Su número total es de 15.500

Más del 50% de los misioneros españoles son mujeres religiosas

A diferencia de los cooperantes, acuden al país de misión "de por vida"

Los misioneros se enfrentan en ocasiones a situaciones de conflicto

El 56 por ciento de los misioneros españoles que prestan sus servicios por el mundo –más de 15.500 en total– son mujeres religiosas, que también superan a los hombres en España con un total de 38.730 –76,8 por ciento– frente a los 11.647 religiosos.

Así, en España residen un total de 50.377 religiosos de los que 11.647 –un 23,2 por ciento– son religiosos masculinos –156 novicios, 11.011 perpetuos y 480 juniors– y 38.730 –un 76,8 por ciento– son religiosas — 254 novicias, 35.905 perpetuas y 2.571 juniors–.

Así, en total –religiosos y religiosas– hay en España 46.916 perpetuos, 3.051 temporales y 410 novicios, según datos de la Conferencia Española de Religiosos (Confer). Estos religiosos conviven en 6.309 comunidades que existen en el país, en concreto, en 105 congregaciones masculinas y 309 femeninas.

Además, hay que sumar a estas cifras los más de 15.500 religiosos misioneros españoles que prestan sus servicios por el mundo, de los cuales, el 56 por ciento son religiosas y un 44 por ciento son religiosos, según datos de las Obras Misionales Pontificias (OMP).

En concreto, de ese 44 por ciento que representan los misioneros hombres, un 34 por ciento son religiosos de diversas órdenes –jesuítas y agustinos, entre otros–, un 5,5 por ciento son sacerdotes diocesanos y un 4,5 por ciento son laicos.

Todos estos religiosos misioneros se dedican en el país al que son destinados a evangelizar así como a diversas tareas entre las que destaca en el caso de las religiosas la asistencia sanitaria. No obstante, según ha señalado a Europa Press el jefe de prensa de OMP, Justo Amado, los misioneros afirman en respuesta a cuál es su función, que hacen «de todo».

MISIONERO VERSUS COOPERANTE

Los misioneros se diferencian de los cooperantes en que no eligen el lugar de destino, sino que «van donde les mandan», acuden al país de misión de por vida –mientras que el cooperante puede estar sólo un tiempo– y no reciben dinero a cambio. «Casi todos querrían ir a misiones y a pesar de todo lo que ven, sobre todo sienten alegría», apunta Amado.

Además, los misioneros se enfrentan en ocasiones a situaciones de conflicto. Así, entre los últimos misioneros españoles que han fallecido dando su vida por los más necesitados se encuentran el religioso marista Servando Mayor García (República Democrática del Congo); el sacerdote Isidro Uzcundun Pouso (Ruanda); el sacerdote Joaquín Bernardo (Albania); el sacerdote diocesano José Ramón Amunárriz (Ruanda); la misionera laica Ana Isabel Sánchez Torralba (Guinea Ecuatorial); y el religioso Ignacio García Alonso (Burkina Faso).

Sin embargo, a pesar del hambre, las enfermedades, los desastres naturales o la superpoblación que puedan asolar muchos países de África, La India, o las zonas interiores de América Latina que son territorios de misión, algunos misioneros viven hasta la edad de 98 años.

«Hace dos años murió un misionero en Etiopía, Fernando Acedo. Allí, pasó 20 años de su vida enseñando a cultivar. Más tarde fue destinado a Sudán donde estuvo diez años repartiendo comida con un camión. Volvió a España con malaria y parásitos en las piernas, sin embargo, se recuperó y cuando regresó a Etiopía falleció de un infarto», explica OMP.

POR ANEMIA Y BRONCONEUMONÍA

No obstante, la muerte no es la mayor preocupación de los misioneros, a no ser que sea la de aquellos a quienes ayudan. El misionero agustino recoleto José Luis Garayoa forma parte de la misión en Sierra Leona donde estaba pensando en adoptar a un niño de dos años, ‘Grandpita’. Ahora que el pequeño ha fallecido, es su mayor tristeza.

«Grandpita ha muerto, y a la sombra del mango donde lo enterramos le prometí no callarme. Y ahora que os escribo, ahora que no me dejan ver las lágrimas, no sé qué decir. Solo que tenía dos años nada más, que nació donde nadie en su sano juicio elegiría nacer, que su madre era deficiente mental, que no fue fruto del amor, sino de una violación, y que era un niño encantador», explica Garaoya en su blog.

Así, continúa: «He tenido que ir al hospital Holy Spirit de Makeni a recoger su cuerpo. Me querían entregar el niño como quien entrega un saco de arroz. He pedido hablar con el doctor que se ha molestado al preguntarle la causa del fallecimiento. Al darme el acta de defunción leo que ha muerto por una anemia grave y por una seria bronconeumonía».(RD/Ep)

 

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Autor

José Manuel Vidal

Periodista y teólogo, es conocido por su labor de información sobre la Iglesia Católica. Dirige Religión Digital.

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