En la última temporada, la ópera Carmen del compositor francés George Bizet fue la segunda más programada en el mundo tras La Traviata, con 477 representaciones. Existió una versión traducida al español que es ahora rescatada en el mismo Teatro de la Zarzuela que la vió nacer en 1887, un arriesgado proyecto que dos mujeres directoras de escena y de orquesta respectivamente, llevan a término con acierto. Un proyecto que aúna de forma ejemplar tradición e innovación, que puede discutirse en algunos de sus términos pero que está entre lo más interesante del año cultural en curso.
Casi todo el mundo conoce la trama de ‘Carmen’ y algunos elementos de su partitura son realmente populares, empezando por la celebre habanera «L’amour est un oiseau rebelle». El libreto se basa en el tercer capítulo de un relato que el escritor Proper Merimée escribió tras su visita a España, basado seguramente en algún suceso real que le contaran. Una revoltosa obrera de la fábrica de tabacos sevillana evita ir a la cárcel por agredir a otra gracias a un cabo que por ayudarla sufre condena y degrado. Ella le recompensa con sus favores y le arrastra a sumarse a una partida entre contrabandista y bandolera, donde da por terminada la relación y la emprende con un torero más pinturero y resultón. El pobre militar -degradado, prófugo y abandonado- no supera el trauma y mata a Carmen tras haber intentado desesperadamente que vuelva a su lado.
Todas las lecturas ideológicas que se han hecho de la pieza son igual de redundantes por no decir estúpidas. Ni es una excrecencia de la leyenda negra antiespañola que os ve a todos gitanas y toreros, ni es un alegato feminista de ,os de mi cuerpo es mío, ni es una pieza de tesis, cualquiera que sea. Es un libreto musical montado sobre un relato de ficción que permitió a Bizet componer una partitura con muchos aciertos y edificar una ópera verista repleta de pasión y drama.
La dramaturga segoviana Ana Zamora, después de una consolidada carrera en la recuperación del repertorio medieval, mediante un trabajo sosegado y una compañía propia, pequeña pero eficiente, da el salto a la gran producción musical con este montaje. Ha decidido apuntarse a la reivindicación de género y convertir a Carmencita, la cigarrera indómita, en símbolo de doble rebelión, feminista y política, porque su partida bandolera se trasmuta en destacamento miliciano del frente popular con el puño en alto.
Se trata de lo que vulgarmente se denomina ‘una pasada’, que sin embargo no anula otros muchos méritos de su concepción escenográfica del espectáculo. Richard Cenier opta por una única escenografía en forma de monumento abovedado con dos niveles que permiten continuas evoluciones del tropel que forma el coro, que con la notable iluminación de Pedro Yagüe y Miguel Ángel Camacho se va transformando sucesivamente en los distintos espacios en que trascurren los cuatro actos. El movimiento coreográfico de Javier García Ávila lidia con casi un centenar de figurantes y a menudo resulta caótico, una sensación que agudiza el vestuario de Deborah Macías, creativo en sus bocetos pero confuso en la abundancia de color amarillo que no permite distinguir a soldados de bandoleros, a militares del torero, y que sin duda es más atractivo en las féminas, ya vayan de trabajadoras del ramo tabaquero o de guerrilleras o, en un último y llamativo rizar el rizo, cuando con el aderezo de apenas unas gafas de sol se transforman en el público guiri de la corrida taurina del final del drama. Mención especial merece el vídeo de Álvaro Luna que ilustra las aperturas de cada acto y que va cogiendo fuerza hasta terminar bellísimo, sugerente, poético.
En resumen, Ana Zamora da un trascendental paso en su carrera teatral, positivo en su conjunto aunque lastrado de guiños facilones que menoscaban el conjunto. En la dirección musical, la acompaña otra joven prometedora, Yi-Chen Lin, que se atreve en el templo de la zarzuela con esta Carmen en español tan arriesgada. Al frente de una orquesta reducida tiene la pericia de concebir la grandilocuencia de la partitura en una versión casi de cámara, intimista, que hace de la necesidad virtud y resulta más que digna.
Y es que esta producción propia del Teatro de la Zarzuela no puede juzgarse con parámetros del Teatro Real o de los otros grandes templos operísticos mundiales a los que el Real compra a menudo sus producciones. Con un presupuesto probablemente de la cuarta parte no se pueden hacer maravillas excepcionales pero sí cosas muy dignas y respetables como esta. El presupuesto influye también en la contratación de los cantantes, la partida más importante. Y aquí también esta producción de la Zarzuela alcanza grandes rendimientos para sus posibilidades. Digamos con fórmula pedestre que la relación calidad precio es muy aceptable. Y como nos gustan los riesgos, acudimos a la cita con el segundo reparto.
La mezzosoprano puertorriqueña Jossie Pérez, con una dilatada experiencia en el papel de Carmen, con el que debutó en la Ópera de Boston y con el que ha viajado a Buenos Aires, Barcelona, Bogotá, Shanghai, Pekín, Portland y otras plazas, tiene una preciosa voz oscura que proporciona al personaje esa necesaria ambigüedad perversa cde que está teñido. En los recitativos sorprendía su fraseo pero puede considerarse parte del atractivo exótico del montaje. El tenor valenciano Javier Palacios hizo un Don José aceptable. La soprano sevillana Roció Ignacio sobresalió en una Micaela sólida, y los tres fueron acompañados por un magnífico trío de secundarios formado por Isabel Rodríguez García, Marifé Nogales y Rubén Amoretti en los papeles de Frasquita, Mercedes y Escamillo, en el que estas dos féminas nos parecieron lo más destacado de la noche.
Bizet murió de un ataque al corazón, a los 36 años de edad, el 3 de junio de 1875, sin llegar a saber nunca cuán popular iba a ser su Carmen, que se está programando también este otoño en la Ópera de Nueva York -donde nuevas producciones de la misma se suceden sin pausa- con dirección musical de Pablo Heras-Casado en una producción de Richard Eyre. Sería absurdo compararlas, pero es posible a veces disfrutar mucho más con un espectáculo aceptable que con uno grandioso.
Paolo Pinamonti, el director del Teatro de la Zarzuela, ha tenido en nuestra opinión un acierto rotundo abriendo la temporada con esta Carmen en español que se presta a múltiples interpretaciones y análisis. ¿Señala posibilidades inexploradas para el género lírico patrio o más bien patentiza su fracaso histórico?
Quizás les interese consultar los antecedentes teatrales de Ana Zamora. En 2008, presentó Auto de los Reyes Magos, sobre el texto más antiguo del teatro español, con su excepcional compañía Nao d’amores, un espectáculo tierno y emocionante, auténtico y evocador (ver nuestra reseña). En 2010, y hospedada por la Compañía Nacional de Teatro Clásico, Dança da morte / Dança de la muerte, un espectáculo inspirado en textos españoles y portugueses de los siglos XV y XVI en coproducción con el lisboeta Teatro da Cornucopia (ver nuestra reseña). Y en 2012, también para la CNTC, Farsas y églogas, de Lucas Fernández, teatro renacentista español en dialecto de la época, con pocos recursos escenográficos, apoyado en lo esencial, el buen decir de los actores y la música y la danza apropiadas (ver nuestra reseña). Ya decimos que de todo ello a esta Carmen, el salto ha sido grande. Y que, aún con reparos de nuestra parte, lo ha logrado.
El peculiar público del Teatro de la Zarzuela, más severo con las novedades y más purista que el tendido siete de la Monumental, no se está mostrando favorable a la propuesta. En la tercera función, estreno del segundo reparto, llenó el aforo pero abandonó el teatro en visible cantidad aprovechando el intermedio; aplaudió poco, con algo más de entusiasmo al coro de niños, a la directora de la orquesta y al barítono Amoretti, y casi dejó plantados en el escenario al elenco mientras caía apresuradamente el telón. Injusto trato al importante esfuerzo. Poca sensibilidad ante el intento. Esta Carmen merece ser vista incluso por aquellos que no han pisado en su vida un teatro musical. Y oírla cantada en español, en un español por cierto de gran altura literaria y buen encaje musical, es un auténtico lujo para esas mentes inquietas a las que nos dirigimos.
Vídeo promocional: http://vimeo.com/108366668
Aproximación al espectáculo (valoración del 1 al 10)
Interés: 8
Dirección musical: 7
Dirección artística: 7
Voces: 7
Orquesta: 6
Coros: 6
Escenografía: 7
Interpretación: 6
Producción: 8
TEATRO DE LA ZARZUELA
CARMEN
ZarZuela en cuatro actos, a partir de la opéra-comique de Ludovic HaLévy y Henri MeiLHac, basada en la novela carMen (1845) de ProsPer MériMée
Música de GeorGes Bizet
Versión a cargo de Saúl Aguado y Ana Zamora, a partir de las traducciones históricas en castellano (Eduardo de Bray, 1890)
Estrenada en el Teatro de la Zarzuela, el 2 de noviembre de 1887
Primera recuperación desde su estreno
Nueva producción del Teatro de la Zarzuela
Ficha Artística
Dirección musical:
Yi-Chen Lin
Dirección de escena:
Ana Zamora
Escenografía:
Richard Cenier
Vestuario:
Deborah Macías
Iluminación:
Pedro Yagüe, Miguel Ángel Camacho
Asesor de verso:
Vicente Fuentes
Asesor de movimiento coreográfico:
Javier García Ávila
Diseñador de vídeo:
Álvaro Luna
Reparto
CARMEN
María José Montiel (días 10, 12, 19, 22, 25, 29 y 31 de octubre)
Jossie Pérez (días 15, 17, 23, 26 y 30 de octubre)
MICAELA
Sabina Puértolas (días 10, 12, 19, 22, 25, 29 y 31 de octubre)
Rocío Ignacio (días 15, 17, 23, 26 y 30 de octubre)
DON JOSÉ
José Ferrero (días 10, 12, 19, 22, 25, 29 y 31 de octubre)
Javier Palacios (días 15, 17, 23, 26 y 30 de octubre)
FRASQUITA
Isabel Rodríguez García
MERCEDES
Marifé Nogales
ESCAMILLO
Rubén Amoretti
EL DONAIRE
Javier Galán
EL REMENDADO
Mikeldi Atxalandabaso (días 10, 12, 15, 17, 19, 22 y 23 de octubre)
Néstor Losán (días 25, 26, 29, 30 y 31 de octubre)
ZÚÑIGA
Francisco Tójar
MORALES
Gerardo Bullón (días 10, 12, 15, 17, 19, 22 y 23 de octubre)
David Rubiera (días 25, 26, 29, 30 y 31 de octubre)
ANDRÉS
Alberto Rios*, Juan Ignacio Artiles*
CURRO FLORES
José Vicente Ramos
UN GUÍA
Juan Pedro Schwartz
VENDEDORA DE NARANJAS
Isabel González*, Arantxa Urruzola*
* Miembros del Coro del Teatro de la Zarzuela
Orquesta de la Comunidad de Madrid, titular del Teatro de La Zarzuela
Coro del Teatro de La Zarzuela, director: Antonio Fauró
Pequeños Cantores de la JORCAM, directora: Ana González
Duración aproximada: 3 horas y 25 minutos
Días 10, 12, 15, 17, 19, 22, 23, 25, 26, 29, 30 y 31 de octubre de 2014
19:00 horas (domingos, a las 18:00 horas).