Dentro de la avalancha de obras nuevas y recicladas con las que los escenarios intentan ponerse a la altura de lo que en la calle pasa, ‘Feelgood’ destaca. Aunque sea una pieza nacida hace bastantes años y en una sociedad distinta, esta sátira sobre el oportunismo de Tony Blair y la habilidad de sus asesores, los llamados ‘spin doctors’ del New Labour, en la que se han espolvoreado frases y asuntos de la actualidad española, funciona gracias a dos excelentes personajes humorísticos en una trama bien construida con diálogos chispeantes. Lástima que el conjunto caiga en uno de los peores tópicos del momento, lo malos que son los políticos y lo buenos que somos el resto. A la vieja caza del chivo expiatorio.
El autor es el escocés Alistair Beaton, un laborista de toda la vida que no sabemos si habrá llegado a alegrarse de la muerte de Margaret Teatcher. Antes de hacerse un sitio en la industria británica del entretenimiento le hacía los discursos a Gordon Brown, aquel político que quiso emular a Blair y fracasó sonoramente. En Feelgood fabula la trastienda del congreso anual de su partido en la época del ‘new labour’, los tejemanejes de esos asesores en la sombra que trazan el perfil público de un dirigente como el que dibuja personajes de ficción.
Fran Perea interpreta con solvencia al jefe del equipo. Su seguridad en escena sujeta la trama y se completa con algunos estupendos personajes, como el ministro Alex y el humorista Simón sacados de lo mejor de las mejores teleserie británicas, léase por ejemplo ‘Yes, Minister’. Marta, la secretaria personal del jefe, es también sumamente convincente. Por desgracia, ajustándose al maniqueísmo infantil izquierdoso, el autor estropea el verismo de la pieza con dos personajes más flojos, la periodista Elisa, que es buena, buenísima, y el ‘negro’ literario y chico para todo Alex, que también es bueno y querría ser puro pero ya no puede. En los tiempos actuales, tras todos lo que hemos aprendido de la naturaleza humana, del engaño que domina la vida social y personal de la gente, de la simulación ye hipocresía que reina en las relaciones sociales, ya no se pueden construirse tramas de buenos y malos. La comedia es de 2001. En 2013 debía haberse revisado si se quería conectar con una audiencia seria.
Pero lo que se pretende es echar más leña al fuego de la demagogia populista que domina el panorama. Así que la obra cojea un tanto de facilona: mucho hablar del cinismo de los políticos y poco reflejar la hipocresía y responsabilidad de todo el resto. Pero afortunadamente se mantiene a flote y a veces navega a toda vela gracias a un gran texto construido con conocimiento de causa, capacidad de observación y grades dosis de ironía, ese magnífico brevaje que redime a la sociedad británica y escasea en nuestra tierra. A destacar la disparada historieta del cultivo de transgénicos en la finca del ministro, y a lamentar que la estúpida periodista en un momento dado haga una gratuita incitación a la violencia que no obtenga alguna réplica.
Alberto Castrillo-Ferrer coincidió en el Teatro Español en 2010, formando parte del reparto de Todos eran mis hijos, con Fran Perea, Manuela Velasco, Jorge Bosch y Ainhoa Santamaría. Quisieron hacer algo juntos y al final lo han conseguido con el primero dirigiendo la obra y los demás actuando a sus órdenes con el refuerzo de Javier Márquez y Jorge Usón. Una bonita historia que ha tenido buen colofón. El trabajo del director es convincente y el de los actores, destacable. Juntos funcionan como funciona una escenografía sencilla y versátil que consigue tres cuadros diferentes con pocos y acertados movimientos. Tiene aportaciones originales como las plataformas laterales en las que los personajes se elevan sobre su contingencia, y cierta confusión en la ambientación que confunde un espacio anodino de un hotel de convenciones con el cuarto de trabajo de un intelectual alternativo. Nos gustó como surge el dormitorio y como al final vemos la oficina de espaldas. La ambientación musical no termina de colocarnos en un espacio preciso y el discurso presidencial no encaja del todo. Correctos vestuario e iluminación. Y una frase lamentable, cuando la periodista se acerca a la ventana.
Pero en general ‘Feelgood’ funciona, divierte a ratos y cabrea a veces. El público que llenaba a medias este jueves la sala, nos pareció que aplaudía con convicción. Este equipo puede y debe hacer más cosas, sólo necesitaría una buena comedia autóctona con tanto humor como esta y algunos prejuicios menos.
VALORACIÓN DEL ESPECTÁCULO (del 1 al 10)
Interés: 7
Texto: 7
Dirección: 7
Interpretación: 7
Escenografía: 7
Realización: 7
Producción: 7
Programa de mano: 7
Documentación a los medios: 6
Naves del Español – Sala 2
‘Feelgood’, de Alistair Beaton
Del 2 de abril al 12 de mayo de 2013
Adaptada y dirigida por Alberto Castrillo-Ferrer
Elenco:
Edu – Fran Perea
Elisa – Manuela Velasco
Max – Jorge Bosch
Marta – Ainhoa Santamaría
Alex – Javier Marquez
Simón – Jorge Usón
Colaboración especial de Carlos Hipólito en un vídeo de Paula Ortiz
Ayudante de dirección Amanda Recacha
Diseño de escenografía Uxua Castelló
Diseño de iluminación The blue stage family
Diseño de vestuario Marie-Laure Bénard
Producción ejecutiva ProduccionesOFF
Coproducción del Teatro Español, ProduccionesOFF y Entramado Teatro.
Horario De martes a sábado 20.30h. Domingos 19.30h.
Precio Entradas 22 €. Martes, miércoles y jueves 25% de dto.
Web www.feelgoodteatro.com