Lo que te hicieron no fue un escrache. No me alegro de que la echaran, pero entiendo la reacción de la gente
Hace apenas mes y medio, el vitriólico Salvador Sostres disertaba socarrón en ‘El Mundo’, sobre las irrupciones mediáticas de la socialista Beatriz Talegón.
Y decía Sostres, escribiendo a contracorriente porque la prensa estaba entregada en aquellos días a joven militante que había osado criticar en Lisboa ciertos lujos de los dirigentes de la Internacional Socialista:
«Lo peor de todos los escándalos de corrupción y actos delictivos que están cometiendo los políticos, ha sido el espacio que han dejado a los populistas más zafios y a la demagogia más atroz».
«Las expresiones más visibles de esta ramplonería han sido Ada Colau y Beatriz Talegón».
Era un 19 de febrero de 2013 y sonaba fuerte, pero justo 59 días después, la plástica Talegón ha dejado patente que Sostres no iba desencaminado. Lo ha hecho en LaSexta Noche, interviniendo desde Viena dosnde disfruta de sueldo, piso y todas las ventajas que da ser ‘aparatchik‘ socialista en la IS y por la sonrisa con la que aparecío en pantalla, era evidente que se les prometía muy felices.
La secretaria general de la Unión Internacional de Jóvenes Socialistas comenzó recitando un discurso perfectamente elaborado en el se refirió a los escraches antidesahucios como «piquetes informativos» y censuró que desde el PP algunos dirigentes los hayan equiparado a actos de terrorismo.
Talegón afirmó estar a favor de un escrache «siempre y cuando» sea «sin insultos, sin molestar y sin invadir la vida privada de las personas».
Añadió que deben ser «un acto de concienciación ciudadana»:
«Para intentar informar a la ciudadanía de que es necesario que los políticos se comprometan por una cuestión de humanidad».
En otro ontexto o quizá en una asamblea universitaria, hubiera colado, pero estaba en el debate de LaSexta Noche y cuando comentó que ella había sufrido un ‘escrache‘ el 17 de febrero, cuando ella y el eurodiputado socialista Juan Fernando López Aguilar fueron abucheados y zarandeados por algunos de los participantes en la manifestación convocada en Madrid por el derecho a la vivienda, lo que les obligó a salir casi corriendo ye scoltados por la Policía, e saltó a la chepa Cristina Fallarás, periodista y desahucida.
Fallarás le dio a telegón hasta en el DNI:
«Yo tengo el derecho democrático de plantarme frente a la casa de quien sea y decirle ‘mírame a la cara, que no tengo casa'».
Cuando Talegón empezó a recitar su discurso ‘buenista‘, la periodista le soltó que no es «una ciudadana más» y que representa a un partido político «implicado en el vergonzoso asunto de echar a gente de su casa de primera mano y desde el primer momento».
Talegón, cada vez más insegura y perdida, llegó a calificar de «antidemocrática» a Fallarás, algo que a la escritora aragonesa le sentó a cuerno quemado:
«¿Pero tu qué dices? Ahora va a resultar que la única que cree en la democracia eres tu».
Confusa y alegando que no oía bien, Taelgón repetía:
«Yo considero, como persona comprometida con la democracia, que es muy grave que yo haya tenido que abandonar una manifestación porque me hicieron un escrache».
Fallarás discrepaba, a medio camino entre la sonrisa condescendiente y la crítica feroz:
«Lo que te hicieron no fue un escrache. No me alegro de que la echaran, pero entiendo la reacción de la gente».