Ataque a Amberes (1584). 3

Por Carlos de Bustamante

(Alejandro Farnesio, gobernador de los Países Bajos españoles. Retrato de Otto van Veen)

Creo digno de resaltar en esta memoria histórica, la difícilmente igualable figura de uno de nuestros mejores capitanes de los Tercios de Flandes: Alejandro Farnesio.  A sus dotes de mando, valor y conocimiento de la táctica y estrategia en el arte de la guerra, reflejadas en sus victorias, se ha de añadir un especial ´ingenio´ con el que superó dificultades hasta él insalvables.  Ingenio que fue la base para la creación en los ejércitos del Arma del ingenio o Ingenieros.  Y Con ella, posteriormente, a su santo Patrón.

Desde 1804, San Fernando, es reconocido en el Arma de Ingenieros como su Patrono. Fernando III, hijo de Alfonso IX, Rey de León y doña Berenguela, hija de Alfonso VIII, fue coronado Rey de Castilla en julio de 1217 y como Rey de León en 1230, uniendo ambos reinos bajo una misma corona.

¿Por qué San Fernando patrono del Arma de Ingenieros?

Fernando III ha sido calificado como santo poliarcético ya que en la reconquista por el valle del Guadalquivir utilizó las máquinas de guerra o “ingenios”, poniendo sitio a las ciudades y utilizando las minas, como en el sitio de Sevilla, si bien sin utilizar la pólvora, porque era desconocida. Fernando III fue también un santo constructor, como lo demuestra la edificación de catedrales como la de Burgos de la que se cumplen 800 años, o la rehabilitación del castillo de Santa Catalina en Jaén. Bien merece que un Rey que dejó testimonio de su espíritu constructor por toda la España cristiana de su tiempo, fuera propuesto para ser el patrón de aquellos hombres a los que se les dio como emblema un CASTILLO, por ser … los hacen fabricar y defienden con esfuerzo y valor; a aquellos que los ganan por fuerza o por asalto…

EL PUENTE FARNESIO

La rendición de Gante, aparte de representar la conquista de uno de los principales baluartes calvinistas de Flandes, tuvo mucha trascendencia para completar el asedio de Amberes, ya que en esa ciudad obtuvo Alejandro Farnesio los artesanos, obreros y materiales que necesitaba para tender el puente sobre el río Escalda. Farnesio hizo de Calloo un inmenso taller donde, sin descanso, trabajaron carpinteros, herreros, cordeleros, marineros, calafateadores y peones, mientras un pequeño ejército de leñadores talaba los bosques cercanos y arrojaba los troncos río abajo para acercarlos a los lugares de trabajo. Al final, Farnesio se salió con la suya: hizo tender un puente enorme en el río Escalda que medía 2.500 pies, con gran asombro de los sitiados, que creían imposible una obra de tal magnitud y se propusieron destruirlo a todo trance. La hidráulica, la hidrostática, las artes de la navegación y la ingeniería colaboraron en esta ingente tarea realizada entre escaramuzas y combates contra los sitiados amberinos, que intentaban arruinar lo que los sitiadores construían con mucha fatiga. Pero, poco a poco, fue tomando forma la gigantesca tela de araña que terminaría asfixiando a Amberes: fortalezas sobre los canales, minas bajo el agua, cursos artificiales, trincheras atravesando ríos, desecación de antiguos cauces y rotura de antiguas presas. Todo valía para domeñar el terreno de forma que ningún barco pudiese llegar a la ciudad sitiada. Solo aprovechando las noches muy oscuras se atrevía alguna embarcación enemiga de escaso porte a intentar el paso, y casi todas acabaron hundidas a cañonazos.

El único objeto de toda esta barahúnda constructora era el gran puente que había de permitir a las tropas de Farnesio dar el asalto final y romper las defensas de la ciudad, una obra que no tenía parangón en la guerra de asedio. El puente debía tener 400 metros de largo y una anchura que permitiese el paso simultáneo de ocho hombres. Incluía, además, dos plazas de armas en el centro y un fuerte en cada extremo, con guarnición de 50 hombres cada uno, el Santa María, en la orilla de Brabante, y el San Felipe, en la de Flandes. El nombre del primero recalcaba la persistente devoción a la Virgen María de la infantería española, y el segundo era un homenaje al rey Felipe II. Allí donde las aguas no eran muy profundas se utilizaron pilotes clavados en el fondo y unidos por travesaños, y en el centro del río, cuya profundidad de treinta metros no permitía el clavado, se utilizaron barcas unidas y ancladas. La estructura superior del puente se defendía con cestones rellenos, fajinas y cajas de arena. Estas últimas fueron el auténtico precedente del saco terrero, un invento español utilizado posteriormente en todas las guerras, y si en aquella ocasión se utilizaron cajas fue por carecer de tela para fabricar los sacos. Un trecho de la parte central de la obra se construyó sobre 33 embarcaciones trasladadas desde Dunkerque y Gante, que pudieron alcanzar el Escalda.

Los barcos que formaban parte de la estructura quedaron unidos a los dos extremos del puente por sogas, tablones y cadenas, y por encima de las cubiertas se ensamblaron gruesas vigas rematadas en puntas metálicas. Para facilitar las obras, Farnesio ordenó romper un dique. La inundación de los campos permitió que las naves hispanas se deslizaran tierra adentro. Pero, entonces, los orangistas levantaron un fuerte que impedía la llegada de más barcos, a lo que el mando español reaccionó excavando un canal de veintidós kilómetros que comunicaba las tierras inundadas con el río Lys, que desemboca por Gante en el Escalda. Esto permitió transportar los materiales del asedio fuera del alcance de los cañones de Amberes. AGOTAMIENTO De la determinación y confianza de Alejandro Farnesio en llevar adelante la ingente construcción, da idea el mensaje que, por medio de un espía capturado, envió a Philippe de Marnix, en el que manifestaba su «fija y firme resolución de no levantar el cerco antes de que las aguas bajo el puente fueran su sepulcro o por él pudiera atravesarlas hasta conquistar la ciudad». Farnesio supervisaba personalmente los trabajos, que adquirieron una actividad febril. Reparó diques, construyó nuevos fuertes, como los de Santa Bárbara, Santa Cruz y San Andrés, en los cuales situó artillería gruesa, y armó embarcaciones de pequeño calado que apostadas en las zonas inundadas y los canales impedían la llegada de cualquier ayuda a los sitiados.

Debido a todo ello, la moral de los asediados, que se habían reído cuando los españoles comenzaron a construir el puente, empezó a resquebrajarse, y empeoró cuando en octubre pudieron contemplar la llegada al campo español de una flotilla con armas, provisiones y materiales de construcción.

Los de Amberes, entonces, intentaron romper el bloqueo con seis barcos que debían dirigirse a Holanda en demanda de auxilio inmediato. Encomendaron la misión al capitán Teligny, pero la flotilla fue capturada y los sitiados perdieron a uno de sus mejores jefes.

A todo esto, la actividad de Farnesio —que a finales de 1584 contaba ya con una flotilla de 40 barcos— no cesaba, dando solución a los múltiples problemas técnicos y logísticos que se presentaban sobre la marcha, como ocurrió con la construcción de un canal, que en su honor llamaron «de Parma», para comunicar los diversos sectores del ejército sitiador.

Pese a estos progresos, las dificultades en el campo español también aumentaban. Los trabajos de fortificación y asedio resultaban agotadores para la tropa, que además debía mantener una vigilancia constante para impedir ataques enemigos. También el avituallamiento era sumamente difícil, por estar la mayor parte del territorio circundante anegado. Y, por si fuera poco, la dureza del invierno y la deficiente alimentación causaban numerosas bajas y provocaban deserciones, sobre todo de soldados alemanes e italianos, cansados del prolongado asedio y mal pagados, que comprometían la disciplina de un ejército al que las remesas de dinero desde España le llegaban a cuentagotas.

Cuando se inició el año 1595, los trabajos para cerrar por completo el cerco de Amberes y acabar el puente sobre el río Escalda se aceleraron, aunque ese esfuerzo hubo de compaginarse con el rechazo a un intento enemigo de avituallar Bruselas y un sorpresivo ataque del conde de Holak a la ciudad de Hertogenbosch o Bois-le-Duc, en poder de España. La toma de esta plaza habría permitido enviar socorros por tierra a los sitiados, pero los orangistas no pudieron retenerla mucho tiempo, ya que no tardó en ser recuperada por los españoles.

A finales de febrero se terminó el puente sobre el Escalda, lo que causó general admiración en toda Europa. Se trataba de una obra de ingeniería militar sin parangón, que cerraba totalmente la navegación por el río y privaba a Amberes de la vía de comunicación más importante. Su longitud final era de unos 800 metros y estaba protegido por 150 piezas de artillería. Como paradoja, el momento de terminación de este colosal logro coincidió con una carencia extrema de recursos en el bando sitiador, con los soldados al borde del motín por la falta de dinero. El puente y las fortificaciones que lo rodeaban constituían un conjunto defensivo admirable. En las dos cabezas del puente se asentaban los mencionados fuertes de San Felipe y Santa María, con la protección adicional de una apretada estacada de gruesos troncos clavados en el lecho del río y unidos por cadenas y traviesas. Además, la obra estaba protegida en ambos lados por sólidos parapetos, con el refuerzo en el centro del río de un castillete guarnecido por 50 soldados y varias piezas de artillería. Por delante del castillete había colocada otra barrera de estacas para impedir a los barcos enemigos estrellarse contra el puente. La protección quedaba cerrada por los dos lados con grupos de barcas con artillería juntas y provistas de proas de hierro afiladas, y dos escuadras de veinte navíos dispuestas a cada lado de la plataforma.

Por si  aún  les queda  a mis amigos  lectores alguna capacidad  de asombro,  continuará  si Dios es servido.

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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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