Un testimonio de profundo amor hacia la vida consagrada, dedicada desde sus diversos carismas a ser buena noticia del Evangelio de Jesús
Alejandro Fernández Barrajón, religioso mercedario, que fue presidente de la CONFER, nos ofrece en este nuevo libro un testimonio de profundo amor hacia la vida consagrada, dedicada desde sus diversos carismas a ser buena noticia del Evangelio de Jesús, para ofrecer al mundo en el que viven los consagrados y consagradas un testimonio de amor y misericordia, de solidaridad y ternura, de encarnación y trascendencia.
Pero el ideal no siempre se cumple. Los consagrados siguen siendo hombres y mujeres, con sus deficiencias y fragilidades que, a veces, empañan más que transparentan el carisma y la misión que dicen profesar. El amor de Alejandro hacia la vida consagrada, le invita a elogiar a quienes viven con alegría y profundidad su vocación, pero también critica a quienes se acomodan y son más un antitestimonio que un ejemplo a imitar.
Él nos dice que la vida consagrada debería ser como la cigarra, que se entierra, busca una buena raíz y vive pegada a ella, alimentándose de su savia antes de comenzar su misión fuera de la tierra. Solo así la vida consagrada volverá a ser ella misma, cuando regrese a la tierra de donde salió, ese instante mágico y divino, en el que el Espíritu de Dios inspiró a sus fundadores una misión original y necesaria, que siempre pasa por la entrega gozosa.
De ahí la necesidad de volver al amor primero, que es cuando nació la ilusión y la esperanza y, gracias a eso, se fue gestando en los consagrados y consagradas una vocación que dura hasta el día de hoy y que, solo mediante una ineludible renovación, seguirá resultando atractiva y peligrosamente contagiosa.