No mide más de 100 metros, gira cada 28 minutos y acompaña a la Tierra como un cuasi-satélite, lo que quiere decir que da vueltas alrededor del Sol con el mismo periodo, pero sin estar unido a nuestro planeta por la gravedad. Desde su descubrimiento en 2016, la mayoría de los astrónomos ha sospechado que se trata de un asteroide, pero algunos especulaban con que podía ser mera basura espacial, un cohete quemado atrapado en una órbita cercana que solo de vez en cuando se acerca para poder ser estudiado con grandes telescopios.
Un equipo de astrónomos del Laboratorio Lunar y Planetario de la Universidad de Arizona (EE.UU.) ha resuelto el misterio utilizando uno de esos gigantescos telescopios, el Gran Telescopio Binocular (LBT) en Mount Grahan, en el sureste de Arizona. Resulta que, como esperaban, el objeto (469219) 2016 HO3 es un asteroide ordinario y no basura espacial. Las nuevas observaciones confirman que se trata de un objeto natural de procedencia desconocida, pero similar a otros pequeños NEOs (objetos cercanos a la Tierra) que sobrevuelan nuestro planeta cada mes, según recoge ABC.
«Si bien HO3 está cerca de la Tierra, su pequeño tamaño, posiblemente no mayor a 100 metros, lo convierte en un objetivo desafiante para estudiar», reconoce Vishnu Reddy, responsable de la investigación. «Nuestras observaciones muestran que gira una vez cada 28 minutos y está hecho de materiales similares a los asteroides».