exposición de pintura olfativa, en el Prado

Hoyesarte, por su parte, comenta esta exposición del Museo del Prado para ver del 4 de abril al 3 de julio, titulada “La esencia de un cuadro. Una exposición olfativa”, señalando que se trata de una innovadora muestra que propone una relación con la pintura diferente”. El cuadro de Jan Brueghel y Rubens que la protagoniza, “El olfato”, conduce al espectador a una belleza distinta, la olfativa. La obra ‘El Olfato’ (1617-1618), fue fruto de una de las colaboraciones entre Brueghel el Viejo y Rubens, dentro de un conjunto de pinturas que representan la alegoría de los cinco sentidos.

La pintura recrea un exterior, con una figara desnuda, presumiblemente Venus, acompañada de un amorcillo que le ofrece un ramo y rodeada de un jardín idílico, y atemporal, donde la arquitectura es secundaria, para dar el máximo protagonismo a infinidad de flores y árboles, con la presencia de animales, que también introducen el elemento olfativo, como la civeta.

En el El olfato (1617 – 1618) –obra que evoca el jardín de árboles y plantas singulares que Isabel Clara Eugenia, gobernadora de los Países Bajos, y su marido Alberto de Austria tenían en Bruselas a principios del siglo XVII–, una mujer que personifica el sentido del olfato huele un ramillete de flores. En esta obra se representan más de 80 especies de plantas y flores, algunos animales relacionados con el olfato, como el perro sabueso o la civeta, y diferentes objetos relacionados con el mundo del perfume, como guantes perfumados, recipientes con sustancias fragantes, un ambientador que se calienta en un lujoso brasero y alambiques para destilar las esencias.

Experiencia inmersiva

Es una de las cinco obras que conforman la serie de Los Sentidos, uno de los mayores logros estéticos de la colaboración artística entre Rubens, que realizó las figuras alegóricas de cada uno de los sentidos, y Jan Brueghel el Viejo, que representó los exuberantes escenarios cortesanos. La tradición pictórica en la que fue formado Brueghel, que aprendió junto a su abuela, la miniaturista Maria Bessemers, convierte esta colaboración en un conjunto perfecto donde la precisión de la pincelada de Brueghel se complementa con la vívida representación de las figuras de Rubens. La pintura preciosista de Brueghel permite observar cada detalle con detenimiento; los diferentes colores de las flores, el tratamiento individualizado de cada uno de los conjuntos, como si fueran bodegones aislados, o la ejecución de las hojas de las copas de los árboles, que difumina generando una sensación de luz tamizada.

A través de esta obra se propone una experiencia inmersiva en la que el público puede oler diez esencias que evocan diez de los elementos presentes en el cuadro a través de la tecnología Air Parfum de la empresa Puig y gracias al patrocinio técnico de Samsung.

En la muestra, que se exhibe en la Sala 83 del Edificio Villanueva del Museo del Prado, también ha participado la Academia del Perfume. La muestra ha sido comisariada por Gregorio Sola, perfumista senior de Puig y creador de los diez bálsamos, junto a Alejandro Vergara, jefe del área de conservación de Pintura flamenca y Escuelas del norte del Museo de Prado.

(Acuarela de ‘Ragnar Kjartansson”, de paisaje nevado y yermo, con troncos verticales y caídos en el suelo)

Sentir y ver la música

La exposición del Prado va a coexistir en el tiempo con otras dos muestras que proponen experiencias sensoriales innovadoras a la hora de acercarse al arte. En Matadero Madrid, en colaboración con TBA21, Thyssen-Bornemisza Art Contemporary, se exhibe ‘The Murder of Crows’, una instalación sonora de Janet Cardiff y Georges Bures Miller surgida a partir de un encargo del TBA21 para la 16 edición de la Bienal de Sídney (2008).

La instalación, que se enmarca en las celebraciones del vigésimo aniversario del TBA21, indaga en torno a las propiedades escultóricas y físicas del sonido a través de 98 altavoces que llenan la Nave 0 de Matadero Madrid con sonidos de voces y música, un paisaje sonoro creado a partir de técnicas especiales de grabación y reproducción ambisónicas. La instalación funciona como una película o representación teatral donde las imágenes y la narración surgen a partir del sonido. El resultado es una obra de treinta minutos dividida en tres partes cuyo objetivo es dejar huella en la conciencia del oyente. Por el volumen del sonido, la instalación no es recomendable para menores de 10 años. Se exhibe hasta el 24 de julio.

Arte con banda sonora

Una propuesta más, la exposición ‘Ragnar Kjartansson. Paisajes Emocionales’, que se exhibe hasta el 26 de junio en la sala de exposiciones temporales del Museo Thyssen de Madrid, también en colaboración con el TBA21; en planta -1, sala 44, 45 y sala Rodin. La muestra reúne cuatro de las videoinstalaciones del artista islandés más reconocidas internacionalmente, junto a una serie de acuarelas. A través de ‘The visitors’ (2012), ‘The Man’ (2010), ‘The End’ (2009) y ‘God’ (2007) la exposición plasma la fascinación de Kjartansson por América, su paisaje y su música, con obras ambientadas en una granja junto al río Hudson o en las Montañas Rocosas, acompañadas de blues o de jazz.

La exposición toma su título, Paisajes emocionales, del inicio del estribillo de la canción «Jóga» (Homogenic, 1997) de Björk; en ella, la compositora habla de la amistad y de los paisajes islandeses como un estado mental. Esta muestra es un recorrido a través de las emociones con la música y el paisaje como hilos conductores. Estados mentales que funcionan como espacios de posibilidad para entendernos, no solo a nosotros mismos, sino las comunidades que construimos y, a partir de ellas, el mundo que habitamos. Una exposición en la que cada una de las obras instaladas en los diferentes espacios del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza genera nuevos contextos para la lectura de las colecciones clásicas, reforzando la idea de que la Historia nos ayuda a entender mejor el presente, al mismo tiempo que el presente y la práctica artística contemporánea son herramientas fundamentales para revisar y repensar la Historia.

 

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Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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