La Universidad de Oporto descubrió el impacto negativo a largo plazo de estos métodos de educación

Este es el motivo científico por el que nunca debes gritar a tu perro

Este es el motivo científico por el que nunca debes gritar a tu perro
Perro PD

El comportamiento de un perro puede llevar a que el dueño pierda la paciencia y, en un intento por modificar sus hábitos, termine por gritar desesperado al animal. Sin embargo, un estudio revela que es una mala idea alzar la voz contra la mascota y que, contrario a lo que se piensa, genera un efecto negativo en la convivencia entre ambos.

La investigación, publicada por bioRxiv, revela que el castigo y refuerzo negativo pueden tener efectos negativos a largo plazo en la salud mental del perro.

«Los perros entrenados con métodos basados en la aversión experimentaron un peor bienestar en comparación con los perros de compañía entrenados usando métodos basados en recompensas, tanto a corto como a largo plazo», dice el estudio, firmado por expertas de la Universidad portuguesa de Oporto.

La documentación concluye que estos perros mostraron más comportamientos y posturas corporales relacionados con el estrés durante su entrenamiento, así como mayores niveles de cortisol y se mostraban más ‘pesimistas’ ante la opción de realizar tareas con sesgo cognitivo.

Educación canina

El estudio se realizó en Oporto con 42 perros que asistían a escuelas que usaban un entrenamiento basado en recompensas como golosinas o comida, y con 50 perros que acudían a escuelas en las que el entrenamiento se basaba en técnicas de aversión, como gritos o tirones de correa.

Los perros fueron filmados y se tomaron muestras de su saliva, así como también se analizaron sus gestos para ver si tenían comportamientos relacionados con el estrés, como bostezar, lamerse los labios, levantar las patas o aullar.

Los perros de las escuelas de método aversivo mostraron comportamientos elevados de estrés y su saliva presentaba niveles significativamente altos de cortisol.

A largo plazo, se realizó un experimento que reveló que los perros ‘castigados’ reaccionaban más despacio que los otros a estímulos con premio, es decir, que se mostraban más ‘pesimistas’.

El estudio concluye que el entrenamiento de recompensa es mucho mejor para la felicidad del perro que el de castigo.

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