Estreno de ‘Los cuentos de Hoffmann’: una ópera de amores desgraciados que llevan al abismo

Un pobre diablo alcoholizado recuerda los desengaños amorosos que le han llevado a la ruina, mientras que el diablo, autor de todos sus tropiezos, destruye su última posibilidad de redención. Es un argumento mejor que el de muchas películas actuales; es el de la ópera ‘Los Cuentos de Hoffmann’, la última obra de Jacques Offenbach (1819-1880), un hombre que fue capaz de poner un broche de oro, un último hálito de voluntad rebelde, a una vida mediocre al servicio de la industria del entretenimiento de la época.

Esta ópera es un derroche de belleza, de placer sensorial, aunque sea tan larga y sea tan romántica e irreal. Para no pensar, para quedarse atónito, para lo que sirven las óperas. Hoy se estrena en el Teatro Real de Madrid.

El milagro de la Ópera es que una obra de hace 116 años puede arribar hoy a su estreno en España (sólo se hicieron antes cinco funciones en 1988), con vigencia renovada, convertida en un espectáculo excelso, de los que son maná del alma. El Teatro Real de Madrid está entre los mejores templos operísticos del mundo y ver uno cualquiera de sus montajes es un espectáculo impactante e inolvidable hasta para el más alérgico de nuestros ‘modelnos’ ciudadanos, cualquiera de esos a los que oir la palabra ópera les da escalofríos de horror y terror a lo desconocido, vituperado y ‘antiguo’.

Y estos Cuentos hacen honor crecido a los imponentes espectáculos del Real, a sus monumentos a la belleza en medio de una megalópolis anegada de grúas y atascos. Richard Wagner, el alemán que acabó con la dictadura operística italiana, consideraba la ópera como la síntesis sublime de todas las artes, una piedra filosofal salida del caldero donde literatura, música, pintura, escultura, danza y teatro se funden en una unidad superior que a pesar de libretos muchas veces absurdos, de excesos muchas veces ridículos, de mil y un fallos, es esa ‘obra total’, una cima de la creación humana.

Hay que animarse al menos una vez en la vida a acudir a la ópera. Y ésta es una ocasión sin duda. Coproducida con el Théâtre du Capitole de Toulouse, el Regio de Turín y la Ópera de Tel Aviv, se estrena hoy con un reparto estelar dentro y fuera del escenario: Marcus Haddock, Aquiles Machado, Desirée Rancatore, Inva Mula e Isabel Rey, entre los protagonistas. Y Emmanuel Villaume como director musical, Nicolas Joel como director de escena, Ezio Frigerio como escenógrafo, Franca Squarciapino como figurinista, todos inmejorables. Y un coro cuyos movimientos y acompañamientos resultan siempre espectaculares.

Serán 12 funciones hasta el 23 de diciembre con un doble reparto que se alterna en los principales papeles. Nosotros vimos en el ensayo general a Aquiles Machado como Hoffmann, con su aspecto entrañable, y su exquisita y tenue voz siempre sin fisuras, a Sarah Castle de magnífica musa, a L’ubica Vargicová como la muñeca mecánica del primer amor frustrado; a Isabel Rey como la desgraciada moribundo del segundo amor fallido; y a Beatrice Ura-Monzón como la diablesa de la tercera derrota. No somos especialistas en el género. Todos nos parecieron impecables.

Esta ópera es la última obra que compuso Offenbach, al final de sus días, por lo que no dejó claramente ordenado el material. Ello ha dado lugar a múltiples interpretaciones, en las que se organizaban con distinto orden los actos. La versión que se estrena hoy parte de la que se presentó en la Ópera de París en el 2000. ‘Podían haber sido seis o siete horas’, decía Villaume en la rueda de prensa previa. Han quedado en tres horas y media si contamos los dos descansos que separan sus cuatro actos. Quizás un atracón enorme para primerizos o aficionados medianos. Pero inolvidable sin duda.

Estrenada póstumamente en la Ópera Cómica de París el 10 de febrero de 1881, y basada en los relatos fantásticos El hombre de arena, La aventura de la noche de San Silvestre o El reflejo perdido, y El violín de Cremona (también conocido como El consejero Krespel o Antonia canta) de E.T.A. Hoffmann, se trata com,o decíamos de la obra maestra de Offenbach, el autor de alrededor de 100 operetas que le dieron celebridad mundana. La obra tiene como figura central a Hoffmann, una de las personalidades más fascinantes del romanticismo alemán. Escritor, pintor, músico, director de orquesta, Hoffmann se enfrenta a los personajes de sus relatos, en compañía de su musa y alter ego, Nicklausse. Todo ello con una finalidad: buscar sin descanso a la mujer ideal. ¿Qué no existe? Bueno, ya sabemos que el camino, la búsqueda, lo es todo en la vida. Y que en esta carrera toda meta es elusiva, quizás sólo alcanzable al otro lado. Arte, amor, felicidad, fracaso, muerte. Estos cuentos del poeta hundido son un gozo único para quien quiera experimentarlo.

(funciones, días 4, 6, 7, 9, 13, 15, 16, 18, 20, 21 y 23 de diciembre.
Teatro Real de Madrid, Dirección: Plaza Isabel II s/n. 28013-Madrid
Teléfono información:91516 06 60
Servicio de venta telefónica:902 24 48 48
Venta en internet:www.teatro-real.com
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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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