La muerte del Papa Francisco el pasado 21 de abril ha abierto un nuevo capítulo en la historia de la Iglesia Católica.
Tras doce años de un pontificado que muchos califican como «rompedor», los 133 cardenales electores se encuentran desde ayer reunidos en la Capilla Sixtina para elegir al sucesor del pontífice argentino.
Mientras el mundo aguarda expectante la tradicional fumata blanca, las quinielas sobre quién será el próximo Papa están en plena ebullición. Como suele decirse en los pasillos vaticanos, «quien entra Papa al cónclave, sale cardenal», recordándonos que las sorpresas nunca faltan en estas elecciones.
Sin embargo, algunos nombres suenan con más fuerza que otros en esta ocasión.
La división entre progresistas y conservadores, acentuada durante el papado de Francisco, marca las preferencias, aunque todo apunta a que la opción más probable será un moderado capaz de tender puentes.
Los favoritos en la carrera papal
Pietro Parolin: el diplomático de consenso
A sus 70 años, el actual Secretario de Estado vaticano encabeza todas las quinielas. Considerado un hombre de consenso difícilmente encasillable entre progresistas y conservadores, Parolin representa una baza importante para un cónclave dividido. Su experiencia diplomática, que ha acercado la Santa Sede a China y su profundo conocimiento de Oriente y Latinoamérica tras su etapa como nuncio en Venezuela, lo convierten en un candidato sólido.
Su posición como uno de los hombres más poderosos de la Curia romana y su cercanía con el Papa Francisco juegan a su favor, aunque precisamente su cargo actual podría ser un obstáculo, ya que históricamente los Secretarios de Estado rara vez son elegidos papas.
Matteo Maria Zuppi: el progresista italiano
El cardenal Zuppi, de 69 años, representa la gran opción para los progresistas italianos. Actual presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, su perfil es quizás el más cercano al de Jorge Bergoglio por su atención a los más desfavorecidos y a los migrantes. Su cercanía a la poderosa comunidad laica de San Egidio, reconocida por su trabajo en mediación de conflictos, refleja su compromiso con la justicia y la paz.
Como arzobispo de Bolonia, Zuppi se ha convertido en una de las figuras más destacadas dentro de la Iglesia Católica en Italia. Su enfoque progresista, su defensa del Concilio Vaticano II y su apertura al pluralismo religioso lo posicionan como candidato atractivo para quienes buscan una Iglesia más inclusiva y moderna.
Luis Antonio Tagle: la esperanza asiática
El cardenal filipino Luis Antonio Tagle, de 67 años, prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, engloba características que podrían convencer a muchos cardenales en la Sixtina. Hombre de la Curia pero representante del continente asiático, Tagle simboliza la esperanza para la Iglesia católica en una región de crecimiento potencial.
Su carisma y sensibilidad hacia los marginados le han ganado amplio apoyo tanto dentro como fuera de la Iglesia. Como jesuita y defensor de la justicia social, ha trabajado incansablemente por los pobres, en línea con las enseñanzas del papa Francisco. Sin embargo, mantiene posturas firmes en cuestiones morales tradicionales, habiendo criticado duramente proyectos de ley sobre salud reproductiva y pronunciándose enérgicamente contra el aborto y la eutanasia.
Péter Erdő: la opción centroeuropea
El cardenal húngaro Péter Erdő, de 72 años, arzobispo de Esztergom-Budapest, representa una opción sólida desde Europa Central. Su perfil intelectual y su experiencia pastoral lo sitúan como un candidato de equilibrio entre las distintas sensibilidades dentro del Colegio Cardenalicio.
Jean-Marc Aveline: el puente mediterráneo
El cardenal francés Jean-Marc Aveline figura entre los papables destacados. Su trabajo en el diálogo interreligioso, especialmente con el mundo musulmán, podría ser un activo importante en un mundo cada vez más polarizado.
Anders Arborelius: el nórdico ecuménico
A sus 75 años, el cardenal sueco Anders Arborelius representa una opción interesante como primer cardenal de su país. Converso del luteranismo, es pragmático y ecuménico, aunque mantiene posturas tradicionales como su oposición a que los no católicos reciban la eucaristía. Su sensibilidad ecológica y su preocupación por los inmigrantes lo alinean con el legado del papa Francisco, mientras que su enfoque equilibrado podría atraer a quienes buscan continuidad con ciertos matices.
La geopolítica del cónclave
El cónclave de 2025 presenta una composición significativamente distinta a los anteriores. Con 133 electores procedentes de 71 países (dos cardenales han excusado su asistencia por motivos de salud), este cónclave es el más internacional de la historia. Mientras que el cónclave de 2013 contaba con 115 electores de 48 países, y el de 2005 con 115 de 52 países, la expansión internacional del Colegio Cardenalicio durante el pontificado de Francisco ha cambiado el panorama.
Esta internacionalización ha llevado a medios como la BBC y Time a sugerir que un papa no europeo es cada vez más probable. Sin embargo, la presencia italiana sigue siendo significativa, con 55 cardenales que entrarán en la Capilla Sixtina con un peso enorme en la votación.
Entre tradición e innovación
Tras el pontificado de Francisco, considerado por muchos como reformista, algunos comentaristas predicen que su sucesor podría ser más conservador, siguiendo el dicho italiano «papa gordo, papa flaco» que sugiere una alternancia de estilos. Según The Pillar, existe entre los cardenales el deseo de elegir a un «papa de diez años», preferiblemente en sus setenta avanzados, que dé a la Iglesia tiempo para asimilar el legado de Francisco, tenga experiencia en la Curia Romana y se centre más en asuntos internos que externos.
Por otro lado, The Wall Street Journal apuesta por un papa más joven como opción más probable, lo que podría favorecer a candidatos como Luis Antonio Tagle o Robert Sarah.
Otros nombres en la quiniela
Además de los mencionados, otros cardenales que aparecen en las listas de papables incluyen:
- Pierbattista Pizzaballa: Patriarca latino de Jerusalén, su conocimiento de la compleja situación en Tierra Santa podría ser valioso en estos tiempos turbulentos.
- Mario Grech: El cardenal maltés de 68 años, actual Secretario general del Sínodo de los obispos, representa una opción equilibrada con experiencia en procesos sinodales.
- Robert Sarah: A sus 79 años, el cardenal guineano, prefecto emérito de la Congregación para el Culto Divino, es una de las voces más respetadas del ala conservadora.
- Malcolm Ranjith: El cardenal de Sri Lanka, de 77 años, destaca por su trabajo en el diálogo interreligioso en una región marcada por la diversidad cultural.
La incógnita del cónclave
Mientras los cardenales deliberan en estricto secreto, el mundo exterior no puede resistirse a las especulaciones. La tradición de apostar por el resultado del cónclave se mantiene viva, con plataformas como Fantapapa (una especie de liga fantasy sobre el próximo papa) que ha atraído a 75.000 jugadores solo en Italia.
Lo cierto es que, como ha ocurrido en ocasiones anteriores con Juan XXIII en 1958 o Juan Pablo I y Juan Pablo II en 1978, el elegido podría no estar entre los favoritos. La historia nos enseña que los cónclaves son impredecibles y que el Espíritu Santo, como dicen los creyentes, tiene la última palabra.
Mientras esperamos la fumata blanca que anunciará al 267º sucesor de San Pedro, una cosa es segura: el próximo papa enfrentará desafíos formidables en un mundo polarizado y una Iglesia que busca su lugar en el siglo XXI. Quizás por eso, más que nunca, los cardenales buscan un pastor que pueda ser puente entre tradición y renovación, entre el norte y el sur global, entre conservadores y progresistas. La pregunta es: ¿quién será capaz de calzar los zapatos del pescador?