Se han cumplido 50 años desde que las Fuerzas Armadas y Carabineros de Chile consumaran el golpe de estado que derrocó al gobierno constitucional del Presidente Salvador Allende, aquel martes 11 de septiembre de 1973. Un cruento alzamiento que diera origen a una singular dictadura que, junto con cometer horrorosos crímenes, llamó a la ciudadanía a pronunciarse sobre su continuidad bajo una nueva Constitución y aceptó retirarse tras su derrota en las urnas.
Los autores de la nueva institucionalidad, sin embargo, tenían todo previsto. Tras la derrota plebiscitaria, negociaron con la oposición triunfante con el fin de preservar las normas y preceptos fundamentales destinados a evitar el escenario contrario a sus intereses que llevó a la asonada.
La Concertación aceptó entonces leyes secretas, la privatización de empresas, servicios y recursos públicos básicos, senadores designados y binominalismo parlamentario durante más de una década, un par de “ejercicios” militares por el caso Pinocheques, la inmunidad del dictador, la concentración de los principales medios de comunicación masivos en un solo sector, afín a la derecha, y otras penosas concesiones y renuncias, haciendo más fácil a sus supuestos adversarios controlar un estallido social –con la ayuda de una pandemia- y echar abajo una propuesta de nueva Constitución redactada democráticamente por primera vez en la historia del país.
Y hace sólo cuatro meses, el Partido Republicano arrasó en la elección de nuevos consejeros constitucionales, anticipando la posibilidad de sólo dos opciones para un nuevo texto: aprobar lo que esa mayoría pinochetista acepte o rechazarlo para que continúe la Constitución vigente (que también gusta a dicha mayoría).
No es raro así que este 50° aniversario sea abordado generalmente, gracias al impulso de los medios concentrados, como un suceso emotivo, intrigante, aflictivo, apasionante y otras connotaciones similares, pero… ya del pasado, culpa de los derrocados, con escasa influencia sobre el presente y a esta altura casi ficticio.
El triunfo que faltaba a la ufana e implacable derecha, compartido de alguna manera, una vez más, por la pragmática centroizquierda y soportado por la demonizada izquierda.
La verdadera conmemoración continúa radicada en el círculo minoritario de los familiares de las víctimas y en aquellos todavía capaces de conmoverse con las injusticias y el dolor ajenos, para quienes el golpe de estado del 11 de septiembre de 1973 sigue vivo.
J.F.S.
Algunas versiones de la época:
Diario Las Noticias de Ultima Hora
Imagen:
1. Titular principal del diario de izquierda Las Noticias de Ultima Hora, 6 de septiembre de 1973. socialismo-chileno.org
2. Programación oficial “50 años del Golpe de Estado”. 50.cl