Se declara papista y ortodoxo en cuanto al fondo, pero progresista en cuanto a las fórmulas, y que rehuye de las etiquetas, aunque se le cataloga como tradicionalista
El obispo de Solsona, Xavier Novell, es, pese a su juventud -con 42 años es el prelado más joven de España-, una persona de perfil conservador que rechaza que los homosexuales puedan adoptar, que defiende que el sacerdocio esté reservado a los hombres y que cree en la existencia de la nación catalana.
En el libro «El bisbe novell. Què és i què pensa el prelat de Solsona», (Pagès Editors), la periodista Noemí Vilaseca traza, a través de una serie de entrevistas con Novell y personas de su entorno, un amplio retrato del máximo cargo de la diócesis más rural de Cataluña, un hombre que se declara papista y ortodoxo en cuanto al fondo, pero progresista en cuanto a las fórmulas, y que rehuye de las etiquetas, aunque se le cataloga como tradicionalista.
La obra, ilustrada con fotografías de Marc Trilla, explica cómo Novell (Montfalcó d’Agramunt -Lleida-, 1969), estudiante brillante, hijo de una ama de casa y de un payés que acabó siendo maestro, aparcó sus estudios de ingeniería agrícola para dedicar su vida a Dios.
En 1997, después de cinco años en el seminario y dos más en Roma, fue ordenado sacerdote y el 12 de diciembre de 2010 obispo de Solsona con tan sólo 41 años.
En sus charlas con la autora del libro, Xavier Novell se pronuncia sobre temas que afectan a la Iglesia, pero también sobre aquellas cuestiones con las que, a priori, un obispo se puede encontrar algo incómodo, como por ejemplo cómo ve la integración de los homosexuales en la fe cristiana o cómo entiende la sexualidad.
Uno de los temas en los que el joven obispo denota un carácter más conservador es precisamente el referente a la homosexualidad.
Asegura que la Iglesia acoge a los fieles homosexuales, aunque sostiene que «no pueden casarse para formar una unidad de amor con hijos, porque el matrimonio es un sacramento entre un hombre y una mujer».
Pero el hecho de no poder formar una familia, añade, no ha de representar un sufrimiento para este colectivo ni un impedimento para que sean felices.
«Yo no soy homosexual, pero tampoco puedo formar una familia y soy feliz«, afirma el obispo, que desaconseja la adopción en los casos en que no se pueda dar al menor un padre y una madre, lo que afecta no sólo a los gays y lesbianas, sino también a personas solteras.
Sobre el papel de las mujeres en la Iglesia y el hecho de que el sacerdocio esté exclusivamente reservado a los hombres, el prelado recuerda que Jesús escogió a doce hombres para hacerlos apóstoles y que desde entonces «la Iglesia ha sido fiel» a esta premisa.
Remarca, en este sentido, que lo más importante es ser santo y no capellán, obispo o cardenal, y que la Iglesia está llena de mujeres santas que han hecho obras extraordinarias.
Xavier Novell tampoco tiene reparo en hablar de sexualidad o de nacionalismo. Sobre la primera cuestión, se remite a las directrices de Benedicto XVI, según las cuales la sexualidad y la fecundidad han de ser inseparables.
«Lo más completo y bello que puede haber en una relación de entrega mutua de amor, de complicidad y complementariedad se da cuando de la unión sexual sale un hijo«, señala el obispo, que entiende que la vida en castidad y no promiscua es la mejor fórmula para evitar los embarazos no deseados y el contagio de enfermedades.
El prelado, por otro lado, defiende la existencia de la nación catalana y manifiesta que «toda nación ha de poder tener derecho a aquella libertad y capacidad de decidir por ella misma la estructura política que la tiene que gobernar».
Remarca, no obstante, que no corresponde a los obispos trabajar para que esta realidad nacional se organice políticamente de una u otra manera, sino que «es una labor que corresponde a los laicos». (RD/Ep)