Lo que queremos dar también es un mensaje de esperanza, de ilusión, de estar con tantas familias que gracias a Dios dan testimonio de su vida familiar a la luz de la fe
El Sínodo de Obispos, que hasta el próximo 24 de octubre reúne en el Vaticano a obispos y laicos para debatir y encontrar soluciones a las amenazas a la familia católica, ha puesto en evidencia durante la sesión de esta mañana que es necesario escuchar a las parejas que mantienen una unión irregular en vez de «ofuscarles con la doctrina».
Así lo ha subrayado el arzobispo australiano Mark Coleridge, quien ha precisado que «la pastoral es necesaria para dialogar con estas parejas» y que sobre todo «hay que escuchar sus historias y no ofuscarles con la doctrina».
Sobre las personas que mantienen una unión irregular, como los jóvenes que prefieren la convivencia al matrimonio, ha afirmado que «no vienen a la Iglesia porque están seriamente aislados» y se ha preguntado «cómo la Iglesia debe entonces ir a su encuentro». «Este es un sínodo pastoral, se necesita la doctrina pero es primordialmente un sínodo pastoral», ha aseverado en este sentido.
Preguntado sobre la posibilidad de un cambio de la doctrina de la Iglesia católica, Coleridge ha afirmado que no tiene «una bola de cristal pero en base a la discusión estos días no hay un gran deseo de cambio de las enseñanzas de la Iglesia«.
«No recuerdo intervenciones que pidieran la admisión a la comunión de los divorciados y vueltos a casar», ha detallado en este sentido.
Por otro lado, ha recordado que «el Papa es parte del Colegio Episcopal, es Pedro» y ha afirmado que «el proceso llega a su fin cuando Pedro toma la decisión final». Sobre la dinámica de trabajo, ha informado de que «el gran conjunto de temas a tratar ha sido la razón por la que este trabajo ha sido un desafío». Para Coleridge, es importante que la Iglesia diga lo mismo «positivamente, sin excluir y marginar a las personas».
Finalmente, ha comentado que «lo que es seguro, es que el próximo Domingo no se termina el trabajo porque el camino continúa».
Por su parte, el patriarca latino de Jerusalén, Fouad Twal, ha subrayado que todos los padres sinodales que votarán el próximo 24 de octubre el documento final del Sínodo vienen «de contextos diferentes» y enfrentan «desafíos distintos». En este sentido, ha dejado claro que «es normal que no estemos de acuerdo en todo».
«El Sínodo camina. Estamos de acuerdo sobre algunas cosas, en la actitud de misericordia sin olvidar la doctrina. Todos estamos a favor de la familia», ha sintetizado. Además, Twal ha hecho un llamamiento a los gobernantes y responsables institucionales para que también ayuden a «resolver los problemas de las familias». «Todos tenemos límites, no podemos resolver todos estos solos», ha recordado.
Además, ha precisado que en su círculo han hablado «no sólo de los divorciados, sino también de los problemas de las familias inmigrantes o víctimas de la violencia». Sobre la posibilidad de que los divorciados puedan comulgar ha explicado que «es un campo muy delicado» y que no se puede «generalizar» sino que lo mejor es «ver cada caso en concreto».
«Muchos desafíos de Occidente no existen en algunas partes del mundo y en algunas zonas hay problemas radicalmente diferentes», ha recalcado.
Por su parte, monseñor Enrico Solmi, obispo de Parma, ha explicado que aprecia en el Sínodo «el sentido de catolicidad eclesial» entendido como «salir al encuentro del mundo para tener una visión menos cerrada de la familia». «Espero que el Sínodo no sea superficial y que entre en la vida de la Iglesia, dejando a la familia en el lugar que se espera», ha deseado. Finalmente, ha augurado que este Sínodo será «un signo fuerte para la sociedad que habitualmente olvida sistemáticamente la familia».
Cardenal Sistach
El cardenal Lluís Martinez Sistach, Arzobispo de Barcelona (España), comparte a Radio Vaticano su experiencia en el Sínodo de los Obispos. La entrevista fue realizada por el jesuita Guillermo Ortiz.
«La familia es absolutamente necesaria, la humanidad se juega muchísimo con la familia, recordemos el texto, hace cincuenta años, de la Gaudium et Spes del Concilio Vaticano II que dice que ‘el bien de las personas, de la sociedad y de la Iglesia está en relación directa a la salud del matrimonio y de la familia’. Cuando la familia sufre, la sociedad sufre porque la sociedad la hace fundamentalmente las familias».
«Estamos trabajando muchísimo, tenemos a las familias en el corazón porque los padres sinodales somos miembros de una familia, no hablamos de la familia en abstracto, hablamos de familias concretas, la nuestra por ejemplo, también pensamos en ella».
«Somos hombres de fe y, por lo tanto, lo que nos preocupa no es el dato sociológico, el dato económico, social que también, pero principalmente la dimensión religiosa, la fe, el sentido que tiene la familia para Dios nuestro Señor y para la Iglesia».
«Somos pastores, intentamos delante de los retos, que hay muchos, pero delante de tantos y tantos matrimonios que trabajan, se esfuerzan, sufren, gozan, son felices viviendo intensamente el matrimonio como comunidad de vida y amor queremos estar a su lado, y queremos especialmente también ayudar a aquellos que no consiguen hacer de su matrimonio, o no han conseguido, una comunidad de vida y amor y sufren esta situación».
«Lo que queremos dar también es un mensaje de esperanza, de ilusión, de estar con tantas familias que gracias a Dios dan testimonio de su vida familiar a la luz de la fe, que hacen presente el amor de Dios nuestro Señor y el amor de Cristo a la Iglesia porque esto es el matrimonio con su esfuerzo, con su amor, con su entrega, con su perdón, con su comprensión, formando a los hijos, sufriendo por ellos, trabajando una barbaridad, sufriendo el paro, no llegando a final de mes, todas esas cosas concretas que hacen la vida de una persona y en definitiva también, la santidad de sus miembros».
Monseñor Arancedo, presidente del episcopado argentino
«La familia como escuela de vida y expresión de amor» al centro de la reflexión en el Sínodo de los Obispos, así lo explica a Radio Vaticano el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor José María Arancedo. La entrevista fue realizada por el jesuita Guillermo Ortiz.
«En primer lugar lo que tenemos que valorar, y que fue de alguna manera una intuición del Papa Francisco, es un sínodo sobre la familia. Esa es la primera buena noticia. En un mundo que hay tantos temas, problemas diversos, desde refugiados hasta problemas de guerras, poner a la familia como un tema central y hacer dos momentos del Sínodo significa que hay una gran sabiduría -yo diría- que saber que el centro de muchos problemas, a veces se nos olvida».
«La Iglesia ha querido poner en la mesa principal de la reflexión la familia como escuela de vida, como expresión de amor, de vida, el lugar donde aprendemos las primeras relaciones fundantes de la vida, fraternidad, paternidad, filiación, donde se empieza a socializar el chico».
«Como todo Sínodo tiene su camino, tres semanas, con tres capítulos, estamos en la última que son reflexiones más puntuales y que en eso puede haber diversidad, somos obispos de todo el mundo, por lo tanto es normal. Lo que yo tengo que rescatar -y no es para quedar bien con mis hermanos- es el clima de confianza, de libertad, de hablar sinceramente, a veces con posturas que pueden ser diversas, pero no en fracciones, puede ser si, que hay personas que piensan de una manera, pero creo que en esto el camino sinodal es caminar juntos, reflexionar y también saber que actúa en nosotros el Espíritu Santo…».
«Por otra parte, el Sínodo no tiene que terminar con un documento, son proposiciones al Santo Padre para que él vea lo que la Iglesia hoy piensa acerca de la familia, los pastores, para que él con esos elementos pueda, si le parece conveniente, hacer una exhortación apostólica a toda la comunidad cristiana».