Secuelas latinoamericanas del estallido contracultural de los años sesenta
La muestra ‘Perder la forma humana. Una imagen sísmica de los años ochenta en América Latina’ presenta una visión fragmentaria del arte comprometido con la revolución -política y sexual principalmente- durante los años ochenta en distintas partes de Iberoamérica, especialmente el Cono Sur.
A través de seiscientos documentos —fotografías, vídeos, grabaciones sonoras, material impreso, instalaciones, dibujos—, se acerca a un período largo y convulso de dos décadas que parte del golpe de Estado del general Pinochet en Chile en 1973 y llega hasta la aparición del comandante Marcos en México en 1994.
Es una toma de contacto ‘sísmica’ como dicen, balbuceante como semeja, con lo que podría llamarse más propiamente las secuelas latinoamericanas del estallido contracultural de los años sesenta que generaría por un lado, un radical activismo político con el surgimiento de grupos revolucionarios maoístas y troskistas dispuestos a hacer la revolución para imponer sociedades totalitarias inspiradas en el marxismo, y por otro lado el amplio espectro de disidencia social que va desde la liberación sexual a la música rock, pasando por una larga serie de estridencias. Los 60 del Norte en los 80 del Cono Sur con algunos añadidos de México, Colombia y Cuba.
Se reproducen en ella las ambigüedades, lagunas y manipulaciones propias de esta clase de exposiciones a mayor gloria del izquierdismo reaccionario y diletante con que se disfrazan las élites culturales obsoletas que dominan la superestructura cultural de esta globalidad agonizante.
La exaltación ‘a posteriori’ de las víctimas de la violencia represiva con que las clases dominantes respondieron a la revuelta popular, es presentada como si de lucha frontal se tratara. La parafernalia de hoces y martillos, iconografía panfletaria, ‘agitpro’ de la más humilde especie, cantos de La Internacional, Madres de Mayo y Senderos Luminosos varios, se camufla junto a una disidencia social que en nada comulgaba con el Libro Rojo de Mao, que quería libertad sexual y liberalización de costumbres y no sustituir unas dictaduras por otras. Se mezclan churras con merinas para crear un ruido disonante que transmite un distorsionado mensaje de lo que ocurrió entonces. Es como mezclar la Movida con el GRAPO, y aparentar encima que ocurrieron en el régimen anterior.
Resultan significativas las coincidencias distorsionadoras de esta muestra y el tramo final de otra que se desarrolla en paralelo en el mismo Museo Reina Sofía, ‘Encuentros con los años 30’ (ver nuestra reseña), consistente en un despliegue sobre la Segunda República, la Guerra Civil y el Exilio que responde fielmente a lo que buscaba Gramsci cuando propugnaba conquistar la hegemonía cultural. Como decíamos en esa cercana ocasión, ‘no se discute lo interesante de mucho de lo mostrado, sino la parcialidad absurda con que la última sección se tiñe mediante la inclusión de materiales complementarios que sólo añaden un partidismo trasnochado, algo que si es triste en la calle mucho más resulta en las instituciones culturales públicas’.
La mezcla que se nos ofrece en ‘Perder la forma humana’ más que sísmica nos parece errática, y más que errática nos parece partir de prejuicios incompatibles con la vocación artística, que no es la de transmitir fórmulas redentoras, que no es la de comer el coco a la audiencia masiva y desnortada, que no es agitación y propaganda como no es publicidad y mercadotecnia. Entre Damian Hirst y las pintadas de eslóganes puede que haya algo todavía.
Una heterogeneidad casi inabarcable agravada por el laberinto de salas donde el visitante ineludiblemente se pierde. Desde fotoperiodismo crítico durante las dictaduras militares chilena y argentina hasta la supervivencia rituales en una comunidad aborigen en Paraguay. Desde las acciones de subversión sexual y las performances en los espacios underground en varios países hasta las estrategias de agitación de los movimientos de derechos humanos en el Cono Sur a la hora de reivindicar a los desaparecidos por el terrorismo de Estado. Materiales todos previos a la actual era digital, efímeros y frágiles como la serigrafía, la fotocopia y a menudo el propio cuerpo, desnudo, pintado, usado como reclamo final. De hecho, el cuerpo es uno de los temas clave de la muestra: “el cuerpo mártir, mesiánico, debe dejar lugar al cuerpo desnudo y danzante. En los ochenta conviven los cuerpos golpeados por la violencia con los cuerpos en éxtasis de la fiesta”, expone el comisariado colectivo del proyecto, siete personas de cinco países.
La exposición es resultado de un proyecto de investigación realizado por una denominada Red Conceptualismos del Sur, iniciativa surgida en 2007 que ‘pretende constituirse como una plataforma de pensamiento y acción común que incida sobre las relaciones contemporáneas entre arte y política’. Entendemos que se refieren a seguir por este camino torticero de mixtificación de la realidad al servicio de una causa que creerán muy noble pero que resulta muy lamentable. En diciembre aparecerá el catálogo que anuncian como una especie de “caja de herramientas” para desentrañar su óptica. Mientras, el Reina se bunkeriza un tanto al servicio del izquierdismo de salón (a costa de activismos lejanos), la nostalgia lacrimógena y la mixtificación de la historia reciente, de allá y de acá, de ambas orillas del continente iberoamericano.
Una reflexión final: ¿Están las salas de exposiciones reflejando un retorno de la lucha de clases? Hace unos días hablábamos del otro extremo (‘La ruta del lujo en tiempos de crisis’) en el Museo Thyssen y en Fundación Mapfre. Responde el Museo Reina con loas al activismo izquierdista y el Teatro Real la semana que viene con dos óperas vestidas de denuncia. Es lo que tiene de bueno la sociedad del espectáculo.
Aproximación a la exposición (del 1 al 10)
Interés: 5
Despliegue: 5
Comisariado: 5
Catálogo: n/e
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
‘Perder la forma humana. Una imagen sísmica de los años ochenta en América Latina’
25 de octubre de 2012 – 11 de marzo de 2013
En colaboración con la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo
COMISARIADO: Red Conceptualismos del Sur
COORDINACIÓN. Por parte del Reina Sofía, Rafael García y Tamara Díaz. Por la Red Conceptualismos
del Sur: Ana Longoni (Argentina), Mabel Tapia ( Argentina), Miguel A. López (Perú), Fernanda Nogueira (Brasil), André Mesquita (Brasil), Jaime Vindel (España) y Fernanda Carvajal (Chile).
ACTIVIDADES PARALELAS:
-Seminario 26, 27 de octubre. Edificio Nouvel. Auditorio 200
-Performance Rastros de El Periférico de Objetos, 27 de octubre. Edificio Nouvel. Auditorio 400.