Joseba Molina: Van a hundir a las tunas. Nuestras actuaciones no tienen ánimo de lucro y el pago que nos están exigiendo provoca que perdamos mucho dinero
Cuidado. Si ve a la Tuna tocando «son tus perjumenes, mujer», es posible que detrás de sus miembros se esconda el cobrador del frack…o de la SGAE.
Y es que cuando se trata de hacer caja, los de la Sociedad General de Autores y Editores de España (SGAE) no se cortan un pelo. La controversia sale a colación después de que se informara de que la entidad quisiera cobrar a un peluquero catalán por poner música en su local.
Joseba Molina, presidente del Consejo Nacional de Tunas Universitarias:
«Van a hundir a las tunas. Nuestras actuaciones no tienen ánimo de lucro y el pago que nos están exigiendo provoca que perdamos mucho dinero»
30 CERTÁMENES
Como recoge El Economista en un artículo titulado «Si la tuna te da serenata, la SGAE pasará el platillo«, cada año se celebran en nuestro país alrededor de 20 a 30 certámenes de tunas de distintas facultades y, según denuncian, algunos de sus miembros «nos han empezado a reclamar el repertorio de nuestras actuaciones para llevarse su parte, en muchos casos aunque ni siquiera cobremos por la entrada».
Molina explica, por ejemplo, que «en la Universidad de Deusto, en Bilbao, cuando se ha organizado un certamen de tunas, cobramos entrada, pero no con ánimo de lucro, sino tan sólo para sufragar el viaje y el alojamiento de los participantes, con lo que si la SGAE nos cobra por la representación en el teatro, acabamos perdiendo dinero».
En su opinión, la ambición recaudadora de la sociedad gestora de derechos es tal, «que van a acabar exigiendo el pago a la gente que toca el acordeón o la guitarra en el metro para poder vivir». Y es que a la entidad que preside Teddy Bautista, todo eso parece importarle más bien poco cuando hay dinero de por medio. Si cobra por festivales solidarios, las bodas, bautizos y comuniones, ¿cómo no va a cobrar a las tunas?
Obras protegidas
La SGAE ha mantenido siempre que tiene que cobrar por las obras que están protegidas por los derechos de autor, por lo que si las tunas interpretan una obra popular de carácter anónimo, en principio no habría ningún problema. Pero si cantan, en cambio, una adaptación de otro autor, deben pasar por caja.